domingo, 13 de octubre de 2013

11. Paradise Lost

Kamijo de pronto tomó las cálidas manos de Flowery en medio de las suyas tan frías como el hielo pero con una tierna mirada que dirigía hacia los ojos de su compañera quien no pudo evitar sentirse nerviosa al tener tan cerca de ella a quien consideraba como un príncipe solitario que tenía un gran corazón oculto. Poco a poco sus caras de acercaron y Kamijo al sentir de cerca la humana respiración de la chica no pudo evitar acercar sus labios a los  de ella en una tambaleante indecisión. Soltó sus manos y la tomó por la cintura sintiendo su dulce esencia, la mezcla de flores y sangre al correr de sus latidos pero sin la sed del líquido vital, más bien la sed de sentir a la persona amada cerca; deseaba contenerse pero no podía pues tener esos labios aterciopelados tan cerca lo volvían loco en una sensación que jamás había tenido y que ahora disfrutaba y condenaba al mismo tiempo por considerarse un ser despreciable ante la inocencia de la joven. y cuando él ya no pudo más juntó sus labios con los de ella para disfrutar de un beso del cual había deseado desde que la había visto por primera vez. Flowery creía que ese beso era un sueño así que se dejó llevar a pesar de sentir lo labios fríos de Kamijo no podía creer que aquel ángel la estaba besando y realmente era lo que más había deseado.
-Ahorita no me importa si no debo... solo quiero tenerte cerca de mí porque ya no soportaba tenerte tan cerca y tan lejos.-le decía Kamijo a Flow.
-¿Y tu princesa?- Preguntó la chica mientras recargaba su cabeza en el pecho del joven.
-¿No te diste cuenta que cuando te hablé de ella me refería a ti?... Tú eres mi princesa.
-¿En serio? Yo creí que tal vez Kaya...
-¿Kaya? Ella jamás me interesó. Y en parte por ella no puedo... Es muy peligrosa... y no solo ella es un peligro, también yo lo soy.
- ¿Cómo puedes decir eso sí eres el hombre más maravilloso que haya conocido.
-Tengo miedo a que cuando te lo diga te alejes y yo... te amo.
En ese momento sin que nadie se hubiese dado cuenta de su llegada entró Kaya como si se tratara de la dueña y señora de todo pero esta vez no venía sola, su acompañante era un gallardo joven de mirada enigmática como la inmensidad del mar a juego con cabello oscuro como la noche.
-Buenas noches a todos, sé que me extrañan y por eso decidí venir a visitarlos de nuevo pero tuve el atrevimiento de traer a un amigo que se interesó en cuanto le hablé de la señorita Flowery.
-¿Cómo te atreves a hablar sobre alguien a quien no conoces y sobre todo a él?- Preguntó un molesto Kamijo.
-Ya vi que te acuerdas de Alexander. Mira querido Alex... ella es Flowery- aquella dama señaló a la chica y el joven fue hasta donde ella estaba.
-Veo con infinita felicidad que Kaya se había quedado corto al hablarme de su belleza- El joven tomó la mano de la chica y la besó con frío tacto como Kamijo y Jasmine- Mi nombre es Alexander...
-El mío es Flowery...- ella se puso nerviosa.
Kamijo no pudo evitar mirar a Alexander con molestia pues se notaba como estaba muy interesado en Flowery.
-Creo que ya se te hizo una muy mala costumbre entrar sin permiso mi nada querida Kaya..-Jasmine había llegado con Vamaranth- Veo que vienes con Alexander...
-Hola Jasmine... tan elegante como siempre...- saludó Alexander.
-¡Otra!- Dijo Kaya al ver a Vamaranth.
-Su nombre es Vamaranth, igualada. -Jasmine respondió.
-Como sea... yo vine a ver a mí amado Kamijo pero siempre anda de mal humor así que me voy pero déjenme decirles que él será solo para mí.
-Fue un placer conocerla señorita.-Alexander se despidió de Flowery y besó la mejilla de la chica lo que puso aún más molesto a Kamijo.
Aquellas  inoportunas visitas se marcharon dejando a una Vami confusa por lo que Jasmine amablemente le explicó lo conveniente sobre Kaya y Alexander pues aquel joven era un aristócrata muy importante, pero no le dijo que eso había sido hace muchos años pues ahora era también un vampiro.

Helena seguía visitando a Masashi a aquel lugar pero un día le dijo que quería que la llevara a un lugar donde pudieran estar completamente solos por lo que el chico nervioso le sugirió un lugar en el bosque a donde nadie más iba y sin más tiempo que perder el joven se la llevó sobre un gran corcel negro de gallardo porte como su dueño. Pero poco a poco el cielo se empezó a nublar pero solo caían ligeras gotas de lluvia. Llegaron a un lugar muy tranquilo cubierto por árboles. Masashi se quitó su gabardina para que Helena pudiera sentarse.
-Espero te guste estar aquí- Dijo Masashi a su compañera.
-Me encanta por la simple razón que tú estás conmigo.
-Y lo quiero estar toda mi vida…
-Eres mi Masashi y yo soy tu Helena- La chica sonrió traviesamente.
-Lo que tú digas, no sé qué me diste que me hiciste adicto a ti mi dulce rosa de azúcar.
-¡Eres un encanto! Jamás pensé decirle “te amo” a alguien tan rápido pero es que eso te mereces y más… Te amo…
-Yo también… creo que nuestras miradas dicen más que las palabras y por eso no bastaron tantas para saber que somos el uno para el otro.
-Mi Masashi… mi bello y dulce Thanatosian… -Helena se acercó al chico.
-Mi seductora y juguetona Philian…-Masashi se acercó para besar aquellos labios que lo volvían loco, para él eran lo más dulces.
-Amo tus besos mi príncipe oscuro… quiero más. Quiero que esta miel se convierta en pecado.
-¿Será buena idea que vayamos tan rápido?
-No es que vayamos rápido… realmente sucede que supimos que estamos destinados a estar juntos antes que los demás.
-Por eso sé que eres la indicada porque no tienes miedo a nada.-El joven la volvió a besar y la chica lo abrazó fuertemente.
Masashi quitó el abrigo de la señorita lentamente mientras ella lo miraba tiernamente lo que hizo que el chico sintiera culpa por desearla de aquella forma pero quería pasar su vida con ella así que en su mente se esfumó la culpa y empezó a desabrochar el hermoso vestido que la cubría lo que hizo que Helena se pusiera nerviosa y a la vez ansiosa pues entregarse a su Thanatosian era lo que más deseaba así que sin más que demorarse desabotonaba el chaleco de su acompañante deteniéndose solo para recibir los besos que éste le daba sintiendo cada vez más y más deseo de ambas partes. Masashi lentamente bajaba de la boca al cuello de Helena con cálidos y pasionales roces de sus labios haciendo que ella cada vez se acalorara más, bajó lentamente el vestido, era como si su boca siguiera el paso de sus manos al desvertirla. Helena empezó a hacer lo mismo en el cuerpo de su acompañante deseando que aquel momento pasara lo más lento posible.
-Tócame más… por favor querido.- Le decía Helena a Masashi.
-Con gusto mi hermosa dama…- Decía un pícaro Masashi.
Poco a poco los labios del joven cedieron paso a su cálida lengua lo que hizo que Helena se sorprendiera y se sonrojara más de lo que ya estaba. Masashi también quitó con extrema delicadeza las medias de fino encaje blanco que usaba Helena junto a sus botas del mismo tono.
-Eres hermosa amor…
-Tú eres como un oscuro ángel seductor que me tiene envuelta en el pecado…
-Déjame ver que hay detrás del lujo de tu vestimenta…
-Sólo ven y cómelo todo…
-Eres una niña traviesa- Masashi se recargó en el cuerpo de Helena para alcanzar sus labios.
-Es el resultado de tu eficiente seducción.
-Mejor di que es el resultado de nuestro amor.
-Eso me gusta más… déjame ahora ver lo que escondes tras tus oscuras vestimentas….
Helena terminó de quitar el chaleco y la camisa que ya había desabotonado, no tenía pudor en estar solamente con el corset que yacía bajo el vestido pero  que rápidamente Masashi quitó dejándola totalmente desnuda con las finas gotas de lluvia cayendo por su espalda. Y cuando menos sintieron su ropa había quedado olvidada a un lado mientras ellos vivían su amor de la forma más intensa. No sabían si la humedad de sus cuerpos se debía a las pequeñas gotas de agua que caían del cielo o al sudor del calor que les provocaba el momento, fundidos física y sentimentalmente en un momento lleno de magia para ambos, aquel hombre de fría apariencia había cedido ante la tierna provocación de una chica cálida que ahora se rendían ante un misterioso ritual de amor que en aquella sociedad era condenado pues sus clanes eran enemigos pero ellos demostraban que el amor todo lo podía sumergidos en el placer, el deseo y la sensibilidad.
-El calor de tu cuerpo es tan estimulante.- Le confesó Masashi a su compañera mientras ella no podía dejar de suspirar por el placer del cual era víctima y su ya acelerada respiración emitía calor al cuello de su amante quien al verla disfrutar sonreía con esa mirada tan misteriosa y ahora llena de lujuria.
-Lo podrás sentir cuando gustes mi Masashi.
-Quiero que te cases conmigo.
-No podría esperar por ese momento… hagámoslo a escondidas para que cuando los nuestros se enteren no nos intenten separar.
-Y aunque lo intenten… jamás podrán.
-Bésame más, esta tarde no quiero llegar a casa… quiero estar solamente contigo.
-Tus deseos son órdenes para mí.- Masashi volvió a los pasionales besos en el cuerpo de Helena a quien no le importaba nada mientras estuviera con aquel chico. –Tu cara de placer me invita a seguir.
-Eres un pervertido adorable…
-¿Pervertido? Eso es lo que despiertas en mí, rosa de azúcar que quiero comerla completamente. Todo tu cuerpo…-Masashi la recorrió con la lengua- sabe a azúcar.
Helena y Masashi continuaron en su juego erótico hasta el anochecer cuando el joven llevó a la chica a la entrada del pueblo de los Philian y se despidieron con una sonrisa como si fuesen dos niños que había realizado una travesura.
La joven se dirigía sola a su casa cuando se encontró con Hizaki, quería decirle todo pero esperaría a un día que tuvieran más tiempo; pero Hiza no iba sola, estaba acompañada por Scarlet quien sujetaba a un Teru que a pesar de estar ahí, claramente su mente parecía ausente.
-Hola Helena.- Saludó Hizaki… hoy fui a tu casa pero me dijeron que habías salido.
-Yo… fui a caminar un rato… sola… ¡Scarlet! Deberías de dejar de acosar a Teru.- Helena estaba infinitamente agradecida con Vamaranth y por ello  había decidido en defender lo que consideraba de ella hasta que regresara.
-¡¿Pero qué dices Helena?! Yo solo trato de levantar su ánimo… ¿qué no vez que esa chica lo sedujo y lo abandonó?- Decía una indignada Scarlet.
-Ella no es así- Por fin habló Teru.- Tú nunca serás ni la mitad de importante que lo fue ella para mí.
-¿Teru? No puedes decirme esto… me hieres…-Scarlet estaba llorando.
-Simplemente no puedo dejar que hables mal de la niña que amo. Yo sé que ella va a regresar, y si no lo hace soy capaz de recorrer todo el mundo para encontrarla.
Hizaki no sabía que decir en medio de las declaraciones de su primo que al fin de cuentas ya sabía pero le dolía verlo así; mientras Flowery estaba planeando que su hermana volviera a encontrarse con Yuki.


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