martes, 6 de mayo de 2014

58. Adagio of the Full Moon

Hola, pues les dejo el capítulo 58, espero les guste pero les agradecería infinitamente que me dieran su puntos de vista sobre el capítulo un poco más detallado, aunque no les guste pero que me expliquen bien, eso lo pido de favor para mejorar porque siento que me estoy estancando como escritora ("wannabe escritora") y en verdad, me gustaría que me dijeran un poco más detallada su opinión; digo, un capítulo es de siete cuartillas mínimo, y pues sí me llevo un rato, no son enchiladas (?) No es mal plan pero en serio, me ayudarían mucho mucho; quizá algún día podré ser como Cassandra Clare (?) Ok, no tanto así pero mínimo ir mejorando cada día. Tampoco les pido una tesis con el análisis completo, si no un poco más de detalle ¿vale? Y pues ya, si no quieren pues no pero sí me pondré triste u_u (chantaje everywhere) 
Bueno, ya empecé el 61, espero terminarlo pronto porque ya estoy buscando empleo, mi madre ya se hartó de tenerme de nini así que ya empecé a buscar, ya, en lo que sea, de aquí a que empiezo la TP, y a eso le sumamos los quehaceres,el inglés, el japonés y mis lecturas diarias. Por cierto, hoy vi OUAT y me hizo spoilers bien feos del libro que estoy leyendo xD (Wicked: Memorias de una Bruja Mala) Pueden recomendarme libros, yo sí los leo, porque creo que Cazadores de Sombras no les interesó ;_; (?) Igual, pueden intentar leer el primer libro, si les parece vomitivo ya lo dejan... al menos sabré que lo intentaron ^_^ porque creo que se los recomendé desde que terminé Ciudad de Hueso o de Ceniza... el año pasado ¬¬ Y no hay pretexto porque les pasé los links de descarga 0 virus en epub y PDF para su cómoda lectura ;D
En fin, no todo se tiene en la vida (?) :) 
Y aquí (tan tan tan) ¡el capítulo 58! -aplaude- Espero de todo corazón que les guste. Lo bueno, está por empezar ;)




James se reunió con Kamijo bajo aquel árbol en aislamiento de la gente, Vamaranth se sentó en el pasto delicadamente pues usaba un vestido, los demás la siguieron. Ella se sintió un poco incómoda al notar que James estaba muy cerca y agradecía infinitamente su incapacidad para ruborizarse.
-Yo a usted lo he visto. –Mencionó James al ver a Kamijo. –Estaba presente en la cena con el conde ¿no es cierto?
-Así es, soy el prometido de la hermana de Vamaranth, Kamijo
-Es bueno ver que se cuidan entre familia. Pero bueno, creo que ese no es el punto… ¿de qué desean hablar conmigo?
-Pues verás Carstairs –Vamaranth habló –El día de aquella cena tú mencionaste algo que sabías acerca de mi verdadera identidad y pues me gustaría saber qué es lo que sabes.
-¿Por qué habría de decirle?
-Por favor…
-Me pasó someramente por mi cabeza cuando me dijo que quería hablar a solas conmigo, pero lo confirmé cuando encontré al joven Kamijo con usted. –Hizo una pausa para respirar profundamente –Pero nada me garantiza que pueda confiar en ustedes, han sucedido una serie de acontecimientos extraños a lo largo de mi vida y me es muy fácil encontrar a gente como ustedes.
-Puedes confiar en nosotros, eso te lo podemos prometer. –Respondió Kamijo con sinceridad. –Jamás hemos dañado a nadie.
-La señorita aquí presente lastimó a la esposa del embajador aquella noche, ¿qué me pueden decir al respecto? –Vamaranth sintió un escalofrío en su cuello al escuchar a James tan serio sin ese acento jovial que lo caracterizaba.
-Pero fue para darle una lección, la señora estaba de coqueta con Kamijo y mi hermana la estaba pasando mal. Además, ni siquiera le quité un 5% de su sangre total pero jamás tuve intención de herirla más.
-Además, Vamaranth es nueva.
-Lo supuse, porque aún está con su familia. -James miró a Vamaranth a los ojos y sonrió. –Debemos de cuidar a esta señorita para que jamás dañe a alguien, no sé por qué pero no puedo desconfiar de ella. Jamás un vampiro me había cautivado tanto.
-Deberías de callarte Carstairs.
-¿Cuántos como ustedes hay más? –Preguntó James.
-Somos cuatro, pero hay más y no te puedo garantizar que sean pacíficos. No tienes que preocuparte, tenemos un equipo preparado para hacerlos frente si es necesario.
-Vaya, han hecho bastante bien entonces.
-Vamaranth siendo aún una neófita es increíble. –Afirmaba Kamijo.
-Ya lo creo. –James volvió a sonreír. –Yo puedo servirles si gustan, soy un cazador de demonios contratado por el embajador de China pues digamos que él un poco paranoico y por allá nuestros servicios son reconocidos, en esta zona preferimos permanecer de incógnito.
-¿Solamente eres tú?
-Aquí sí, en los alrededores posiblemente haya más como yo pues estamos distribuidos por el mundo.  Aunque evidentemente nos cuesta ir a muchos lugares. En grandes ciudades siempre estamos presentes.
-Entiendo, tenía un poco de temor al encontrarme a cazadores intransigentes, como verás, Vamaranth es inexperta y debíamos de cuidarla.
-Pues si hay que cuidarle de algo… ¡pónganme a mí en frente! –James parecía sonreír pero a la vez lo decía en tono serio, Vami permanecía en silencio.
-Me alegra ver tu buena disposición. Pues creo que es hora de retirarnos, nos agota mucho estar a la luz del día.
-Me imagino. Está bien que vayan a descansar. Estaré alerta por los vampiros no amigables. Fue un gusto conversar con ustedes. –Miró a su lado. –Fue un placer verla de nuevo.
-No opino lo mismo Carstairs. –Respondió Vami fríamente.
-Puedes llamarme James o simplemente Jem.
-De acuerdo Carstairs.
Jem suspiró y puso sus ojos en blanco.
-Como usted diga. -¿Puedo preguntarte algo a solas? –Le indicó a Kamijo.
-Claro, vamos.
Kamijo y Jem se alejaron de donde estaba Vami, ella miraba de reojo a Jem pero cuando éste le sonrió, dejó de hacerlo.
-Disculpa Kamijo por molestarte pero… ¿es cierto lo del prometido de la señorita Olsson?
-Totalmente cierto.
-¿Cómo es él? Perdona mi curiosidad.
-No te preocupes.  Pues es una gran persona.
-¿Y físicamente?
Kamijo sonrió al mirar a Jem.
-Alto, delgado, ojos rasgados, tez pálido-amarilla, y un desordenado cabello plateado.
-¡Por el ángel!* ¿Cuándo me comprometí con ella? –Dijo asombrado.
-¡Ja! Yo mismo me sorprendo, eres muy parecido a Teru.
-Sería un gusto conocer a quien ha ganado el corazón de la impasible Vamaranth.
Cuando Jem se marchó, Kamijo volvió con Vamaranth, la ayudaba a levantarse cuando una voz chillona y desagradable los encontró. Se trataba de Scarlet quien apareció con su mal genio que adquirió desde que Teru la rechazó por preferir a Vami.
-¡Vaya! ¡Qué familia! Mientras tu hermana está con tu novio, tú estás con el de ella ¿qué extraño juego están haciendo? –Dijo enfadada.
-¡¿A qué rayos te refieres?! Realmente todos somos muy buenos amigos así que no veo nada de raro.
-Pues yo encontré a tu hermana en casa de Teru y ambos estaban muy abrazados…
-¡Un momento! –Vamaranth dijo de golpe -¡¿Qué rayos hacías tú en su casa?!
-¡¿Estás más preocupada por lo que yo hacía?! –Reclamó indignada Scarlet.
-¡Pero por supuesto! ¡Jamás desconfiaría de mi hermana ni de mi prometido! Evidentemente de ti, sí.
-¡Pues claro! Si ustedes también están juntos –Miraba a Kamijo y a Vamaranth con desagrado. -¡Estúpida! –Scarlet se marchó.
-¡Qué tipa! De lo que se salvó Teru. –Observó Kamijo divertido.
-Vaya que sí, jamás se cansará de hacer lo posible para que nos separemos. Al menos es sólo una humana. No que Kaya y Alexander son ruines y despiadados con ustedes.
-Ni que lo digas.
Sinéad no había regresado al escondite que compartía con Kaya y Alexander pues sabía que había hecho enfadar mucho a la vampiresa, y ella misma se sentía furiosa al aumentar su odio hacia Hizaki y Vamaranth pues no podía creer que siempre las prefirieran a ella cuando las consideraba tan simples y ordinarias a su lado. La pelirroja se sabía hermosa, casi como la misma Afrodita quien causó diversos conflictos de amor en el Olimpo, ella se consideraba a sí misma perfecta. Su vista de pronto le apreció percibir algo familiar, una brillante cabellera plateada caminaba por las calles y se dirigía al bosque. No podía reconocer a ciencia cierta el aroma por la multitud pero nunca había visto persona con el color de cabello igual por lo que se sintió segura que era Teru, era una buena oportunidad para acercarse a él pues se encontraba solo. Sin pensarlo un instante, fue tras él de una forma muy sigilosa, como si se tratara de un felino acechando a su presa.
Teru poco a poco se adentraba en el bosque, llevaba algo entre las manos pero Sinéad no le interesaba saber qué era, sólo podía ver el color plata del cabello que era despeinado por las pequeñas brisas de lo sedoso que era.  Pocas veces podía ver ese radiante color entonando con un sobrio traje negro, Teru acostumbraba a usar tonalidades azules, de cualquier forma lo siguió, casi sin prestar atención a su aroma pues no había necesidad. Teru se encontraba caminando hacia el interior del bosque, la vampiresa estaba cada vez más cerca, escuchaba el sonido de las ramas bajos las pisadas del chico que seguía. Y cuando pensó que nadie estaba a los alrededores más que ellos dos, se adelantó y sin siquiera prestar atención se plantó delante de Teru, tan emocionada estaba que no notó que aquel hombre no se trataba de quien creía y fue hasta que él le proporcionó un golpe en el abdomen tan fuerte que la dejó tirada, lo miró al rostro y él con suma tranquilidad colocó su pie sobre su cara. Ella al sentirse humillada por un desconocido, pero simple humano se levantó sacando de balance a Jem quien en un salto logró mantenerse de pie a pesar que Sineád usó mucha fuerza.
La vampiresa estaba a la ofensiva y arrojó a Jem al suelo, éste logró quitarla de encima y rodarse para liberarse para después sacar del interior del bastón una espada muy fina con inscripciones con símbolos desconocidos para la vampira. De inmediato supo que era de plata por lo que aquel joven sabía muy bien a lo que se enfrentaba y hasta se encontraba preparado.
-¿Quién demonios eres tú? –Preguntó altiva Sinead mientras lo miraba de arriba abajo.
-No pienso decirte mi nombre hija de la noche. De primera instancia parecía que me conocías pero definitivamente yo no a ti ¿me ha confundido con alguien? –Respondió Jem con absoluta y admirable calma a pesar de estar frente a una vampiresa furiosa.
-Pude haberte matado.
-Por lo visto no quieres responder. ¿Crees que hubiese dejado que me mataras?
-Te crees muy listo, pero no eres más que un simple humano. –Sinéad escupió a los pies de Jem.
-Un humano… mmm –El chico tomó una expresión pensativa. –Pues sí, soy un humano pero reconoce que me tuviste miedo y por eso no seguiste atacándome. En fin… -suspiró –Si me permites, debo irme porque en este momento no estoy en servicio, estás de suerte.
-¿Suerte? ¡Vaya que eres un prepotente! No quiero ensuciar mis delicadas manos con alguien como tú. Eres bastante desagradable.
-Lamento ser desagradable pero no busco agradar a nadie, estoy aquí de trabajo. Y por cierto, cuídate cuando estén en servicio. Jem emprendió la marcha, la pelirroja hizo una mueca, decepcionada de no encontrarse con Teru, pero intrigada de por qué ese sujeto tenía esas habilidades y lo peculiar de su arma.
Sinéad debía de llegar al escondite de Kaya pero desde la vez que atacó a Hizaki e hirió a Vamaranth tenía temor de ver a aquella cruel vampiresa pues sabía que la había hecho enojar. Llegó al portal de aquella casa ubicada en la parte más oscura del bosque y llamó a la puerta. Una chica con una condición corporal debajo de lo normal abrió y al reconocerla la hizo entrar. Kaya no estaba presente pues era muy temprano, Sinéad buscó a Alexander pero tampoco estaba, con cara de repugnancia encontró un cadáver de una mujer de aproximadamente 30 años desnuda en el corredor de la casa, ni una gota de sangre en ella, seguro fue una víctima de Alexander pues se trataba de una bella mujer. Llamó a una de las criadas para que se deshiciera del cuerpo inerte. Llegaron dos chicas que ninguna de ellas pasaba los 20 años, a veces se preguntaba dónde era que Kaya conseguía a sus sirvientas pues siempre eran muy jovencitas y bonitas. Dejó de pensar en tal idea cuando Hizaki vino a su mente y no pudo sentir más que odio hacia ella.
A la puesta de Sol, Helena y Masashi iban a casa después de comprar sus víveres. Pronto pudieron notar a Vamaranth y a Kamijo dentro de una tienda de antigüedades, la pareja entró para encontrarse con ellos.
-Hola ¡hace tiempo que no los veía! –Saludó Helena. -¿Qué los trae por aquí?
-En la mañana, Kamijo compró un brazalete para Flowery pero lamentablemente lo perdió así que estamos buscando un nuevo regalo porque hoy irá a “cenar” con la familia y no quiere llegar con las manos vacías.
-Vaya, no creí que alguien como ustedes se les perdieran las cosas. –Mencionó Masashi muy divertido.
-Es que estábamos ocupados, mañana te enterarás en el entrenamiento Masashi pero en verdad me vino a joder darme cuenta muy tarde, las joyerías están cerradas ya y este lugar se nos hizo buena idea buscar.
-¿Se trata de algo delicado? –Trató de saber Masashi.
-Pues al principio parecía que sí –respondió Kamijo –pero creo que no lo es tanto pero aun así considero pertinente que lo sepan porque puede que incluso nos pueda beneficiar. Pero prefiero dar más detalles mañana a todos, no es por nada pero… sólo quiero conseguir el regalo perfecto para mi Flow.
-¡Mira! –Vamaranth tomó una muñeca en sus manos.
-Jamás me agradaron las muñecas. –Respondió Kamijo.
-¡Pues obvio porque no eres niña! –Le dijo Helena muy divertida.
-¿Tienes algo en mente? –Preguntó Masashi a Kamijo.
-No, realmente ahorita no tengo nada en mente ¿podrían ayudarme? Parece que la tienda está próxima a cerrar.
-¿Y si le llevas flores? –Sugirió Vami.
-Si no encontramos nada, esa sería la opción pero esta vez deseo darle algo más duradero.
-Mmm ¡tenías que perder el brazalete! Lo peor del asunto es que ¡ni siquiera lo vi! –Se quejó Vamaranth.
-¿No te gusta esto?
Masashi tomó un alhajero que parecía victoriano, estaba en buen estado y estaba forrado con terciopelo rosa. De exterior dorado con rojo, y un ángel bajo la cerradura. Dentro estaban dos llaves color dorado y en la tapa había un espejo. Se lo mostró a Kamijo quien a verlo, sonrió.
-¡Me lo llevo! –Pronunció el vampiro enamorado.
Helena miraba el hermoso alhajero y encontró que el terciopelo interior tenía una especie de grabado, con símbolos muy parecidos a runas. Se lo mostró a Masashi quien sólo se limitó a decir que le parecían bonitos dibujos. Vamaranth echó un vistazo cuando Helena le hizo ver los símbolos.
-Parece que los he visto antes, quizá en un libro. Pero he leído tantos que no sabría decir… -Mencionó la niña vampiro.
-Pues yo también los recuerdo, así que debe de ser de un libro que hemos leído en común. –Kamijo apareció en la conversación, ya había pagado el artículo así que les dijo a los demás que ya podían salir de la tienda para ver mejor los símbolos.
-Pues yo digo que no hay que darles tanta importancia a esos símbolos. –Decía Masashi muy tranquilo.
-Pues puede que signifique algo. –Habló de pronto Vamaranth tomando entre sus manos aquella bella cajita. –Recuerden, en la antigüedad existieron alfabetos que en vez de letras, usaban runas, básicamente distribuidas en Escandinavia y en lo que es ahora el Reino Unido, por ejemplo, está el  futhark y el futhorc que a su vez dieron origen a otros alfabetos rúnicos.
-¡Vaya! No sabía eso. –Respondió Masashi.
-¿Conoces alguno de esos alfabetos? –Helena la miró fijamente.
-No Helena, los he visto en algún libro, sí, pero podría reconocer ningún tipo de runa ni mucho menos saber su significado. –Miró a Kamijo. –Si gustas, podremos buscar en tu biblioteca.
-Tienes toda la razón, si yo también los he visto es porque en algún libro de mi biblioteca deben de estar.
-Pero creo que están haciendo esto muy grande. –Interrumpió Masashi –Son simples grabados en un trozo de tela.
-Masashi, las runas tenían gran poder mágico, ¿no crees que después de lo que estamos viviendo es importante creer en los cuentos? –Vamaranth lucía seria. –Si bien, esta pieza es victoriana, sabemos que la gente cree en magia sin importar las épocas. Por el aspecto de la caja, es muy femenino, tal vez buscaban protección para una chica. Podemos inclusive consultar con Charlotte si sabe algo.
-La biblioteca de Kamijo es enorme, podríamos ayudarles. –Sugirió Helena.
-¡Me parece perfecto! –Sonrió Vamaranth. –Sería una pasada que esta cajita pudiera proteger a mi hermana de las malas vibras.
-¿Y si las runas dicen algo malo? –Masashi ya parecía más interesado en el tema.
-No, hay un ángel en la cerradura, eso puede ser que hayan mezclado aspectos de magia escandinava y cristianismo para dar bendición a alguien o para la protección. ¡Vaya! Es un artículo interesante. –Vamaranth parecía muy interesada en aquel objeto. -¿Alguien tiene papel y tinta?
-Traigo papel. –Helena buscó entre las bolsas de las compras –Aquí envolvieron los apios, no lo necesito. –Extendió un papel de gran longitud y Vami lo tomó.
-¿Algo con qué escribir? –Todos negaron. –De acuerdo, busquemos agua y tierra, escribiré con lodo como lo hacía de niña.
-Lo recuerdo muy bien. –Recalcó Masashi.
Una vez con la mezcla de lodo, Vamaranth introdujo su meñique y empezó a copiar los símbolos que habían en el alhajero. Era muy cuidadosa con los trazos y trataba de hacerlos lo mejor que podía. Cuando terminó, sopló al papel y le devolvió la cajita a Kamijo no sin antes advertirle que no debía de perderla porque ya no iban a encontrar tiendas abiertas. Acompañaron a la pareja de casados hasta su casa, la vampira llevaba su dibujo sin doblar para dejar que se secara, pero gracias a que el viento se hizo un poco más intenso pudo doblarlo y guardarlo en su bolsa antes de llegar a casa. Kamijo la detuvo antes de llamar a la puerta.
-¿Vamos a llegar juntos? ¿No crees que se preste a malos entendidos? Como con Scarlet.
-Pues… tienes razón, puedo entrar por el jardín y hacer como si ya tuviera rato perdida en mi habitación.
-Me parece buena idea. Nos vemos dentro entonces.
-Así es. Gracias por acompañarme a buscar a Carstairs.
-Quién hubiera imaginado que era el cazador de demonios del que te hablé. Para serte sincero… ,me inspiró confianza y se ve que le agradas.
-¿Le agrado?... ¡se ve que me detesta! Es un arrogante.
-Al principio me lo pareció pero creo que estaba fingiendo porque es tan malo mintiendo que no le creí su posición de seductor contigo. Le agradas y no sabe cómo acercarse a ti.
-Pues que ni lo intente, perderá su tiempo.
-Pero puedes agradarle sólo como amiga.
-¡Ni como amigos!
Vamaranth se fue a buscar el lugar adecuado de la cerca para entrar a su casa. Había mejorado en entrar de esa forma usando vestidos. Lo primero que vio al entrar al palacio fue a Gertrudis, quien siempre parecía que la esperaba. Ella tomó a la gata en sus brazos y sin hacer ruido se metió a su habitación donde se recostó un rato. Pensaba en Teru, en que no había tenido oportunidad de estar con él; aunque solo imaginarlo la llenada de calma hasta que pasó de pensar en Teru a pensar en Carstairs, y fue cuando ella se incorporó de golpe, sacudió su cabeza y se dijo a si misma “Vamaranth, estás loca por pensar en ese imbécil” Gertrudis la miraba y la chica a veces pensaba que la única que la entendía era la gata pues siempre estaba presente con su mirada tranquilizante cuando más perdida se sentía. La abrazó delicadamente y le besó la cabecita, la pequeña sólo maulló pero no se movió e incluso se recargó en el pecho de Vami.
-Eres bastante dulce. –Le decía a Gertrudis. –Sin tu compañía tal vez no podría seguir adelante, sin duda, tú no eres una gata ordinaria. –Volvió a maullar
Ella abrazaba a su gatita hasta que alguien llamó a su puerta.
-¡Vamaranth! ¿Estás? –Era su tía Anette.
-Sí, aquí estoy.
-Ya llegó Kamijo, baja a cenar, yo puse la mesa así que ya sabes qué hacer.
-¡Gracias tía! Es un minuto estoy allá.

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