Pues creo que le estoy apurando, ya terminé otro capítulo, es que ya me dio la ansiedad por terminar. Ay, en lo que voy escribiendo, ya casi llega el momento en que me iré a China (?) xD Bueno, yo no, Vamaranth; falta un rato para que yo me vaya a otro lado jejejeje, lamentablemente no es a China u_u jajajaja. Bueno, el punto es que ya hay capítulo, y ya hay como dos de adelanto, o quizá más jajaja. Ok, no. Me pondré a estudiar kanjis seriamente, me he quedado en el 88 de aproximadamente 3 000, y me falta gramática aún, es un caos. Pero me gusta, lo que me da en verdad mucha flojera es inglés, y es lo que más necesito xD pero es fácil (?) , no es fácil, pero más que le japo sí, seguiré con el inglés cuando lleve 300 kanjis (?) y empiece algo de gramática. Además, viene la TP y todo eso, y me quiero aplicar para no demorarme mucho, bueno, eso digo jejeje. Y si me va bien con el japonés... iré por el chino jajaja. Me encantan los idiomas asiáticos, me encanta que poca gente en este lado del mundo les entienda.
No quiero estudiar para el examen de la TP, además, es sólo un examen diagnóstico, no depende de eso para entrar (?)
Ahhh, es cierto, en la historia era "nefilims" no "nephilims", me hizo mal leer el último libro de cazadores en inglés, pero hasta septiembre sale en español y agreguen unas semanas para que salga en PDF, y bueno, soy una desesperada y así.
Bueno, acá va.
El clima era lluvioso aquella tarde, Kaya había llevado un
vestido azul marino para Vamaranth, ella lo miró y fingió que le gustaba;
realmente era hermoso pero no era su estilo. Vami había leído todo el libro que
Kaya le había prestado, lo que le llamó la atención fue el apartado donde
hablaba de los nephilims o cazadores de demonios. Poseían sangre de ángel lo
que les proporcionaba habilidades especiales, no sólo mataban demonios, también
los subterráneos o submundos que se trataban de vampiros, hombres lobos, hadas,
brujos, etc. Los humanos eran llamados mundanos. Las criaturas que parecían más
difíciles eran las hadas pues mencionaba que jamás hablaban directamente debido
a que no pueden mentir pero tampoco les gusta hablar con la verdad, e idearon
una manera de hablar muy particular que permite maquillar las verdades.
Nephilims… Jem era un nephilim, había algo en ese chico que
le llamaba mucha la atención y no le hablaría a Kaya sobre él.
Sinéad estaba infundada en un vestido de seda y encajes
entallado al cuerpo que le llegaba hasta el suelo de color verde muy profundo,
resaltaba perfecto con su cabello rojo que había rizado a juego con sus labios
carmín. Alexander llevaba un traje negro, impecable con su cabello alborotado,
parecía desesperado pues ni Kaya ni Vamaranth habían bajado. Poco tiempo
después, llegó Vamaranth, lucía incómoda con su vestido y con las joyas que
Kaya le había dado, si había algo que conservaba desde que era una humana era
su sencillez y falta de gusto por lo ostentoso y odiaba los vestidos largos y
las joyas de gran tamaño; pero esta vez debía acatar las órdenes de Kaya. La
vampira no les habló a los otros, se limitó a mirarlos con desprecio cosa que
ofendió fuertemente a Sinéad mientras que a Alexander poco le pareció
importarle. Lo único que pareció gustarle a Vamaranth eran sus guantes de
terciopelo negro, le gustaba el tacto de éstos y agradecía que no fueran
largos.
Varios minutos después, apareció Kaya con un extravagante
vestido dorado con rosa, muy al estilo de María Antonieta que en otra persona
con un poco menos de clase parecería ridículo pero en ella no; en lo que los
otros tres podían estar de acuerdo es que Kaya incluso podía usar una jaula en
la cabeza y jamás lucir ridícula.
Ya lo estaban esperando los elegantes carruajes, había dos
y lógicamente Kaya pidió a la más nueva de ellos que la acompañara causando aún
más resentimiento a la pelirroja.
Había bastante movimiento en la casa de Selia, todos
bajaron de sus carruajes; infinidad de personas, se distinguían a distancia los
vampiros por su palidez y su gusto elegante pero a veces pasado de moda a la
hora de vestir. Muchos llevaban sirvientes humanos. Presentes también de una
forma muy peculiar estaban las personas que pertenecían al reino de las hadas,
personas hermosas de color porcelana y cabellos de colores peculiares pero
encantadores, sus ojos carecían de pupilas y caminaban de una forma muy ligera,
demasiado hermosa e incluso parecía que apenas y sus pies tocaban el suelo;
Vamaranth había leído que preferían ocultar sus alas por lo frágiles que eran. Los
pocos licántropos que asistieron parecían más humanos que cualquier otra cosa
pero más valía no hacerlos enfadar. Los hechiceros comúnmente usaban glamours
porque tenían algo llamado “la marca” que denota su ascendencia demoniaca, la
marca no era otra cosa que un rasgo nada humano en ellos, ya sea piel de
coloración diferente, colas o extremidades de animales, entre otras cosas. Kaya
decía que la marca de Selia eran sus pies que semejaban a patas de águila, por
eso usaba vestidos largos pues le daba cierta molestia usar glamour y caminar
con pies humanos; Vamaranth se llegó a preguntar cuál era la marca de
Charlotte, Anette no poseía marca pues realmente era humana que había nacido
con magia; un caso que pasaba una vez cada muchos años.
Había músicos humanos interpretando Suite para orquesta n.º
3 en re mayor de Bach. Les acercaron una bandeja con copas que contenían
sangre, Vamaranth no sabía de dónde la habían obtenido pero tomó una y al
probarla aún estaba tibia, fresca, recién obtenida; y pensaba que era lo único
bueno de esa fiesta pues se estaba aburriendo. De pronto, pensó que podía ser
divertido hablar con otros vampiros, y saber si todos eran más patéticos que
Kaya, igual y si en verdad había rastro de inteligencia.
Jasmine llegó con Kamijo, había encontrado el nombre de un
hechicero y se lo quería comunicar de inmediato.
—Dicen que es poderoso y que hace ese tipo de trabajos, ya
sabes, invocaciones y todo ese tipo de cosas. —Decía Jasmine.
—Pues vamos mujer, dime de quién se trata.
—Se llama Selia. No sé dónde vive pero al menos tenemos un
nombre y es alguien cercano.
—Eso sí, es importante dar con él cuánto antes, es
realmente dolorosa esta situación para Flowery; no quiero que sufra ni un día
más.
—Y no sólo para ella, realmente quiero a Vamaranth, es la
primera persona que jamás nos temió; porque hasta Flowery dudó cuando se
enteró.
—Lo sé, pero ahora ella me ama y su felicidad es mi meta.
—Te entiendo. Hay que decirle a Teru y a los demás para que
nos ayuden a buscarlo; igual y Charlotte pueda tener una idea de quién sea sólo
que no sabía que estaba en los alrededores.
—Creo conveniente que también hay que decirle al chico
Carstairs.
—Tienes toda la razón, sé que él tiene contactos entre sus
superiores que manejan una red muy grande de aliados subterráneos. Sólo
esperemos que no sea como el brujo llamado Magnus, que ni siquiera sabemos
dónde puede estar.
—Pues si el tal Selia fue quien ayudó a Kaya, tenemos que
llegarle al precio para que nos ayude, me imagino que lo que hizo no fue nada
barato. —dijo Kamijo.
—Sabes que tengo fuertes ahorros, y no dudaría en
desprenderme de eso si es necesario; así que eso no es inconveniente. Si no
pues haré las cosas a la mala.
—Es muy peligroso, los brujos son peligrosos.
—Yo también puedo serlo…
Durante la fiesta de los subterráneos organizada por Selia,
Vamaranth tuvo la oportunidad de ser presentada con los vampiros aliados de
Kaya, era lo único que valía la pena pues se los estaba ganando por su forma de
pensar tan radical. Sinéad había preferido ingerir algunas bebidas alcohólicas
que no la dañaban mientras que Alexander había buscado un poco de intimidad con
una hermosa hada con cabello azul y ojos verdes por lo que ya se encontraba
ausente.
El ambiente no era de lo más agradable, siempre había
tensión en los lugares dónde se concentraban gran número de subterráneos de
todos los tipos; las hadas eran las más difíciles de tratar y sólo querían
entablar conversación con las personas que consideraban “hermosas” por lo que
Alexander no tuvo problemas en seducir a su amante de esa noche. Pronto la
atención de los vampiros se dirigió a una persona recién llegada, se trataba de
una encantadora y bella vampiresa, quizá la más hermosa que Vamaranth haya
visto. Sus dorados rizos caían sobre sus hombros, mientras que sus labios
carmín contrastaban con sus maravillosos ojos verdes como esmeraldas; lucía un
vestido blanco impecable, lucía casi como una novia, casi viva gracias a ese
rubor artificial tenue en sus mejillas. Kaya hizo una mueca al verla.
—Pensé que “esa” no vendría; en fin, ni en la más
distinguida reunión podremos librarnos totalmente de la chusma. —Mencionó Kaya.
—Pero bueno, no merece ni la más mínima de las atenciones.
Kaya apenas había dicho eso último cuando se percató que su
pequeña hija ya se había acercado a la rubia con aspecto angelical; la
poseedora de dorados cabellos notó que Vamaranth se acercaba y le hizo una
sutil reverencia, la chica respondió de igual forma.
—No pude pensar en no saludar a tan hermosa princesa. —Mencionó
la chica.
—Veo que sabes cómo expresarte para obtener los favores de
los demás —Mencionó la rubia con un fascinante acento francés —Y eso me agrada
—Sonrió mostrando sus afilados colmillos —Mi nombre es Camille Belcourt.
—El mío es Vamaranth Olsson. —Ambas se dieron la mano.
—¡Vamaranth! ¿Qué te mencioné acerca de no entablar
conversación con gentuza? —Kaya las había interrumpido.
—No me digas joven criatura que Kaya es tu madre.
—Pues sí te digo…
—Te compadezco, al menos
reconozco que tienes un gran potencial, sólo espero que no hayas
obtenido también la amargura.
—¡Vámonos Vamaranth! —Ordenó Kaya.
—Me gustaría conocer más de Lady Belcourt, creo que estoy
en mi derecho de conocer al menos a quien yo quiera.
—No te preocupes —Habló Camille— estoy segura que nos
veremos pronto aunque en unos días parto de viaje; pero la inmortalidad nos
une. —Miró a los ojos a Vamaranth —Siento lo que ésta tipeja te hizo, me
gustaría conocer a tu verdadero yo. —Camille besó en la mejilla a Vamaranth y
se perdió entre la multitud.
Kaya llevó al jardín de la casa de Selia a Vamaranth y le
empezó a dar regaños por haberse acercado a Camille, la vampiresa menor sólo se
limitaba a escuchar pero no hablaba aunque tampoco le estaba dando importancia
a lo que su creadora hablaba. Esperó hasta que Kaya se metiera de nuevo a la
casa conversando de repente con un brujo que parecía tener cola de lagarto para
después disculparse y marcharse.
Kamijo había ido a ver a Teru esa noche para informarle
sobre la información que había obtenido gracias a Jasmine sobre el brujo
llamado Selia. El joven se mostró optimista ante lo que el vampiro le había
dicho, de inmediato se quería poner a buscarlo pero Kamijo le dijo que al menos
esperara a que fuera de día, que era mejor que descansara.
Cuando Kamijo se marchó, Teru fue a su estudio, hacía días
que no había pintado nada, pero había una luz de esperanza para Vamaranth; tomó
un lienzo poco menos largo que él y lo acomodó en un bastidor apropiado, buscó
sus pinceles; tomó algunos oleos y empezó a mezclar colores. Creó un tono azul
parecido al del cielo en primavera y empezó a trazar, llenando de azul la tela;
de pronto, escuchó que alguien llamaba a su puerta y pensó que de nuevo era
Kamijo pues sólo él podía visitarlo a esa hora puesto que ya era pasada la
medianoche. Dejó sus materiales en una mesa sencilla de madera y se dispuso a
salir. Atravesó su jardín sintiendo una leve brisa nocturna, pero se congeló al
ver que detrás de la reja se encontraba Vamaranth en un vestido de fiesta azul,
se quedó a unos metros de llegar a la puerta, hasta que la vampira le habló,
sus ojos dorados parecieron brillar anormalmente.
—¿Por qué no me abres, cielo?
—¡¿Qué haces aquí?!
—¡Cuánta frialdad hacia tu prometida! La patética de Kaya
me llevó a una patética fiesta; pero prefiero estar contigo, anda… déjame
entrar; yo sé que me extrañas y mucho. —Ella sonreía pícaramente mientras
hablaba con Teru.
—Deberías de ir con Kaya, además, dudo de tus intenciones…
—¡Vamos! —Lo interrumpió —No quiero lastimarte, sólo hablar
contigo y si se puede… hacer algunas travesuras. O… ¿Prefieres que me vaya a
cazar gente?
Teru hizo una mueca pero no iba a permitir que ella
lastimara a personas inocentes, mientras se acercaba a abrir, recordaba dónde
había dejado su espada por si la llegaba a necesitar pero esperaba que eso no
sucediera pues aún era el cuerpo de la Vamaranth de antes, y de alguna manera,
su alma aún estaba allí sólo que era sometida por el espíritu maligno. Cuando
el chico abrió, ella se abalanzó sobre él abrazándolo amorosamente, lo intentó
besar pero éste hizo a un lado su rostro y los labios fríos de ella sólo
alcanzaron su mejilla.
—¿Por qué me rechazas? —Dijo ella en un tono infantil.
—Simplemente no tengo ganas, si vas a pasar, hazlo de una
vez antes que me arrepienta.
—¡Qué cruel estás siendo conmigo! Pero está bien, te espero
adentro en lo que cierras.
Vamaranth se adelantó puesto que ya sabía el camino,
parecía que conocía más la casa de Teru que el palacio dónde vivía, se sentó en
un sofá mientras esperaba a que el chico entrara. El peliplata llegó a los
pocos segundos y suspiró con actitud resignado, incluso podía sentir un poco de
temor pues estaba a solas con la Vamaranth con mentalidad de demonio y no tenía
idea de cómo mantenerla en calma; y aunque ella le había asegurado que no lo
iba a lastimar, no iba a estar totalmente seguro hasta que ella se marchara.
—¿Puedo saber qué hacías antes que yo llegara? Aún no
tienes tu ropa de dormir. —Preguntó la vampira.
—Estaba pintando, recuerda que de eso vivo.
—Lo dices como si fuera cualquier oficio; eres un
maravilloso pintor y por eso ganas bastante bien; por cierto… ¿no tienes algo
de beber?
Teru rió sombríamente.
—Dijiste que no me ibas a lastimar…
—¡No me refiero a eso! Tú sabes, eso que los humanos beben
cuando quieren celebrar o estar tristes, un poco de licor…
—No puedes beber eso.
—Esta noche vi a Sinéad beber licor por litros, así que
supongo no me hará daño.
—Pues aunque sea así, yo no ingiero nada de alcohol así que
no hay nada de eso en mi casa.
—¿Puedo ver lo que estas pintando?
—Apenas empecé esta noche; sólo llevo el fondo...
—Pero quiero ir a tu estudio, siempre tienes cuadros ya
terminados pero que no consideras bueno; sin embargo, me gusta todo lo que
haces y me gustaría verlos. He cumplido con mi promesa, si te hubiera querido
atacar ya lo hubiera hecho pero me encantas y jamás lastimaría algo de tu ser
tan perfecto. —Ella sonrió.
—De acuerdo, vamos.
Ambos caminaron hasta el estudio de Teru; el vestido de
Vamaranth se manchó con un poco de pintura blanca que estaba abierta, ella lo
notó pero no pareció importarle pues después de todo, no le gustaba el vestido.
Realmente había muy pocas obras, muchas de ellas estaban allí desde que la chica
era aún humana, había una aún fresca a un lado de la ventana donde entraba la
luz lunar, todo era azul, no había ningún detalle más.
—¿Qué tienes pensado hacer? —Preguntó ella acercándose al
lienzo.
—Aún nada, solo puse color y ya. —Dijo Teru colocando un
quinqué en una de las mesas de trabajo que tenía, él aún necesitaba luz.
—¿Por qué no quieres hablar conmigo? —Preguntó Vamaranth
acercándose provocadoramente al chico. —Vine para estar contigo, hace mucho que
no pasamos una noche juntos haciendo ya sabes… —Acercó sus labios al delicado cuello del
joven y lo besó, él se echó hacia atrás sintiendo miedo. —No te asustes, sólo
iba a besar tu piel, te prometí que no te iba a dañar y no rompo promesas, pero
es que no entiendes… muero porque me hagas tuya y sé que aunque estés
portándote de esta forma conmigo, también lo deseas, puedo escuchar el sonido
palpitante de tu corazón.
—¡Basta! No lo haré contigo, al menos no mientras sigas
siendo así; entiende, me enamoré de la Vamaranth real.
—¡Yo soy la real!
—¡No! Ella está en alguna parte de ti pero no eres ella.
—Teru suspiró y miró hacia un lado, después enfocó sus ojos ante la pequeña
vampira que estaba enfrente —Sí, no lo oculto, por fuera eres ella y eso me
causa mucho conflicto porque la deseo terriblemente; quisiera tocarte, besarte…
pero así no.
—Mi amor… —ella se echó a sus brazos, él no respondió el
abrazo. —No debes de frustrarte porque aquí me tienes para satisfacer tus
instintos; sigo siendo Vamaranth, sólo que tengo otro punto de vista sobre mi
inmortalidad que no sería nada sin ti. Quiero que me tomes aquí mismo, yo jamás
te dañaría porque sigues siendo todo para mí.
—Creo que deberías irte, no vas a lograr nada.
—¿Quieres ver?
La vampira oprimió sus labios contra los de Teru que al
principio se mostraron reacios a aceptar aquel beso pero después se relajaron y
correspondieron al beso; ella acomodó sus manos en la nuca del chico y él hizo
lo mismo en la espalda de ella, pero poco pasó para que Teru se separara.
—No puedo —Dijo el peliplata.
—Sí puedes, sólo que no te dejas llevar, sólo relájate y
que tus instintos te guíen.
Después vino otro beso, esta vez más apasionado, más
intenso y hasta incluso, violento; y en efecto, Teru se estaba dejando llevar
por sus instintos, por sus deseos. Se despojaron rápidamente de sus ropas pues
el amanecer no tardaba y ella debía irse antes. Pronto cayeron lentamente al
suelo ella abrazando fuertemente al peliplata, sujetándolo también con sus
piernas mientras él la hacía llenarse de intenso placer que a cada minuto iba
incrementándose súbitamente hasta que el chico no pudo más, quedando
completamente agotado ante las exigencias de la vampira quien se mostró muy
satisfecha con la noche que había tenido.
Él quedó vencido por el sueño hasta que a la mañana se
percató que estaba él solo en su cama y con su pijama puesta. ¿Había sido un
sueño? Se dirigió de nuevo al estudio y allí había, unos de los lujosos guantes
de terciopelo que ella usaba aquella noche. Tenía un fuerte dolor de cabeza
pero lo que más lo atormentaba era el cargo de conciencia por lo que había
hecho. A los pocos minutos llegó Martha quien al encontrar al chico ya
despierto, le preguntó si qué quería de desayuno, el le indicó lo que deseaba y
le dijo que pusiera dos lugares en la mesa pues se acordaba que Hizaki iba a ir
a comer con él. Mientras su prima llegaba y estaba listo el desayuno, se
preparó un baño pues a pesar de haber dormido un par de horas, no tenía sueño.
Hizaki llegó muy emocionada llamando a su primo, él bajó
apenas se vistió y aún con el cabello mojado, besó a su prima en la frente y
ella le entregó un manojo de papeles que lucían como cartas con ya algunos años
de antigüedad.
—¿Qué es? —Preguntó Teru.
—Son cartas. —Dijo la chica emocionada —Como sabrás, tu
madre vivió en mi casa durante su juventud puesto que era hermana de mi papá
así que encontré algunas cosas de ella en el desván y pensé que te gustaría
conocer estas cartas pues las escribió a tu padre, también hay de él hacia
ella; me imagino que fue cuando él la cortejaba. Y perdón por leerlas pero…
están bien bonitas… —La chica suspiró. —Vamos, te las mostraré antes de
desayunar, por cierto, traje manzanas por si apeteces una. —Mostró una bolsa de
verdes manzanas, las favoritas de ellas porque le gustaba ese sabor acidito.
Fueron a la sala de estar donde se sentaron en los
sillones, Teru tomó dos cartas que estaban unidas con un listón rosado y se
puso a leerlas.
"Querido Edward...
Realmente me siento bendecida desde que llegaste a la aldea
Philian, desde el primer momento que te vi me fascinaron tus ojos zafiros junto
a tu cabello azabache; y ahora que he pasado encantadoras tardes a tu lado me
siento cada día más enamorada de ti. Te amo. Mi querido Edward... tengo que
decirte además que a mi hermano le has caido bien, aunque sus celos de
protector no le dejan confirmarlo pero la otra noche le dijo a mamá que
parecías un buen hombre y que te diera una oportunidad aunque mamá no ha dado
su brazo a torcer pero su justificación solo se limita a que no eres un
Philian, pero lo serías si nos casamos y entonces allí no habría problema.
Espero que en tu ausencia logres romper lazos con los tuyos aunque me siento
indignada que esa gente también quiera alejarte de tu familia y sobre todo de
tu hermano. Si después de tu viaje los eliges, me dolerá pero lo aceptaré.
Por siempre tuya...
Lucy Penhallow"
"Mi más amada Lucy:
La decisión ya la tomé, me encontré que mi hermano también
dejará a La Clave porque se ha enamorado, le insistí en ir conmigo a la aldea
pero va a marcharse a Gales, es una tristeza pero al menos podemos visitarlos y
ellos a nosotros de vez en cuando; ya nada me retiene a la clave y a mi regreso
pediré tu mano a tu madre. Buscaré un empleo, tengo algo de dinero y podemos
usarlo en la compra y venta de antigüedades, tengo muchas de los lugares a
donde la Clave me mandaba a las misiones y me han permitido venderlas, las
subastaré.
En tres días me estaré oficialmente libre, debo de llenar
mis cartas de confidencialidad. También ya advertí que no busquen a mis hijos
si es qie tenemos, quiero que vivan su infancia.
Dentro de poco estaremos juntos mi hermosa Lucy, ya deseo
acariciar tu resplandeciente cabello platinado y ver tus hermosos ojos grises,
te amo desde que te conocí.
Tu Edward Herondale"
Teru leyó con atención estas cartas, sin duda sus padres se
amaron pero ¿A qué se referían con La
Clave? Lo más seguro era algún gremio o un clan como los Philian y los
Thanatosian. Y lo más sorprendente es que tenía un tío en Gales aunque
posiblemente pensó que hubiera fallecido porque jamás había sabido algo sobre
él. Aunque sintió curiosidad por saber al menos su nombre. Le preguntaría a su
tío por parte de los Penhallow si sabía algo al respecto aunque tendría que
cacharlo cuando regresara de sus viajes cosa que era muy difícil en los últimos
meses. A veces pensaba que si tío ya no quería estar en la aldea por los
recuerdos sobre Lucy y era comprensible, aunque a veces admitía que le costaba
ver a Hizaki sola.
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