Pues aquí está el capítulo. Esta vez no hay encuesta, pero recuerden... los punto a evaluarme son:
-Ortografía
-Redacción
-Manejo de diálogos
-Manejo de descripciones
-Continuidad
-Fluidez de la historia
Si gustan, pueden hacer comentarios apartes pero lo mínimo es esto. Me lo pueden decir por FB o LINE (por Whats si quieren pero me ca** que no me avise cuando me llegan mensajes o que se trabe y me saque de la app) o al menos avisar que lo leyeron, digo, es lo mínimo y si no quieren hablarme, mínimo avisen que ya leyeron porque o si no, sacaré gente del blog.
Ya no espero que les guste, aquí va el capítulo.
Alexander esperaba con ansías que Vamaranth empezara a
fallarle a Kaya porque entre más pronto eso pasara, más pronto la usaría y
dejaría a su hermana más vulnerable para que él pudiera hacerla suya de nuevo,
deseaba a Flowery… ¿y si él hacía algo para que Vamaranth traicionara a Kaya o
que dejara salir sus verdaderos sentimientos de odio hacia ella? Quizá Sineád
pudiera ayudarlo pues sabía del odio que le tenía ésta a la otra vampira. Kaya
estaba dispuesta a esperar paciente, no se sabría decir pero hasta cierto punto
le tenía cierto “cariño” a la chica que convirtió, no como el que le tenía a
Hizaki, el que presentaba hacia la Olsson era hasta cierto grado, fraternal, mientras
que odiaba con toda la intensidad a su hermana Flowery por arrebatarle lo que
ella había deseado desde hacía muchos años y que no había conseguido, pensaba
que podía quedarse con Kamijo y Vamaranth, él como su amado y ella como su
hermana dejando a Flowery, tal vez viva como esclava mientras ella se hacía
cada vez más poderosa y por qué no, ser un verdadero terror para todos, era la
vampira más antigua que aún existía, los demás ya habían perecido, poco le iba
a costar tomar el control de todo.
-Alexander… necesito
que mañana por la noche vayas por Vamaranth y a traigas aquí.
-¿Por qué no vas tú? ¿No que tanto la idolatras? –Preguntó
molesto.
-¡Tengo que ir con Selia! Mi deber es encargarme que todo
esté listo cuando lleguen aquí.
-¿Ya?
-Ya querido… lo he pensado bien, es hora que traigamos a la
Vamaranth que yo quiero aquí, hará que todos tiemblen y que su hermana sufra y
se someta a ti.
-Eso último me gustó… -Alexander pasaba su lengua por los
labios al imaginar el sabor de la piel de Flowery. –Cuenta con ello querida
Kaya… te traeré a tu chica mañana mismo.
-Si es de forma pacífica mejor, si no, procura no
lastimarla mucho porque la necesitamos perfecta, el procedimiento será
complicado para ella y si no está en las mejores condiciones, podemos perderla,
no podemos arriesgarnos, una vampiresa así no se crea todos los días, es mi
mejor obra y falta terminarla, lo que Selia hará mañana.
-Sino mal recuerdo, el brujo te pidió a su amada Hizaki
como parte del pago y sé que no estás dispuesta a entregarla porque la quieres
para ti… ¿qué piensas hacer al respecto?
-Me conoces, sabes que tengo un plan, después de todo…
recuerda que también poseo un poco de magia… -Kaya sonrió malignamente.
-Por lo tanto, esa bastarda también, no olvides a su tía
bruja.
-Pero es una bruja menor, más humana que nada; además que
la niña ni cuenta se ha dado de lo que es capaz, y pronto se desarrollará pero
para que actúe a nuestro favor. ¿No es maravilloso?
-Pues si consideramos todo ese poder oculto, sí, prefiero
tenerla de aliada. Así sirve que pueda servirme de ayuda para tener a su
hermana.
-Una cosa te debo de advertir… Flowery será tuya, necesito
que vea como me voy haciendo poderosa al lado de Kamijo y de Vamaranth; nadie
podrá ayudarla y será nuestra prisionera y tendrá que hacer lo que le
indiquemos hasta la penosa muerte como una humana cualquiera que es.
-¿Y si pienso convertirla?
-¡Pues hazlo! Al fin que ni ella ni tú llegarán a mi nivel
ni el de las personas cercanas a mí. Ni Sinéad ni tú son nada comparados con
ellos. Aunque Kamijo no es una creación mía, sí lo perfeccioné dándole de beber
de vampiros y hechiceros poderosos
-¡¿En serio?! Vaya…
aun así, seré mejor que él.
-Inténtalo…
Aquella noche, Jem antes de dormir, en vez de pensar en
Tessa, en su mente se encontraba Vamaranth, él sonreía pero en cuestión de
segundos, su semblante cambió a uno serio; no podía pensar en ella porque ya
tenía a alguien a quien amar y era correspondida; y maldecía ese afán suyo de
desear las mujeres de otros, debía de sacarse del pensamiento a Vami y a Tessa,
aunque ésta última ya estaba saliendo. Para despejarse un poco, tomó su violín
y empezó a tocar. Sin saber, la vampiresa que ocupaba sus pensamientos pasaba
fuera de su casa y miraba por la ventana, las cortinas le impedían ver algo
pero escuchaba el sonido melancólico del violín que por alguna razón, la hacían
sentir triste, como si presintiera que algo malo estaba por ocurrirle. Jem de
detuvo y quiso mirar por la ventana y la encontró, ella agachó la mirada al
verlo e iba a emprender la marcha cuando él le gritó que esperara un momento;
ella se detuvo pero no miró atrás, él corrió para salir de su casa, era un
alivió que careciera de jardín, a decir verdad, de milagro la casa era de dos
plantas. Jem salió corriendo en pijama y se detuvo tras de Vamaranth, quien
seguía sin voltear.
-Hola… qué sorpresa verte aquí. ¿Por qué no tocaste?
–Preguntó Jem con una mezcla de alegría y confusión.
-Lo siento, sólo pasaba por aquí porque estaba en mi camino
y me detuve a escuchar la música, supongo que estabas tocando el violín. –Dijo
algo seria sin siquiera voltear a ver al chico.
-De haber sabido que escuchabas, hubiera tocado algo mejor…
-Ella no respondió. -¿Qué ocurre? ¿Hice algo malo y no quieres hablar conmigo?
-No, eso es lo malo, eres… tan perfecto… -Se cubrió la boca
al decir esto ¿qué rayos sentía por este chico?
-不要去... (Bùyào qù...)
-¿Qué dijiste?
-No te vayas…
Jem se acercó a ella, la tomó de la mano, se miraron a los
ojos, ella escuchaba los acelerados latidos del corazón de Jem a pesar de tener
una expresión muy serena y a pesar que la lluvia se estaba haciendo presente
incrementando de a poco su intensidad. Los ojos de aquel chico eran hermosos,
mostraban una tranquilidad envidiable, Vami sabía que si se quedaba con él más
tiempo podía cometer un gran error. Él la tomó entre sus brazos, ella agachó la
mirada pero no intentó soltarse, le gustaba el calor que emanaba del cuerpo del
cazador, tanto que correspondió a ese abrazo, rodeó el delgado cuerpo del
joven con sus brazos y apoyó su cabeza
en su pecho sintiendo las gotas frías de lluvia en su rostro. Se miraron un
rato hasta que sin saber cómo, sus labios se unieron fundiéndose en un beso, el
más dulce que ninguno haya recibido. Vamaranth, pese a sus sentimientos por
Teru se dejó llevar por el momento y disfrutó de aquel beso como si fuera el
primero, lo mismo que le pasó a Jem, aunque para él en ese momento no existía
Tessa, y después de ese beso, jamás volvió a existir Tessa como el amor de su
vida, desde ese momento su corazón dio un vuelco. Poco a poco.
Ella se separó de golpe de Jem, lo miró con angustia y se
marchó corriendo dejando al chico extremadamente confundido, él quería gritarle
que no se fuera pero entendía que no podía perdirle tal cosa pues ella ya
estaba comprometida.
Vamaranth corrió, lo más rápido que pudo en los límites
humanos pues andaba entre las calles, corrió sin descanso y hasta que llegó a
la aldea Philian donde entró y buscó la casa de Teru, ahora no entró sino que
empezó a gritarle empapada por la fuerte lluvia que estaba cayendo desde la
reja como si no pudiera entrar por arriba, no sabía si su desesperación era por
borrar lo que había vivido con Jem o porque anhelaba estar con el hombre que
amaba, lo más seguro es que se trataba de ambas pero ella prefería optar por la
segunda y olvidar la primera. El joven salió de inmediato, con su hermosa
pijama de satín perlado, contraria a la pijama de franela a rayas de Jem, cosas
que Vamaranth ni siquiera notó; cuando ninguna puerta estuvo entre ellos, ella
se arrojó a sus brazos, y lo besó en los labios con marcada ansiedad, él la
sostuvo entre sus brazos. La invitó a pasar mientras él cerraba la puerta, ella
entró a la casa de Teru y se sentía como una extraña, era un sentimiento
diferente, pero Teru, quien iba tras ella mostraba sus inmaculados ojos azules
y ella volvió a sentir la familiaridad de aquella casa.
-Lamento interrumpir tan tarde, yo sólo… -Vamaranth se
sentía avergonzaba por lo que había hecho antes de ver a Teru y no podía
mirarlo a los ojos.
-Esta casa está abierta para ti las 24 horas, ¿por qué no
tocaste? Pero antes que nada, deberías de cambiarte de ropa.
-Eso es insignificante, ya no puedo enfermarme. –Miró su
vestido y notó que estaba dejando rastro de agua por donde había caminado.
-¿Qué me pongo?
-No tengo ropa tuya y nada de ropa de chica… y sería una
grosería ir a despertar a Hizaki a esta hora… tengo otra pijama, te quedará
algo grande pero te verás bien. Vamos.
Teru buscó en su armario y sacó una pijama de satín blanco
y se la dio a Vamaranth, ella la tomó pero se quedó inmóvil un momento.
-¿Y no te lo vas a poner? –Preguntó Teru. –Ella agachó la
mirada -¿No quieres cambiarte mientras estoy aquí? –Preguntó Teru extrañado
-¡Te conozco perfectamente! Absolutamente todo de ti, no deberías de
avergonzarte.
Él se acercó a la tímida chica, le quitó la pijama de las
manos para ponerla sobre una silla cercana. La hizo que se sentara y él con
mucho cuidado le quitó los zapatos y las medias que usaba, después la volvió a
parar y delicadamente la fue despojando de sus ropas para colocarle con
suavidad la pijama.
-Siempre quise hacer esto… pero siempre te vestías sola. Te
amo.
-Yo también te amo, jamás lo dudes.
-Jamás lo haría mi niña.
Y ambos pasaron la noche, abrazados sin separarse, mirando
la lluvia que no cesaba interrumpiendo su vista a ratos para besarse, y solamente
así, la chica olvidó el recuerdo de Jem que la atormentaba.
Por la mañana, Flowery preguntó por su hermana a los
criados pero nadie supo decirle nada, ni siquiera había dejado la típica nota
donde decía que se había ido con Jasmine a desayunar que hacía cuando se
quedaba “dormida” desde el alba y no quería levantarse. Recordó lo mucho que
odiaba ir a buscarla al sótano pero tomó una vela y se condujo hasta allá, al
llegar a los aposentos de su hermana notó que no estaba. Al desayunar, Tarja
estaba furiosa con Vamaranth pues notó que no estaba en casa, todos pensaron
que salió temprano pero que olvidó la nota pero Flowery sabía que eso no era
posible. Fue a ver a Anette pero ella tampoco sabía nada.
-¿Crees que esté con Teru? –Preguntó la chica.
-¡Obviamente! Seguro fue a verlo y perdiendo el tiempo y
pasaron la noche juntos como cualquier pareja. Tarja bien que sabe que esos
niños no pierden el tiempo, no le queda enojarse.
-Pues igual, pero con Kaya cerca no se sabe.
-Kaya se ha mantenido al margen durante mucho tiempo, los
vampiros se toman su tiempo, pero no nos va a agarrar desprevenidos.
-No lo sé, siento una opresión en mi pecho, como si algo
malo fuera a suceder.
-Tranquila mi niña, si quieres, podemos ir con Teru y
preguntar.
-Si está con él, es mejor dejarlos solos; se necesitan el
uno y otro.
Teru cerró perfectamente sus ventanas antes del amanecer,
por lo que pudo seguir con Vamaranth, él no quiso desayunar, sólo quería que
ella no se fuera, algo dentro de él
quería hacerla su prisionera pues sentía que estaba más segura con él que sola;
le daba una gran angustia dejarla ir. Parecía que el tiempo no pasaba entre
ellos, Teru también se negó a comer, incluso seguía en pijama. Pronto llegó el
ocaso y Vamaranth dijo que era mejor marcharse.
-¡No te vayas! ¡Quédate de favor! –Imploraba él con
angustia.
-No me va a pasar nada, te preocupas de mucho tontito. –Era
la primera vez que ella sonreía sin preocupaciones desde que Kaya estaba a su
lado.
-Siempre me voy a preocupar por ti, pero esta vez es
diferente, siento que debo de retenerte para protegerte… Vami… no te vayas.
-Mi madre enfurecerá y no quiero que se moleste; ya me la
imagino gritándome coléricamente. La quiero mucho…
-Vami.
-¿Crees que mi ropa ya está seca?- Teru fue al baño donde
la colgó y se la entregó.
-¿Te la puedo poner? –Preguntó Teru.
-¿Así como ayer? Está bien, parecía que me vestías como a
una muñeca.
-Eso es lo que eres mi amor. –Teru sin explicación alguna,
dejó caer una lágrima que rodó por su mejilla pero la chica no dejó que llegara
al mentón pues la besó delicadamente.
-Te preocupas demasiado.
-Para ti no es demasiado.
El joven la vistió de nuevo y ella sonreía al sentir sus
manos tocarla. Una vez lista, besó los labios de su amado y salió, negándole
acompañarla. Caminó rápido pues sintió que un escalofrío la inundaba
completamente. Al llegar al bosque, dudó para internarse más adentro, era una
noche sin Luna pero a ella no le afectaba pues veía perfectamente; pero
percibió que alguien la seguía, alguien como ella, un vampiro. Se sentía
confundida, sin duda aquel ser era más poderoso que ella pues sus habilidades
mentales hacían que ella se sintiera mareada ¡¿Qué rayos ocurría?!
-¡Hola querida! –Fue cuando por fin aquel vampiro se
materializó, no era otro que Alexander. -¿A dónde con tanta prisa? –Decía
altanero.
-Pues a mi casa… eres tan estúpido.
-Ella intentó ignorarlo y seguir su camino pero él la
detuvo.
-¡¿Qué demonios quieres?! ¡Déjame ir!
-No quiero… tienes que venir conmigo, Kaya quiere verte.
-¿Por qué no vino ella? Qué ella venga porque no iré
contigo a ninguna parte, me das asco… -Decía muy molesta.
-¿Asco? Pues mira, ya sabes qué pasará si desobedeces a
Kaya; y como ella ya no confía en ti, quiere que te lleve para que seas su
mascota.
-¡¿Mascota?! Estás loco.
Ella intentó zafarse de su captor pero él no la dejó,
entonces, con su codo, le dio un golpe en el abdomen del vampiro quién la soltó
y ella salió huyendo sin embargo, él logró alcanzarla y le dio un golpe en la
cara tumbándola en el suelo; se colocó sobre ella para inmovilizarla.
-Querida… te violaría en este momento pero eres tan niña…
no me apeteces nada, en cambio tu hermana… es Afrodita misma.
-¡ERES UN IDIOTA! –Le gritó mientras trataba de huir pero
Alexander era más fuerte que ella. Y para calmarla, éste volvió a golpearla con
fuerza.
Vamaranth lloraba, forcejeaba, gritaba pero sus intentos
eran en vano. Alex la sujetó con fuerza y la hizo caminar hasta e escondite de
Kaya. La cara de la pequeña vampira estaba manchada de carmín a causa de las
amargas lágrimas de sangre que brotaban de sus pequeños ojos. Sineád los
recibió y se burló de la chica a la que tanto odiaba por verla arruinada. La
pelirroja no quiso perder la oportunidad pues Kaya esperaba en las mazmorras
para también propinar un fuerte golpe en el vientre de la vampira capturada. Cada
segundo frente ellos era una tortura para Vami, quien no dejaba de llorar, de
patalear, pero cada vez que oponía resistencia, Sinéad se encargaba de
castigarla con un golpe. La pobre gritaba pero nadie la escuchaba. Los castigos
terminaron cuando una de las sirvientas de Kaya llegó a decir que su señora
estaba lista y que llevaran a la niña con ella. La llevaron hasta la mazmorra
donde estaba Kaya y Selia, ella sacó un pañuelo de su vestido y corrió a limpiarle
la sangre del rostro, Vamaranth ya no lloraba, pero sollozaba en silencio, pues
estaba siendo humillada por las personas que más odiaba.
-¡PAR DE IMBÉCILES! –Gritó Kaya con ira -¡Les dije que no
la lastimaran tanto pero parece que desquitaron su odio con ella! ¡Si muere en
el proceso JAMÁS se los voy a perdonar!
La chica miró el lugar, estaba muy oscuro, sólo alumbrado
con velas rojas y negras, dentro de una celda, estaba pintado un pentagrama
invertido, ella notó que los presentes estaban vestidos de rojo.
-¡¿Qué me van a hacer?! ¡¿Qué me van a hacer?! –Empezó a
gritar como niña asustada.
-Nada mi niña, si te portas bien, en un par de días estarás
como nueva e incluso mejor.
Selia le dio grilletes a Sinéad para que amarrara las manos
y los pies de Vamaranth y así impedir que se marchara. Después de mucho
forcejear y con la ayuda de Alexander se los pudieron poner mientras ella
seguía implorando que la dejaran ir. Para que se callara, Selia se acercó a
ella y la amordazó, después la inspeccionó detenidamente mientras ella yacía de
rodillas en el piso.
-Vamos a empezar –Dijo el hechicero –Se ve de buena forma a
pesar de los maltratos que tus estúpidos ayudantes le dieron –Le dijo a Kaya.
-Ya ni digas, cuando esté lista; si ella se los cobra, no
me haré responsable.
-Uy sí ¡cuánto miedo tengo! –Dijo en tono burlón la
pelirroja.
-Estúpida. –Murmuró Kaya.
-Colóquenla en el centro del pentagrama y ¡no quiero que
murmuren estupideces! Esto es un asunto serio. –Selia se daba su importancia.
Selia tomó su gran libro, todos los demás se colocaron tras
de él, sólo Kaya estaba a un lado, Vamaranth los miró con gran odio, un odio
que jamás había sentido. El hechicero empezó a hablar, sin duda era latín las
palabras que pronunciaba. Abrió el libro con las manchas de sangre, había
viento en el lugar a pesar que era imposible porque no había entradas de aire, las
flamas de las velas se movían en zigzag dando un efecto tenebroso en la
iluminación dentro de la mazmorra; Selia no se detuvo, cada vez aumentaba más
el volumen mientras los acompañantes se mostraban curiosos y hasta algo
temerosos. Pronto empezó a hacer frío, los vampiros no sentían frío por lo que
se miraron angustiados pero nada de eso detenía a Selia. Vamaranth se quedó
inmóvil por un rato pero pronto comenzó a sentir un gran dolor en su pecho,
como si algo estuviera dentro de ella, algo muy violento; quería gritar pero no
podía por la mordaza que le pusieron; entre más fuertes era los cantos de
Selia, más intenso era el dolor; la vampiresa se movía en el suelo pues los
grilletes en sus tobillos no le permitían ponerse en pie por lo que se
revolcaba ensuciando su hermoso vestido. El viento se tornaba más intenso,
nadie sabía de dónde provenía, Selia sudaba por el esfuerzo que estaba
haciendo, levantó su mano izquierda mientras que con la derecha sostenía el
libro, señaló a la vampira que estaba sumida en un dolor terrible; varias velas
calleron al suelo sin provocar daños; el hechicero puso los ojos en blanco y
gritaba maldiciones en latín; en pentagrama en el suelo brilló de rojo y de
pronto, él se detuvo, Vamaranth había quedado tumbada sin conciencia y tanto el
viento como el frío desaparecieron.
-Rápido, cierren la mazmorra. –Indicó Selia.
Alexander la cerró dejando a la vampiresa dentro, el
hechicero anunció que había terminado y que el demonio estaba dentro. Había de
esperar quizá días antes de que despertara y ver cómo funcionaba. Dentro del
pentagrama había sangre de Kaya para garantizar la obediencia de la menor hacia
la vampiresa.
Kaya de inmediato pagó el dinero correspondiente a Selia y
le dijo que cuando Jasmine fuera eliminada, tendría a Hizaki, mintiendo desde
luego; el hechicero contó la suma y al ver que estaba completa se marchó, Kaya
ordenó que arreglaran una habitación para su nueva huespéd y ordenó a su
servidumbre que cuando Vami despertara, le dieran de beber, que tomarán a la
muchacha más lozana y que no tuviera miedo de perder la vida pues seguro su
nueva aliada tendría mucha sed; ninguna de las chicas quería tomar dicho lugar
pero si ellas no elegían, Kaya tomaría a cualquiera y se la ofrecería.
Tuomas se había inquietado porque ya había pasado mucho
tiempo y Vamaranth no se había aparecido; Tarja pasó de la furia a la
preocupación. Kamijo llegó por la noche a ver a Flowery y ella le explicó que
Vamaranth no había llegado a casa.
-Iré a buscarla a casa de Teru.
-Por favor. Estoy muy preocupada.
Kamijo llegó con Teru, él salió con sus mejillas verdes a
causa que estaba pintando.
-¿Pintando a esta hora de la noche? –Preguntó el vampiro.
-Es que estoy algo inquieto ¿qué ocurre?
-¿Estás solo?
-Sí, ya tiene varias horas que Vamaranth se marchó.
-¿Horas?
-¿Sí? ¿Qué ocurre? ¿Pasa algo malo con ella?
-No, nada. Solo hacía mi rutina. Tengo que ver a alguien,
mañana los quiero ver a todos en mi castillo lo más temprano que puedan ¿puedes
avisarles? Yo me encargo de las Olsson. –Se refería a Flowery y a Anette pero
no quería preocupar a Teru de primera instancia.
-De acuerdo, mañana nos vemos apenas bajé la intensidad del
Sol.
-Perfecto. Nos vemos.
El vampiro se dirigió por alguna extraña razón a la casa de
Jem; pero se encontró con que no estaba allá tampoco.
-Si sabes algo de ella ¿podrías decirme? –Le indicó a Jem.
-¡Claro! Pido de favor que también me tengas informado. Si
quieres, podemos empezar a buscar ahora mismo, puedo hablar con varios
subterráneos que deben favores a los cazadores si gustas.
-¿Conoces a algunos aquí?
-¡Maldita sea! No… Ay, si algo malo le pasara… No terminó
la frase, Kamijo lo miró con extrañeza por su alarmante preocupación, ¿acaso
pasaba algo entre ellos? Desistió de la idea al recordar que había pasado el
día con Teru.
Una semana pasó y nadie sabía de Vamaranth, el conde
pensaba que probablemente la habían secuestrado para perdirle a cambio dinero;
pusieron anuncios por todos lados, hasta algunos Thanatosian que la apreciaban
se ofrecieron a buscarla. Ofrecieron una fuerte recompensa a quien diera
información valiosa que llevara a encontrarla. Charlotte y Anette trataban con
magia pero según la pelirroja, parecía como si no existiera.
-¿Qué quieres decir? –Preguntó Anette
-Si estuviera muerta lo sabría, lo sé, pero parece que
alguien que también usa magia la está ocultando, lo peor es que debe de ser un
hechicero muy poderoso para que nada pueda rastrearla; posiblemente, no quiero
alarmarlos, pero con la clase de personas con las que socializa, puede que Kaya
esté detrás de todo esto.
-¡Ojalá no sea ella! No sabemos que intenciones tiene con
mi sobrina…
-¿Cómo está Flowery?
-Muy preocupada, pero está tratando de mantenerse fría para
buscar una mejor manera de encontrar a Vami.
Charlotte suspiró con pereza.
-Es tan complicado cuando hay hechiceros poderosos detrás
de esto. –Dijo con cierta resignación. –Debemos de redoblar esfuerzos. No sé…
algo se nos debe de ocurrir. Yuki está muy pero muy preocupado y me duele verlo
así –Charlotte bajó la mirada en señal de resignación pues no había hecho que
el joven Thanatosian la amara.
Teru solo hablaba cuando era algo que se refiriera a su
prometida, por lo demás parecía que el chico alegre de siempre había
desaparecido; incluso ya no había pintado en esa semana, toda su energía la
empleaba para buscar a Vamaranth. Había recorrido todo Soile y pensaba en una
manera eficiente de empezar a recorrer los alrededores, puertos, caminos,
entrevistarse con marinos e incluso piratas si es que era necesario. Jem por su
parte, buscaba en el mundo subterráneo de demonios, brujos y hombres lobo pero
era difícil conseguir algo pues esta clase de seres odiaba a los cazadores como
él.
Durante una fresca mañana, una de las criadas entró
corriendo al estudio del palacio Soile; fue a ver al señor Tuomas. La mujer
llevaba un sobre en la mano y se la entregó, una vez solo, él miró el sobre y
decía que era de Vamaranth, era su letra. Llamó a Tarja, al conde, a su hermana
y a su hija mayor para abrir la carta frente a todos. Una vez completos, empezó
a leer:
Para mi encantadora
familia:
Lamento causar tantas
angustias, pero quiero decirles que estoy mejor que nunca y volveré a casa esta
noche; llevaré invitados así que espero se porten muy cordiales con ellos.
Favor de avisarles a
todos mis amigos, quiero verlos a todos porque tengo noticias grandiosas que
darles.
Mis invitados llevarán
lazos rojos en sus muñecas derechas, para que los identifiquen.
Nos vemos esta noche.
Con amor… Vamaranth
Rápido corrieron la noticia, todos se alistaban para ir en
la noche al palacio, así haya sido una trampa; pero todos los Olsson
reconocieron la letra y efectivamente era de ella. Sea lo que sea, ellos
deberían de estar listos.
Todos estaban inmersos en el nerviosismo, esperaban en la
entrada desde que el ocaso llegó pero todavía no había nadie. Hizaki se
abrazaba a Zin pues tenía cierto nerviosismo mayor que los demás. Murmuraban
que tal vez era un engaño, pero Tuomas juraba que era la letra de su hija. El
tumulto disminuyó hasta que un carruaje tirado por dos enormes caballos negros
llegó. Bajó una mujer con un gran sombrero que impedía ver su rostro pero
Kamijo y Jasmine se pusieron a la defensiva, calmados por Flowery pues les dijo
que no era el momento pues estaban sus padres. Y es que la mujer se trataba de
Kaya; después bajó Alexander y ayudó a Sinéad a salir. Ante las miradas de
rechazo que recibieron, mostraron sus listones rojos en sus brazos derechos y
el conde se acercó a ellos, no podían actuar contra ellos, no en ese momento.
-¡Buenas noches! –Saludó Kaya con una gran sonrisa que les
parecía repulsiva. –Perdón presentarme de esta forma pero soy invitada especial
–volvió a mostrar su listón. –Mi nombre es Kaya señor conde. –Ella realizó una
reverencia y presentó a los demás.
-Buenas noches a todos –Habló el conde –Son bien recibidos
pero me gustaría ver a mi nieta.
-¡Esa niña! Quería darles una sorpresa porque se ve…
diferente… -Respondió Kaya.
-¿Diferentente? ¿Ese monstruo qué quiere decir? Murmuró
Teru apretando los puños. Kaya lo escuchó y sonrió perversamente.
-¡Querida! ¡Sal de una vez!
Una chica con un vestido rojo salió, usaba un corset
totalmente entallado y su falda caía sencilla pero no carente de gracias a los
largo de sus piernas; usaba guantes de terciopelo carmín a juego con sus
labios, sus ojos eran dorados; no los marrones de siempre o los rojo atigrados,
brillaban como los de un gran felino y su expresión era seria e incluso altiva.
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