Yuki se dirigió
a la casa de su prometida, Tarja lo hizo pasar de inmediato pues tenían muchas
cosas que hacer en cuanto a los preparativos de su boda. Aunque era algo tarde
para conversar debían darse prisa pues esa boda también se llevaría a cabo muy
pronto. Vamaranth se mostraba algo
mareada ante todas esas cosas que ella le daba escalofríos de solo
pensarlo, definitivamente no deseaba casarse con Yuki.
Tarja se
mostraba muy emocionada. Flowery y Tuomas solo se limitaban a responder con
monosílabos cuando se les preguntaba algo. Era evidente que los únicos que
mostraban interés en el tema era Yuki y Tarja, siempre hablando de hasta el más
mínimo detalle. Vamaranth solo se limitaba a escuchar mientras en su mente
estaba lo que le había dicho Kaya y en Teru, por momentos se le olvidaba que
estaba comprometida pero estaba próxima la fecha de su boda y aterrizaba en la
idea que si eso pasaba no podría estar más con Teru. Lo amaba y a Yuki no.
-Por cierto ¿saben dónde está Masashi?
–Preguntó Yuki.
-Lo vimos hace
rato, está bien pero creo que él debe de decirte…. –Habló Flowery.
-¿Ustedes
también? Hace rato me encontré con Kamijo y me dijo prácticamente lo mismo.
-Ya veo, pero
es que sí, es necesario que él te diga, es importante para él, solo debo
decirte que es para el bienestar de Masashi. –Terminó de decir Flow.
-Siendo así,
creo que está bien. ¿Pero no saben cuándo lo veré?
-Lo más seguro
que mañana venga.
-De acuerdo,
esperaré lo que él me diga. Bien, es muy tarde y debo dejarlas descansar, pero
antes quisiera saber si Vam quisiera salir conmigo mañana…
-¡Claro! A la
hora que gustes Yuki. –Respondió Tarja mirando a Vamaranth para que ella no se
le ocurriera negarse.
-Está bien…
-Dijo la chica casi como si se tratase de un murmullo.
-Hasta mañana
entonces. Vengo por ti como a las dos,
cariño. –El chico se despidió de su prometida de un beso.
Durante la
mañana en el desayuno, los Olsson permanecían en silencio, solo tomaban sus
bocados pero nadie decía nada, a Vam no le apetecía salir con Yuki y también
estaba lo que había pasado con Kaya. Flowery también estaba preocupada por lo
de Kaya, Tuomas lo desconcertaba que la boda de su hija menor estuviera tan
cerca y peor tratándose de una boda sin amor de parte de su pequeña. Y la tía
Anette que continuaba de visita pensaba en lo mismo que su hermano.
-¿Tía Anette?
–Preguntó la mayor de las hermanas.
-Sí pequeña.
-¿Puedo hablar
contigo después de desayunar?
-¡Con gusto!
Al finalizar el
desayuno, Anette y Flow ayudaron a limpiar los platos, la tía le dijo que la
acompañara a comprar un poco más de
comida y que podía hablar en el trayecto por lo que la chica aceptó. Se fueron
caminando, por momento Flow no decía algo pero Anette no preguntaba más, era
una mujer muy respetuosa en ese aspecto, pasaron a comprar algunas
verduras. Después An llevó a su sobrina
a un local muy rústico y hasta descuidado donde estaban en los aparadores
polvorientos frascos con contenidos desconocidos, aquel lugar estaba apartado
de los demás locales, casi como si estuviese oculto.
-No temas, es
seguro. –Indicó a Flowery cuando la chica miró con asombro la fachada.
-Si tú lo
dices.
-Sabes a lo que
me dedico, necesito algunas cosas de aquí, ya sabes, señoras que me piden
hechizos básicos por lo general en cuestiones de amor, de algo tengo que vivir.
-Tienes razón.
-Después de
aquí te invitaré un té, hacen uno muy bueno y te dan ricas galletitas, y
podremos hablar lo que gustes.
-¡Eso es
genial!
Anette pidió a
la extraña anciana que atendía algunas cosas, polvos, hierbas raras y unos
cuantos líquidos, Flowery de alguna forma pensaba que vería alas de murciélago
o algunos bichos pero nunca aparecieron por lo que dedujo que esos ingredientes
“mágicos” eran en su mayoría si no es que en su totalidad de origen vegetal.
Salieron de aquel local para ir a tomar el té, caminaron por algunos minutos en
silencio hasta que llegaron en el lugar indicado. Ambas pidieron té de frutos
del bosque con galletas de avena, esperaron peor poco tiempo.
-Bien pequeña,
háblame. –Indicó Flowery.
-Pues bien –la
chica suspiró para empezar a hablar –No sé si sabrás, pero ayer mi amigo
Masashi se casó con una Philian.
-¿En serio?
Tuvieron mucho valor en hacerlo, con eso que las cosas entre los clanes están
muy enemistados –mencionó An antes de beber un sorbo de té.
-Pero hay un
detalle del que me habló Kamijo, me aseguró que él no sabía mucho del tema pero
me mencionó que Jasmine sí, y al saber que tú eres amiga de Jasmine quisiera
preguntarte algo.
-Te escucho mi
niña. Sabes que si yo lo sé, jamás dudaré en decirte.
-Gracias. Pues
Kamijo mencionó una teoría donde señala que los vampiros pueden tener hijos y
la verdad no lo creo mucho pues se suponen están muertos. ¿No lo crees así?
-Pues sé algo
pero como Kamijo, no estoy segura. Hasta donde yo sabía solo los vampiros
“machos” tenían esa posibilidad siempre y cuando fueran recién creados y la
mujer sea humana pues aún están en transición de ser vampiros, mueren de poco… pero
no sé sabe exactamente qué pasa realmente.
-¿Y sabes qué
ocurre con los bebés que nacen gracias a esa unión?
-Pues no muy
bien, te digo que hasta el momento es desconocido para mí tal suceso, según se
habla de una mayor habilidad física y tolerancia a ciertas heridas pero no te
aseguraría nada.
-Ya veo.
Pareciera que todo concuerda.
-Masashi
¿verdad?
-¿Cómo lo
supiste?
-Desde pequeño
mostraba ir más allá, pero en fin, sé que su vida es un misterio y ahorita está
recién casado, hay que dejarlo que disfrute un poco de su vida matrimonial.
-En eso tienes
razón tía.
-¿Tía? ¡Llámame
Anette, querida! –Decía jovialmente.
-De acuerdo.
Yuki llegó por
Vamaranth a su casa, la chica no deseaba salir con él pero no le quedó otra
salida.
Yuki llevó a su
prometida a un parque donde caminaron y comieron algunos bocadillos que el
chico había comprado. Vamaranth permanecía la mayor parte del tiempo en
silencio limitándose solamente a responder las preguntas que a veces Yuki
efectuaba, él lo notó pero no quizo hacer algún comentario al respecto para no
incomodarla. A veces ella se mostraba renuente a tomarlo de la mano, él se daba
cuenta de todo y lo entristecía pero no podía comprender aquel cambio de
actitud, sin embargo no decía nada.
El chico pensaba
y pensaba pero no encontraba respuesta alguna, quería preguntarle pero no
sabía, en el fondo intuía que si preguntaba de más resultaría herido.
-¿Ya éstas
lista? La fecha se acerca mi niña. -Preguntó para "romper el hielo".
-No te puedo
responder ahora. -Respondió ella en un tono vacío.
-Lo entiendo,
seguro estás igual emocionada que yo. -Dijo con voz apagada. Ella no respondió
y solo miró al pasto que recién empezaba a retoñar.
Él la abrazó
fuertemente, la estaba perdiendo y debía evitarlo y creía saber quién estaba
detrás de eso. Quería a Vamaranth de verdad y aunque dudara de ella, jamás la
lastimaría.
-¡Hizaki! -Teru
llegaba a visitar a su prima y más porque Helena ya no estaba en el clan y
Scarlet seguía sentida e indignada por el desprecio de Teru.
Aquel día el
joven no había ido al entrenamiento además que ya casi estaba por terminar el
retrato de Flowery y prefirió pasar el día con Hizaki, planeaba llevarla a ver
a Helena pero siempre bajo su cuidado pues sabía que Kaya hasta de día era
extremadamente peligrosa. Iban platicando sobre cosas sin sentido, posiblemente
sobre la infancia de ambos, cuando Teru estaba en casa de Hizaki con tal de no
estar solo en la suya, ella era su única compañera desde que perdió a sus
padres.
-¿Sabes algo
Teru? –Preguntó la dama. –Me da mucho gusto que Helena se haya casado con una
persona especial, y de igual forma me encantaría que al final de todo, tú
puedas casarte con Vamaranth, ella sería muy desdichada al lado de Yuki y
realmente la quiero como si fuera mi hermana y deseo lo mejor para ustedes dos.
Mira, que si yo pudiese hacer algo para que puedan estar juntos, lo haría sin
dudarlo sin importar lo que eso implicara.
Teru sonrió, ya
sabía que su prima lo apoyaba aunque jamás se lo había dicho tan directamente
como ahora lo hacía. Siguieron caminando hasta que llegaron a la aldea donde
ahora vivía Helena, buscaron la casa pero antes de llegar, Hizaki pasó a
comprar algunas peras para obsequiarles.
Vamaranth llegó
a casa en la noche, Yuki la dejó en la puerta de su casa pues debía trabajar
esa noche, el líder de los Thanatosian saldría a un poblado lejano y debía
estar en la mañana. Yuki lamentaba no haber podido hablar con Masashi ese día
pero estaba convencido que lo mejor fue pasar el tiempo con su prometida.
Vamaranth
esperó a que Yuki se fuera, iba a abrir la puerta de su casa pero se le cayó,
como ya estaba oscuro no podía hallarlas por lo que estaba tocando el piso con
sus manos para lograr encontrarlas. Cuando por fin tuvo las llaves en sus manos
escuchó la misma voz que en la boda de Helena y Masashi. Ella volvió a tirar
las llaves, se sentó en la entrada de su casa y tapó sus oídos con sus manos,
mientras murmuraba “No Vam, no hagas caso” constantemente, sin embargo, sus
esfuerzos eran inútiles, esa voz se hacía cada vez más fuerte, quería gritar
pero sus labios no respondían, hasta que la vio frente a ella, de nuevo ella
quien la mirada con una sonrisa que dejaba ver sus afilados dientes.
-Querida, vine
por ti… -Habló Kaya extendiendo su mano hacía la temerosa y paralizada
Vamaranth. La chica negaba con la cabeza pero no podía decir palabra alguna.
Kaya tomó a la
chica de un brazo y se la llevó afuera de la aldea.
-¡¿Qué quieres
de mí?! –La joven por fin podía hablar, pero muy tarde pues nadie podía escucharla.
-Tranquila
honey, volverás a casa… solo quiero mostrarte algo que te puede hacer
considerar mi propuesta de ayer.
-Ya te dije que
eso jamás ocurrirá, demonio.
-Pues ya me
dirás, ven, te juro por Kamijo que mañana despertarás tranquila en casa. No soy
todo lo que te dicen pequeña.
Caminaron hacía
un gran poblado, de hecho, estaba lejos y Vamaranth no sabía cómo había llegado
hasta allá pero no dudara que Kaya hiciera esa clase de cosas. Entraron en las
calles y buscaron un callejón oculto donde solo hombres ebrios y prostitutas
estaban presentes. Kaya se adentró y al notar que la chica no iba tras ella, la
llamó con la mano. Vamaranth temerosa se acercó a la vampiresa en medio de toda
esa clase de gente que jamás había tratado. Al fondo, una prostituta ebria, era
joven, casi de la edad de Vamaranth o quizá un poco mayor, su cabello negro era
largo y sus ropas estaban rotas.
-¿Ves a esta
deplorable criatura? –Preguntó Kaya. -¿No crees que es una pena que siga con
esta clase de vida? Vende su cuerpo por dinero, ya lleva dos abortos y en el
último estuvo a punto de morir. ¡Hoy vengo a acabar con su sufrimiento!
–Enfatizó lo último con una sonrisa y ademanes de “salvadora”.
-¡¿Qué diablos
quieres decir con eso?! ¿Salvar para ti es matar? –Preguntó indignada Vama.
Kaya dio una
patada a la joven postrada quien la miró de reojo.
-¿Qué quiere?
–Apenas si pudo pronunciar esas palabras con los efectos del alcohol.
-Vengo a
rescatarte de tu vida mísera.
-¿A sí? ¿Cómo
lo hará una catrina como usted? –Tardaba en hilar las palabras.
Kaya sonrió
pero de nuevo mostraba sus afilados dientes, una sonrisa tan terrorífica que
hasta la pobre chica ebria se levantó como pudo para tratar de huir. Trataba de
gritar pero seguro la gente que solo la escuchaba pensaba que era por borracha,
además que nadie en ese callejón estaba en óptimas condiciones.
-¡¿Qué es lo
que harás maldita?! –Gritaba Vamaranth pero notó de nueva cuenta esa parálisis
en su cuerpo.
-Calla y
aprende… -respondió la vampiresa con serenidad.
Kaya tomó a la
chica del cabello mientras ésta gritaba deseperadamente pidiendo ayuda pero
evidentemente nadie acudiría.
-Cállate…
zorrita –Le murmuraba a su víctima.
Kaya la arrojó
al suelo, mientras no le dejaba de implorar por su vida.
-¡Eres muy
molesta perra! –Kaya estaba perdiendo la paciencia así que la volvió a tomar
del cabello de forma muy violenta y mordió el fresco cuello de la joven.
Aquella escena
era terrible para Vamaranth quien era testigo de aquella crueldad. La chica
gritaba y Kaya solo bebía dejando sangre en el cuello de sus víctima, dejó a la
prostituta semimuerta y fue por Vamaranth, la jaló de forma poco gentil hacía
aquella chica desangrada.
-Lo que emana
de su cuello es el elixir de la vida eterna.
-Un elixir
maldito –Apenas si podía susurrar la Olsson.
-Como quieras
llamarle, te gustará yo lo sé.
-¡Eso jamás!
-¿Quieres ver?
La vampira
acercó el rostro de Vam hacía la sangre derramada, ella solo procuraba cerrar
los ojos.
-¡Bebe y
disfruta de uno de los mayores placeres de la vida! –Kaya empujó más el rostro
de Vamaranth hasta que sus labios tocaron esa sangre. –Yo sé que tu destino es
más rojo que la sangre, querida. -Tomó con sus manos más sangre y la embarró en
los labios de Vam quien se movía violentamente para impedir que ese líquido
tocara su rostro pero luchaba en vano, sentía la tibieza y la humedad de sangre
en su rostro. –Deliciosa ¿cierto?
-¡Déjame ir por
favor! –Suplicaba Vam, la otra chica ya era un cadáver. -¡No quiero! –Lloraba.
-Y prometí
llevarte a casa, solo quería que vieras lo maravilloso de ser yo.
-Casa… solo
quiero… -Vamaranth estaba en shock después de todo, con lágrimas que caían de
su cara corriendo las manchas rojas en ella. Kaya tomó su cara entre sus manos
y con los labios rojos por la sangre, la besó muy cerca de sus labios.
-¡Vaya! El
Philian tiene suerte de tenerte, ahora mi amor, tienes la dicha de tener el
aroma de la muerte en ti. La chica no la escuchaba, y solo cayó desmayada en
los brazos de la vampiresa.
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