Pues de nuevo, aquí estoy con otro capítulo; ustedes perdonen si soy odiosa y de a desear los capítulos pero pues me tardo mucho, ustedes los leen rápido... o sé, ustedes me entienden (?) Ok, quizá no.
Y como siempre, va la sección "el Diván de Maggie"... a veces pienso que si no fuera por los visuals japoneses, a estas alturas de mi vida ya tendría novio (?) pero doy gracias a que los conocí que mis expectativas subieron y no ando con cualquier idiota (?) Prefiero mi soltería a andar con cualquier sujeto... chico sexy para Maggie es aquel que aunque se vista de chica siga siendo sexy xD Ok, nop. Más bien sería... que aunque use maquillaje siga siendo sexy, ok, eso tampoco, bueno, ustedes me entienden. El las últimas semanas han pasado tantas cosas que me llevaron a pensar esto... realmente es terrible... pero bueno, acá va el capítulo; ya saben lo que espero de los comentarios, pronto les proporcionaré un formato para que lo llenen después de leer cada capítulo, ok, no, eso es extremo. Bueno, ya.
Aquella era una mañana agradable, el frío había disminuido
considerablemente y el Sol salía con sus brillantes rayos dorados iluminando
todo. Las personas se despertaban al sentir el candor del astro rey para
iniciar su jornada diaria. Flowery iría a dejar ropa y alimentos como donación
de parte del conde al albergue de la zona, Hizaki y Teru la acompañarían pues
Tarja, Tuomas y Anette debía de hacer una de las tantas visitas protocolarías
de siempre, Anette ni iría pero el conde le pidió personalmente que se uniera.
Vamaranth evidentemente se encontraba en su escondite pues los días en los que
su familia salía desde temprano eran los que podía descansar más. Teru de
inmediato le dijo que él iría e invitaron a su prima también quien aceptó feliz.
-¿Kamijo no te ha dicho nada sobre Vami? –Preguntó Teru
–Supe que salían muy seguido.
-Sí, pero no he sabido nada, a veces siento que sólo están
perdiendo el tiempo. –Dijo algo pesimista. –Ayer me dijeron que tienen algo
importante que decirnos pero según yo, no va por ese lado.
-¿Crees que sea algo sobre Kaya?
-No lo sé, hoy lo sabremos así que no hay que
desesperarnos. Quieren vernos a todos.
-¡Vaya! Al fin podré ver a mi niña.
-Cierto, hace mucho que no la ves… pues sí, hoy será el
día.
-¿Sigue igual de lejana?
-Igual, y esto me está desesperando.
Vamaranth a pesar de estar sola en casa, no podía
descansar, esa tarde debía de ver a Kaya pero tenía que librarse de ella rápido
para ir a la junta que haría Kamijo, aunque ella ya sabía de qué iba a tratar
pero quería estar presente para ver a Teru, lo extrañaba tanto pero aún no
podía acercarse tanto a él como quería, ella se sentía como una traidora al
estar con Kaya y no decir nada, mientras todos se empeñaban en protegerla.
Salió a caminar con una sombrilla pues el sol cada día estaba más intenso. Se
dirigió hasta el parque donde se sentó junto al lago, miraba a los blancos
patos que se refrescaban en el agua. Miraba aquellos animales cuando de pronto,
frente a ella, apareció una hermosa rosa blanca, levantó la mirada y se
encontró con los dulces ojos grises de Jem.
-La rosa es para ti. –Le dijo Jem, Vam la tomó y le
agradeció. -¿Puedo sentarme?
-Está bien.
-Mira, sé que en el principio me porté algo muy grosero
contigo pero no fue mi intensión, a veces se me queda parte de mi mejor amigo,
él es el prepotente ególatra y eso se me hace divertido, pero creo que a mí no
me sale.
-Pues te salió perfecto, en verdad creo que eres un
grosero.
-Lo siento mucho en verdad. Te vi a lo lejos y te compré la
rosa, espero te haya gustado.
-Es muy hermosa, gracias.
-Espero que tu prometido no se enoje porque te regalé una
flor, pero quiero dejar claro que no me interesa quitarle a su novia. Además,
sí, me agradas pero como amiga, se ve que eres muy dulce.
-Gracias, creo que si hubieras sido así antes, no me hubieras
caído tan mal. –Vamaranth le sonrió. –Carstairs…
-¡Jem de favor! O al menos, James.
-Jem… -volvió a sonreír y Jem hizo lo mismo -¿Eres de aquí?
-No, yo tengo un par de meses en Soile, vine porque el
Embajador me contrató pues es muy supersticioso y cree que está siendo
perseguido por un demonio, es una pérdida de tiempo porque no es cierto.
-¿Así que el embajador sabe de la existencia de los
cazadores?
-En China, el grueso de la población lo sabe, es un pueblo
mítico aunque muchos creen que sólo perdemos el tiempo o que solo es una broma.
-¿Eres de China?
-Así es.
-Vaya, no luces como un asiático –lo miró mejor mientras
hacía una pausa –no del todo…
-Mi madre era de China y mi padre era británico. Hay muchos
británicos en China y algunos están formando familias con las nativas. Mis dos
padres eran cazadores también.
-¿Y ellos están en China?
-No –La mirada del joven se apagó y bajó la mirada –Están
muertos…
-¡Lo siento mucho! Yo quería…
-No te preocupes, la vida de un cazador de demonios es
corta, hay peligros en todos lados y mis padres murieron cumpliendo su deber,
no debe de haber dolor, ellos dieron honor a los Carstairs.
-Jem…
Vamaranth miró que pese a la fortaleza de las palabras de
su compañero, sus ojos desprendían un inmenso dolor por lo que casi
instantáneamente lo abrazó, él, sorprendido tardó en reaccionar pero también
correspondió a ese abrazo.
-¿Y no tienes más familia?
-Tengo un tío en Gran Bretaña pero lo veo poco, vivo con
los cazadores de Shangai, que curiosamente la mayoría son británicos. Pero
ellos son como mi familia, son muy buenos amigos míos, Will, Jess y… -suspiró
–Tessa…
-Uy, por la forma en que dices su nombre, creo que Tessa es
tu novia. –Vami no recibió con mucho agrado el escuchar ese nombre.
-Te equivocas, ella es la prometida de mi mejor amigo, no
puedo acercarme a ella.
-Jem… ¿entonces la amas en secreto?
-Así es, por eso acepté venir por lo muy absurdo del
trabajo, quería mantenerme lejos para tratar de olvidarla, pero no puedo.
-Jem… es terrible amar a alguien que está comprometida con
alguien más, y lo peor, con tu mejor amigo.
-Will es como mi hermano, no debo siquiera pensar de esa
forma en su novia.
-Ya veo, no sé qué decirte Jem –lo tomó de la mano –Eres un
chico maravilloso, encontrarás a la chica que se enamoré de ti y permanezca a
tu lado por siempre, no te desamines.
-Muchas gracias, en verdad que no todos los vampiros son
seres crueles sedientos de sangre.
-Pues sedientos de sangre sí, la diferencia radica en la
manera de saciarnos; muchos secan a sus víctimas, otros nos alimentamos en poco
a poco para no matar a nadie. Tuve la suerte que una vampiresa me haya ayudado,
aunque no he sabido de ella pero es así, es muy solitaria; me encantaría volver
a verla algún día. Y después están Jasmine, Kamijo y Zin.
-¿Tú familia sabe lo que eres?
-Sólo mi hermana y mi tía, no encuentro la forma de decirle
a mis padres y a mi abuelo, pero he convivido muy bien con ellos así aunque sé
que no puedo ocultarlo siempre.
-¿Qué es lo que más te gusta hacer?
-Me encanta leer… -Jem se puso serio -¿Qué te ocurre?
-A Tessa es lo que más le gustar.
-Lo siento de nuevo…
-No te preocupes, te pareces mucho a ella, eres fuerte como
ella. Sólo que ella es alta y tú eres bajita y pese a tu gran fortaleza, siento
unas ganas enormes de protegerte, aún más que a Tess…
-No digas eso… ella es lo que más amas, yo una desconocida.
-Pues ya no te considero una desconocida, creo que eres una
buena amiga. Me gustaría mucho verte más a menudo.
-Pues ya veremos…
-Debo irme a casa.
Jem tomó su bastón y al momento de levantarse, cayó de rodillas al suelo
envuelto en una tos muy marcada, la chica se levantó para verlo y ayudarlo a
mantenerse erguido al notarlo que podía caer.
-¿Qué tienes?
-Nada –Respondió él pero volvió un segundo ataque de tos.
-Te ayudaré, te llevaré a tu casa; no puedo dejarte ir así.
-No tienes que hacerlo.
Vamaranth miró el reloj de edificio frente al lago, poco
podía ver la hora desde aquella distancia pero para ella le era sumamente
fácil, casi era su cita con Kaya pero poco le importo, si se apresuraba,
llegaría a tiempo.
-No me importa, te llevaré.
Vamaranth sujeto del brazo a Jem cuando éste se había
incorporado, se notaba muy pálido y débil, ella sujetó su bastón junto a su
sombrilla cerrada para empezar el camino. La casa de Jem era pequeña, con
apenas lo necesario para vivir, la chica se imaginó que era de alquiler a no
ver cuadros ni nada. Subieron las escaleras lo que resultó algo incómodo pues
eran muy estrechas, pero Vamaranth insistía en ayudarlo. Lo recostó en su cama
que era muy simple, como si fuera de orfanato. Ella lo arropaba y él, débil
como estaba, la miraba tiernamente. Con Jem en cama, Vamaranth dejó el bastón y
su sombrilla en un rincón.
-Debo irme, te aconsejo que duermas o mínimo que no te
levantes. ¿Deseas algo? No sé ¿comida? Te la puedo dejar al alcance o puedo ir
a comprarte algo aunque tardaría un poco.
-¿Me puedes pasar la cajita que está sobre esa silla de
favor?
La vampira buscó la silla, la habitación sólo amueblada con
un viejo ropero, un buró y una silla, en la esquina donde se encontraba el buró
había un estuche de violín y una gran maleta cerrada. Sobre la silla, se
encontraba una cajita roja metálica con el dibujo de una mujer en la tapa,
posiblemente alguna artesanía china por el tipo de dibujo. Se lo dio a Jem,
tuvo curiosidad por saber qué guardaba él en aquella caja, pero no preguntó.
Ella fue a buscar en la cocina donde sólo encontró para preparar café y un
trozo de pan, mismo que llevó a Jem quien no se cansó de agradecerle.
-Debo irme, cuídate mucho de favor.
Y se marchó, olvidando su sombrilla.
Flowery y Teru al salir del albergue, fueron a dejar a
Hizaki con Zin pues tendrían una cita. El Philian acompañó a Flow al palacio. Debían
de esperar hasta después de la cena para irse con Kamijo. Tarja que ya había
llegado, invitó a cenar a Teru, y notaron la ausencia de Vamaranth en el
palacio. Mencionó Tarja que cuando ellos habían llegado, su hija menor ya no se
encontraba. Teru se desanimó un poco pues deseaba verla. Todos se dispusieron
en el comedor para la cena, Flowery le dijo a Teru que podía sentarse junto a
ella, todos cenaban y platicaban muy a gusto, Tarja estaba molesta porque su
hija no había llegado a tiempo pues no entendía dónde estaba su prometido se
encontraba con ellos en ese momento pero Tuomas se encargó de calmarla.
-Buenas noches, lamento llegar tarde. –Era Vamaranth quién
se recargaba en el marco de la puerta al salón del comedor.
-¡¿Qué hora es esta de llegar?! ¡Y ni digas que estabas con
Teru porque aquí está! –Tarja lucía furiosa.
-Ya lo vi, parece que es invitado de mi hermana así que no
hace falta que esté yo aquí… pues bien, no tengo hambre, iré a mi habitación a
dormir de una buena vez.
-¡Vamaranth! –El peliplata se levantó de su asiento –Por
favor, aunque no cenes, siéntate a mi lado…
-Te veo cuando termines de cenar en la biblioteca. Buen
provecho a todos. –Se marchó sin mirar atrás a Teru lo que lo hizo sentir mal.
Sin embargo, la chica fue a la cocina del palacio,
pidiéndoles a las sirvientas que estaban allí que no dijeran nada de lo que iba
a hacer. Ella traía una bolsa mediana de satín y empezó a poner pan, queso,
frutas, unos tomates, jamón e incluso se atrevió a echar una botella de vino
dentro de ella. También agregó especias, cebollas y un poco de pasta y una botella
pequeña de aceite en ella. Argumentó que era para una buena causa cuando las
mujeres la miraban con extrañeza. Sabía que ellas no dirían nada. Rápido se fue
a su habitación a dejar las provisiones que pensaba llevarle a Jem. Se acomodó
un poco el cabello y pasó el cepillo, se colocó un rubor muy tenue y bajó a la
biblioteca, Teru aún no llegaba. Se sentó junto al estante y aquella vez no
tomó ningún libro, solo esperó. Escuchó claramente como las sirvientas pasaban
del salón del comedor a la cocina, ya habían terminado de cenar; siguiendo por
pasos que se acercaban a la biblioteca; el sonido de las botas de Teru contra
el piso hacía que ella sintiera una emoción muy fuerte, y poco a poco, su aroma
que la envolvía en tantos recuerdos que había pasado a su lado. Ella al llegar
sentía miedo pues había abandonado la lección de buenos modales que Kaya le
estaba impartiendo lo que había hecho molestar a su creadora. Alguien abrió la
puerta, sin duda se trataba de él, ella se levantó de su asiento y corrió abrazándolo
con tanta fuerza que cayeron al suelo.
-¡Vaya! Creí que estabas enojada conmigo –Dijo Teru entre
risas tumbado en el piso debajo de su novia.
-Ya te dije, que pase lo que pase, nunca dudes que te amo.
Él tomó el rostro de su prometida entre sus manos y lo
acercó hasta que sus labios se tocaron.
Flowery fue a su habitación, esperaría hasta que todos se
fueran a acostar para ir por Vamaranth y Teru, y también le quería dar un poco
de tiempo a solas a la pareja que buena falta le hacía. Alguien llamó a su
puerta, se trataba de Anette. La chica fue a abrirle a su tía quien también
venía con Charlotte.
-Hubieras llegado antes, te has perdido la cena. –le dijo
Flow a la pelirroja.
-No te preocupes, cené en casa, es que pensé que podríamos
irnos de aquí todos con Kamijo.
-Pensé que irías con Yuki…
-Pues sí, pero a veces él necesita su espacio, tiene mucho
qué pensar.
-¿Vas mal con él?
-Pues… como al inicio, él no puede sacar de su corazón a tu
hermana aún.
-Yuki es un testarudo. Debería de entender que ella no lo
ama, y que en cambio tú, darías tu vida por él.
-Pero no queda de otra. Soy una mujer con poca autoestima y
mientras él no me aleje, siempre estaré.
-Charlotte… me duele verte así.
-No te preocupes, haré el intento pues sé que no es
correspondido, y si de plano no funciona o se enamora de otra, me haré a un
lado.
-Charlotte…
-Tengo más vida que tiempo, así que no te preocupes.
-Vamos por Vamaranth y Teru –Decía Anette- Tus padres y el
conde ya se fueron a acostar.
Las tres fueron a la biblioteca que era el lugar dónde se
habían quedado de ver; Flowery los encontró sentados, leyendo un libro
abrazados, eran ilustraciones de Asia y ambos se veían felices.
-Lamento interrumpirlos pero debemos irnos. –Vamaranth
corrió a su habitación y llegó con una bolsa, no quiso decir qué contenía y los
demás no insistieron en seguir preguntando.
Los primeros en llegar fueron Hizaki y Zin seguidos por
Yuki, Masashi y Helena. Poco tiempo después llegaron los demás. Al llegar
Flowery, de inmediato fue al lado de Kamijo. Él les contó sobre lo que habían
sabido de Jem, estuvo a punto de mencionar el interés que Carstairs había
tomado por la menor de las Olsson pero se contuvo al ver a Teru, pero ella sí
notó lo que iba a decir, se puso algo nerviosa pero al omitirse ese detalle, se
calmó un poco. Kamijo no tocó el punto de las runas en el alhajero que regaló a
su novia pues quería estar seguro de saber qué eran exactamente y para eso,
tenía pendiente la búsqueda en su biblioteca.
-Entonces… ese sujeto trabaja para el embajador pero
ofreció su ayuda a nuestra causa ¿cierto? –Planteaba Teru -¿Por qué un
desconocido iba a querer ayudarnos?
-Porque es su deber como cazador de demonios –Se adelantó a
decir Vamaranth. -¿No lo creen? –Por suerte la chica carecía de su capacidad
para ruborizarse.
-No sé, no lo conozco, no me da confianza. –Advertía Teru.
-Pues yo ya tuve la oportunidad de hablar con él y me
pareció un muy buen chico. –Respondió Kamijo.
-Bueno, sé que eres más perceptivo que yo, confiaré en tus
instintos.
-Gracias Teru. Nada perdemos con pedir su ayuda.
-Pero yo lo tomaría como último recurso…
-¿Por qué Vami?
-Después de todo, no es su lucha. Si nos organizamos bien
nosotros podemos hacerlo, pero dénme tiempo, tengo una idea pero no puedo decir
nada por el momento. Por favor, no me hagan decir nada.
-Hermana… sólo espero que esa idea no sea ponerte en
peligro de alguna forma.
-Todos estamos en peligro. ¿Qué más da arriesgarnos un poco
para dar el último golpe? Tenemos más para ganar que para perder, venceremos a
Kaya… yo lo sé.
-Vamaranth…
-Debo irme, debo de hacer algo antes del amanecer. –Dijo la
vampira y se marchó sin despedirse siquiera de Teru.
-Vaya, ella cada vez me confunde más. –Dijo el peliplata
para sí mismo pero todos pudieron escucharlo.
-¿Y ahora con quién nos vamos? –Preguntó Flow a su tía.
-Yo las acompañaré, no puedo dejar que vayan solas. ¿Vienes
Jasmine?
-Claro. Aunque iba a ir a la biblioteca a empezar a buscar
algo… -Jasmine ya sabía lo de las runas y quería empezar a buscar. -¡demonios!
Por más que quiera no puedo buscar lo que quería, entonces mi conciencia estará
tranquila al acompañarte. –Vamaranth no había llevado el papel con las runas
dibujadas.
-Supongo que ya será después, vamos.
Kaya estaba en su escondite con Alexander, ambos en silencio,
Sineád llegó después siendo recibida por una mirada furiosa de Kaya, Alex las
miró pues no sabía nada sobre el atentado que Sineád hizo a Hizaki y donde
Vamaranth terminó herida; la pelirroja sentía la tensión aunque sabía que si
quería matarla, ya lo hubiera hecho, admiraba a Kaya y le dolía profundamente
que ella prefiriera a las dos personas que más odiaba, sin embargo, tanto era
su deseo de seguir sirviendo a su protectora que estaba dispuesta a no tratar
de seguir sus impulsos pues al final, si la ayudaba, dejaría a Zin libre pues
deseaba tener a Hizaki con ella. Alexander, harto de aquel silencio
enloquecedor, se levantó para ponerse en medio de la sala.
-¡Oigan! ¿Ustedes qué demonios se traen?
-La querida Sineád que siente que se puede mandar sola, aún
cuando pueda echar todos mis planes abajo.
-¡Lo siento mucho! No lo volveré a hacer.
-¡Júralo! Que ya tengo a Zin en la mira y solo porque tú lo
anhelas no lo he liquidado, pero si sigues así, un día puede desaparecer para
que no lo encuentres jamás. –Kaya lucía realmente enfadada, sus iris eran casi
tan blancos como la nieve rodeados por un discreto halo negro.
-¡Lo juro por el mismo Zin! –Sineád se había arrodillado
ante ella, Alexander consideró patética esa escena.
-No permitiré más fallas. Por cierto, hoy Vamaranth me dejó
a plena clase, ya se está revelando y eso no me conviene. Va a ser hora de
llamar a Selia para que empiece con los preparativos, y mientras ella esté
ausente, querido Alexander, podrás tomar libremente a tu amada pues todos estarán
enfocados en buscar a su hermana.
-Espero con ansias eso –Alex pasó su lengua por sus labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario