domingo, 13 de octubre de 2013

29. Dark Wings

Algunos días pasaron, poco a poco las nevadas se hacían más intensas y hacía más frío. El sol pocas veces salía y Kaya iba a ver a Hizaki durante las noches pues durante el día acompañaba a su primo al castillo de Kamijo para poder seguir con el trabajo encargado; Teru veía a Vamaranth pero poco tiempo pues entre la pintura y el arduo entrenamiento de Kamijo poco tiempo le quedaba, era difícil pues el joven Thanatosian con trabajo podía sujetar una espada. Inclusive Teru había pedido ayuda a Mark con quien practicaba llegando de trabajar. Hizaki estaba sorprendida pero le había comentado que era para evitar cualquier conflicto con Yuki, ella dudaba pero no quiso indagar aún más.
Alexander poco a poco se acercaba más a Flowery, la chica solo lo miraba como amigo pero admitía que se sentía algo nerviosa cada vez que él se acercaba. Una mañana que por fin el clima se había despejado un poco, Tarja ya no se mostraba tan molesta con Vamaranth por lo que ya la dejaba salir sola, y aquella vez la había mandado por un poco de frutas y pan. La chica fue acompañada por Yuki hasta la entrada de una de las aldeas de donde a Tarja le parecía que tenían las frutas más frescas, pero él debía de marcharse así que la dejó sola. La chica, después de comprar las cosas que su madre le había encargado pensó en que quería ver un rato a Teru, el único inconveniente era que no sabía dónde quedaba el castillo desde aquella ubicación, sin embargo ella quería verlo y empezó a caminar sin rumbo, aunque ella parecía que sí lo tenía.
La chica por más que caminaba no daba con el castillo, y cuando por fin se decidió a preguntar notó que no había nadie, realmente se había perdido, empezó a caminar para ver si encontraba a alguien cerca de aquel bosque pero las horas pasaron y se dispuso a sentarse bajo un árbol a comer alguna de las frutas que había comprado; el cielo se tornó rojizo por el atardecer y la temperatura descendía. La chica no sabía que hacer pues no tenía ni idea de a donde poder ir. Casi al anochecer, Vam, quien temía por el regaño de su madre al no llegar a casa, escuchó ruidos extraños, se acercó poco a poco a la dirección de dónde provenía y se ocultó tras un árbol para ver lo que ocurría, tuvo algo de miedo al notar que había un grupo de personas y una de ellas era Kaya; buscó y en efecto, también se encontraba Alexander. Por lo visto eran aproximadamente 5 vampiros y suponía que aliados de Kaya, y dos jovencitas humanas quienes se mostraban aterradas ante aquel aquelarre de vampiros.
Vamaranth se acercó un poco más sin dejar de ocultarse en los árboles y respirando lo más pausado y silencioso que podía para no delatar que estuviera; y al parecer esos seres estaban tan hambrientos que posiblemente el aroma de Vam se desvanecía con el de la sangre de aquellas víctimas.
Kaya jugaba con las chicas, aún no las hería, sin embargo lamía sus mejillas lo que hacía que ellas gritaran, Vam apretaba sus puños ante la impotencia de no poder hacer algo por ellas, y recordaba que ella estaba tras Hizaki.
-Son tan hermosas, y… deliciosas…- Decía Kaya y al final de su frase lanzó una risa escalofriante.
Los demás sujetaban con suma facilidad a las chicas que luchaban por escaparse, unas lágrimas brotaban de los ojos de Vamaranth quien era testigo mudo de aquella lamentable y terrorífica escena. Era evidente que Kaya lideraba a los demás, siendo que ella era quien jugaba con las víctimas y los demás se limitaban a sujetarlas, salvo Alexander, quien solo miraba y de vez en cuando le indicaba a la vampiresa que se detuviera de jugar pues estaba sediento por lo que ella le respondía con un rugido y él solo cruzaba los brazos en señal de desesperación.

-¡Kaya por favor! Para eso tienes a tu princesita Philian, ya déjanos beber.- Decían un impaciente Alexander, los demás no decían nada y se limitaban a obedecer a Kaya.
-¿Te puedo pedir un favor querido?- Indicó Kaya.- De favor ¿podrías CALLARTE?
-¡Qué genio! Solo te diré que estoy sediento, y tu dulce Hizaki se ve que tiene una sangre de-li-cio-sa…
-¡Con ella no te metas!- Rugió la vampiresa.
-Pues date prisa.
La vampira se acercó a una de las chicas, ella era alta pero muy delgada y por el aspecto de su vestido de clase humilde y trabajadora, su piel estaba quemada por el sol pero aun así no dejaba de ser bella; Kaya retiró el sedoso cabello castaño revuelto de su cuellos para después pasar sus largas uñas sobre él, los ojos de la vampiresa se tornaron poco a poco color escarlata y fieros, sus dientes se afilaban y boqueaba en señal de sed, sus dedos temblaban pero su mirada era segura… ella bebería de aquella chica. Desgarró parte del vestido que cubría el pecho de la chica mientras ella no dejaba de gritar y jalarse para tratar infructuosamente de salvarse, Kaya recorrió cons sus fríos dedos la piel de la chica y cuando menos lo esperó clavó sus blancos colmillos en ella, la sangre no brotó sin embargo, cuando separó su boca para acomodarse mejor sus dientes estaban cubiertos del vital líquido rojo.
En el momento que Kaya hundió sus afilados colmillos en aquella piel delicada, Vamaranth estuvo a punto de emitir un grito, pero ella misma se tapó la boca pues sabía que si la descubrían, seguro le harían lo mismo. Kaya volvió a beber, pero pausó sus cena para dejarle el cuerpo de auquella joven aún con vida a sus “seguidores” quienes terminaron por desangrarla, y después de beber la última gota, la vampiresa se acercó a ella, tomó su cabeza entre sus manos y la giró a la vez que la jaló para desprenderla; la chica quien permanecía oculta no podía creer lo que veía, era terrible.
La otra víctima, ahora una chica rubia que parecía de clase acomodada gritaba al ver aquellos actos crueles, sin embargo esta vez fue Alexander quien se acercó a ella, Kaya tomaba la partida como espectadora. El vampiro pidió a los otros que la soltaran quienes obedecieron de inmediato; él la sujetó por la cintura, empezó a besar su cuello mientras con la mano que tenía libre la tocaba por todo el cuerpo, ella permanecía aterrada y empezó a gritar más fuerte y a moverse mucho; él se molestó y la tiró al suelo.
-¿Te resistes a mí? No sabes lo que eso significa…- Amenazaba el vampiro con una mirada llena de ira y hambre.
-Tanto me criticabas por mi demora y haces lo mismo querido…- Criticaba Kaya mirándose las uñas de su mano derecha.
Alexander la miró con inconformidad, y por tal tomó del cabello a su víctima y se dispuso a beber de ella; cuando terminó su turno la cedió a los demás quienes terminaron con su sangre para después, quitarle de nueva cuenta la cabeza para evitar que se convirtiera en un ghoul. Realmente, aquellos seres eran crueles y sanguinarios, todo lo contrario a Kamijo y Jasmine, quienes bebían de enfermos, delincuentes o personas que anhelaban la muerte pues su vida era insoportable, además que se alimentaban rápidamente para causar el menor sufrimiento posible; pero Kaya y sus secuaces eran feroces.
De pronto, uno de aquellos vampiros quienes poco les faltaban para ser ghouls de Kaya y Alexander por su extrema obediencia y mediocridad olfateó algo.
-Huelo a humano…- Decía el ser decadente.
-Es obvio… los cadáveres aún están aquí.- Sugirió Alexander.
-No… ese humano está vivo…
Los demás olfatearon también y fue cuando Kaya dijo algo que llenó de terror a Vamaranth.
-Y yo sé quién es…
Era obvio que Vamaranth debía de huir lo más rápido posible pues ya sabía quién era, pero estaba consiente que por mucho que corriera, aquellos demonios la alcanzarían con el menor esfuerzo. Por primera vez en su vida sintió un miedo intenso que hacía que sus pierns se paralizaran ante la eminente orden de correr, la sangre se helaba y no por el frío presente. Sabía que si nada ocurría esa noche iba a morir. Kaya empezó a rastrear como si fuese un sabueso acercándose poco a poco al árbol donde se escondía.
De la nada, la chica aterrada sintió que una mano delicada sujetaba la suya, iba a gritar a no ser de notar calidez en ella, no era un vampiro.
-Ven… te ayudaré.- Le indicaba una mujer quien cubría los ojos de la chica con una manta blanca.- Siento hacerte esto pero hasta que no sepa bien quien eres y conozca la relación que tienes con esos seres no puedo permitir que sepas el camino a mi hogar.
La chica hubiese dudado en ir pero algo en la voz de aquella mujer la tranquilizaba y de alguna forma debía de confiar si es que quería tener una probabilidad de seguir con vida. Sujetaba del brazo a su acompañante pues debido a la cinta no podía ver, por alguna extraña razón no iban corriendo y dudaba si eso era efectivo para escapar de los vampiros. Pero ya habían pasado varios minutos, suficientes para ser encontradas y asesinadas, sin duda la mujer que la guiaba sabía lo que hace.
Entraron a algún lugar pues la chica de inmediato notó que el frío disminuía. Y al escuchar el cerrar de una puerta lo confirmó.
-Puedes quitarte la venda.- Indicó aquella misteriosa mujer y la chica lo hizo, el lugar era pequeño, una simple cabaña con hierbas y libros muy antiguos; muebles viejos pero en perfectas condiciones, un ambiente cálido y con un toque de misticismo, sin embargo, se sentía en confianza.- Puedes tomar asiento.
-Gracias, y también- la chica agachó su cabeza en señal de agradecimiento- Muchas gracias por evitar que me descubrieran.
-No te preocupes, conozco de vampiros y sé de lo que son capaces, hubieses tenido la misma suerte que aquellos cadáveres de jovencitas.
-Aunque creo que hubiese sido peor… ¿Y usted cómo sabe de vampiros? Usted es más humana…
-Sí, soy humana pero hasta en eso habemos clases…
-¿Qué insunúa?- Preguntó Vamaranth con cara algo molesta.
-Que hay humanos de muchos tipos, pues si ya sabes de vampiros, poco te ha de sorprender que soy sea una clase de bruja…
-¡¿En serio?! Eso ha de ser increíble…
-Pues ni tanto, eso fue lo que me alejó de mi familia…- El semblante de aquella mujer cambió; Vamaranth la miró detenidamente buscando el ángulo perfecto para que las velas encendidas iluminaran mejor sus rostro. El largo cabello rubio de la mujer era hermoso, pero no más que sus ojos felinos y de color muy parecidos a los de los de Tuomas…
-No sabes cómo lo siento…
-Por cierto, no me he presentado, mi nombre es Anette…
-Hola Anette, yo me llamo Vamaranth.- La mujer miró detenidamente a la chica después de escuchar aquel nombre, se miraba sorprendida.- Yo sé que es un nombre extraño pero es de esperarse después de tener padres extraños. – la chica rió un momento.
-¿De casualidad tu apellido es Olsson?
-¿Cómo lo sabes?...
-Es que mi nombre es Anette Olsson…
-¡¿Qué?! No lo puedo creer… tú eres….
-Hermana de Tuomas, solo que me alejé de mi familia para no causarles problemas debido a mi afición, que es la magia.
-¡¿Pero?!... ¡Eres mi tía!
-Lo sé, tuve que irme desde que tú casi habías nacido, Flowery era pequeña también para acordarse de mí también. Y es claro que tu nombre es una rareza… de hecho tus padres imploraron que me quedara, pero por el bien de ustedes no acepté.
-Con razón su aroma me es familiar…
-¿Sabes? Extraño tanto a tu padre… siempre adoré a mi hermano y quizá es tiempo de verlo de nuevo.
-¡Claro! Mañana pudiese llevarte, eso está claro si recuerdo el camino a casa…
-No es necesario, yo lo recuerdo. Y ya hablando en serio… se notaba que conocías a esos vampiros, de hecho alcancé a escuchar que Kaya decía que ya conocía a quien se ocultaba…
-Etto… sí, es que resulta que Flow está comprometida con Kamijo…
-¡Con Kamijo! Jasmine es una ingrata, jamás me dijo esa mujer…
-¿Conoces a Jasmine?
-Cómo no conocer a esa adorada vampiresa, ella ha sido mi única amiga en estos años de soledad.- Anette suspiró.
-Esa Jasmine… a pesar de ser lo que es, llena de luz todo lo que toca…
-Sí, es un caso muy contrario a Kaya… Kamijo es algo reservado pero me cae bien y más porque sigue los mandatos de Jasmine, eso lo hace muy diferente a los demás, pero hay que tener cuidado con Kaya porque ella está obsesionada con él…
-Lo sé y me tiene preocupada por ello, no quiero que algo malo le pase a mi hermana… realmente no lo soportaría.
-Lo entiendo, yo sé lo que se siente, si algo le pasara a tu padre yo moriría de dolor también.
Anette y Vamaranth platicaron gran parte de la noche hasta que quedaron dormidas.
En la mañana, Tarja entró a la habitación de Vamaranth y al no verla se enfureció. Llamó a Flowery quien no sabía dónde pudiese estar. Todos sabían de la afición de la menor de llegar tarde a casa y entrar por la ventana de su habitación por lo que siempre había la esperanza que simplemente apareciera dormida a la mañana, pero no, por segunda vez que no pasaba y Tarja empezaba a sospechar que de nuevo había sido a causa de Teru.
-¡Juro que si no llega en una hora iré de nuevo a visitar a ese muchachito Philian para que me de una explicación! Y si la encuentro de nuevo allá entonces sí la encerraré bajo llave porque no es posible que esté en brazos de otro cuando está comprometida con el buen Yuki.
-Mamá, no sabemos porque no llegó, tal vez se perdió y necesitamos buscarla.- Sugirió Flowery. –Y más con el frío que hace.
-Cómo sea… sino llega mandaré a Yuki a buscarla al bosque para que se distraiga y yo voy con el Philian… ¡no es posible que no llegué! ¡Fueron unas simples frutas!
-Pero todos sabemos del mal sentido de la orientación, y recuerda que Yuki solo la dejó y no pudo quedarse con ella, ni siquiera a la aldea Philian debió de poder llegar.
Alguien llamó a la puerta, Tarja corrió a abrir por si se tratara de su hija, y en efecto, era ella. La señora al verla parada frente a su puerta no evitó abrazarla al verla bien, después la examinó por si no presentaba heridas, y al verla bien prosiguió.
-¡Más te vale que no te hayas quedado con ya sabes quién! –Regañaba Tarja a su hija.
-No te preocupes… ella se quedó conmigo Tarja…-
Anette apareció ante la señora quien se quedó sorprendida al verla.
-La niña se perdió en el bosque después de regresar de comprar esto- Señaló una bolsa con frutas que acababan de comprar pues las que había comprado Vam las había comido y parte las había tirado cuando encontró a Kaya.- Hace tiempo que no nos veíamos. ¿Está Tuomas?...


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