martes, 25 de marzo de 2014

56. Fire

Pues bien, hoy toca capítulo a sólo tres días de haber publicado el anterior; en el anterior ya salió Jem y pues es hora que Teru cuide a su novia porque se le va (?) Advierto... este capítulo quedó muuuuuy intenso, es totalmente +18 (?)  Espero les guste y también espero comentarios, críticas, etc... saben que este tipo de capítulos no es mi fuerte.



Tarja no le mencionó nada a Vamaranth pues se había portado correctamente. Mencionó que estaba cansada y que se iría a dormir así que Tuomas lo acompañó. Vamaranth quería hablar con Anette pero le notó cansada y dejó que se marchara. El conde había sido el primero en irse a acostar después de que se marchara el embajador.
-Carstairs idiota… -Mencionó Vamaranth entre dientes pero en el silencio de la noche fue escuchada perfectamente por Kamijo y Flow.
-¿Carstairs? ¿Ese no era el chico que acompañaba al embajador? –Preguntó Flowery. –Era un chico muy peculiar.
-Ahora que lo pienso, tenía cierto parecido con Teru –completó Kamijo.
-¿Parecido? ¿De qué hablan? ¡Ellos no se parecen en nada! –Exclamó Vamaranth.
-¿Qué no? Como si cada cinco minutos vieras a alguien con el cabello plateado y ciertos rasgos orientales. –Mencionó Kamijo de forma sarcástica. –Y se mostró interesado en ti.
-Era un idiota, bien, me largo a ver dónde, la noche apenas empieza para mí. Nos vemos.
-¡Ja! Lo peor que pudiste hacer es comparar a Teru, para mi hermana Teru lo es todo. –Decía Flowery divertida.
-Y tú lo eres todo para mí.
-Por cierto… ¡¿qué hacías con la perra esa de la Mei?!
-Nada, ella fue quien me siguió. ¿Tú? ¿Llamando perra a alguien?
-¡Me hizo enojar mucho!
-Pero ella jamás me interesó ni un poco.
-¿Te creeré?
-¡Por supuesto!
-No lo sé.
-¡Flow! ¡Amor! Mi corazón solo es tuyo.
-Pero ella estaba muy…  muy… ¡exuberante!
-Tú eres hermosa  amor, para mí eres más hermosa que cualquiera.
-Demúestramelo…
-¿Cómo?
-Tú sabes cómo, no te hagas. –La miró con una sonrisa.
-¡Oh! ¿Pero…?
-Ya estamos solos, podemos ir a mi habitación y entonces me tendrás que demostrar lo mucho que me amas o si no, estaré muy triste porque prefieres a la tipa esa lagartona.
-No digas eso, sabes que te amo… -se acercó a ella a tal punto de rozar con sus labios su mejilla.
-Pues vayamos a mi habitación y me lo demuestras de forma muy intensa, si no, no te creeré nada.
-Pues entonces no perdamos el tiempo, pero ¿por qué esperar a que sea en tu habitación?
-¡Kamijo! Mi familia vive aquí, pueden despertar y pues… tú sabes… -Se sonrojó.
-Están todos dormidos… seremos discretos…
-¡Ajá! ¿Tú? ¿Discreto?
-¿Aquí? –Preguntó Kamijo.
-¡Idiota! –
Flow se lanzó sobre él en ese momento, sus labios se tocaron sedientos, Kamijo pasó sus manos por el vestido de su amada. Kamijo la guió hasta que ella se topó con una pared, él empezó a bajar lentamente aquel ostentoso vestido, quitando los lazos que ayudaban para sostenerlo, para después despojarla completamente de su ropa; a pesar del frío tacto que producían las caricias del vampiro, ella podía sentir un incremento en la temperatura al sentir aquellas manos por todo su cuerpo.
-Veo como te estremeces al sentirme –Le decía Kamijo mientras le besaba el cuello.
-Pero sigues sin ganar mi perdón… te hace falta más.
-¡Traviesa!
Kamijo se quitó su camisa dejando su blanco torso desnudo.
-¿No te basta con verme? –Preguntó él.
-¿Verte? Mejor déjame sentirte totalmente y veré. Recuerda que si no me dejas satisfecha me enojaré mucho.
-No, porque también me molestaré por la desconfianza que tienen de mí, y eso no es correcto señorita, es justo que paguemos ambos; te haré arder pero no te daré lo que quieres tan fácil
-Eres un… - No terminó la frase porque él la tocó en una parte que ella no esperaba e hizo que se ruborizara demasiado y gemir con fuerza.
Él la tocó por todo su cuerpo, ella imploraba que terminara con su ansiedad y la hiciera suya en ese momento pero él estaba cumpliendo su palabra, ella sentía como un fuego carcomía su interior y no de calmaría hasta que él no terminara. Kamijo levantaba la pierna derecha de Flow mientras que la recorría para que pudiera estar más cerca de ella al momento de besarla.
-¡Ya por favor! –Imploraba ella.
-¿No crees que es interesante ver cómo te mueres de deseo por mí?
-Si no es que tú mueres más por mí.
Kamijo siguió tocándola, besándola por todo su cuerpo, ella estaba lista para lo que seguía.
-Digamos adiós a las sutilezas.
Fue lo último que dijo Kamijo antes de quitarse totalmente su ropa.
-Vamos a hacer esto más divertido. –Le indicó Kamijo. –te prohíbo tocarme.
-No seas torpe… sabes que lo que más me gusta cuando estoy contigo.
-Lo harás hasta que te diga, ahora, déjate llevar…
Flowery gimió con intensidad cuando por fin llegó lo que esperaba, sin embargo empezó a frustrarse porque no podía tocar a aquel hombre, ella colocó las palmas de su mano en la pared pues sentía que caería al piso y no podía sujetarse de él, pero Kamijo la tomó de la cintura para incrementar el ritmo de sus movimientos e incluso la elevó del piso mientras ella apenas si podía sujetarse de él con sus piernas agradecida que fueran fuertes y elásticas gracias a los entrenamientos. Ella anhelaba tocarlo, besarlo completamente pero él no la dejaba y eso sinceramente la excitaba aún más.  Ella jadeaba pero era interrumpida por los apasionados besos de un Kamijo perverso. Ella deseaba rodear su cuellos, hundir sus dedos en el cabello de Kamijo, tocar su piel de hielo, sentirlo suyo pero no podía, no podía y eso la estaba encendiendo cada vez más, quería rasgar su piel con sus uñas, morderlo como si ella fuese la vampiresa sedienta pero sólo luchaba contra sus deseos pues iba entendiendo ese juego mientras sus caderas chocaban en la pared a medida que él impulsaba su cuerpo.
-¡Diablos! ¡Esto es incómodo! –Susurraba Kamijo.
En medio de su acaloramiento, él se detuvo, ella lo miró con sorpresa.
-Ven.
Kamijo la tomó de la mano y la llevó hasta una cómoda, donde él tiró las cosas al piso, pero por la alfombra no se escuchó gran estruendo aunque un par de cosas se rompieron, colocó a la chica con su vientre directo a la fría madera su torso en la superficie dando la espalda a su lujurioso amante para seguir con lo que había iniciado; ella se mordía los labios para no gritar pues si lo hacía, cualquiera podría llegar. Tenía una mezcla de sentimientos, miedo de ser descubierta, frustración por no poder tocar a Kamijo y placer por lo que él estaba haciendo, era para reclamarle al muy cínico por ser tan cruel con ella, pero realmente ella lo estaba disfrutando, sintiendo las manos de su hombre que recorrían la parte de atrás de su cuello, su espalda, sus glúteos; ella no podía verlo, sólo sentir toda la intensidad del momento, aferrada al mueble para contenerse
-¿Me perdonas? –Susurró Kamijo.
-¡No! ¡Déjame tocarte por favor!
Él volvió a detenerse, la colocó frente a frente apoyada en aquel mueble, la abrazó.
-Soy todo tuyo… haga conmigo lo que más sea señorita.
Ella había suplicado que se dejara tocar pero ahora no sabía cómo empezar, su respiración se había acelerado, pero él a verla confundida, volvió a tomarla con más fuerza, recorriendo todo su cuerpo con sus manos, sus labios y su lengua. Cuando ella ya no podía más, él terminó con un dulce beso.
-¿Me perdona señorita?
-Eh-eh- per-don-nado… -Respondió con poco aliento.
-Será mejor que la lleve a su habitación a dormir. Debe de estar agotada. –Le dijo Kami con esa sonrisa que mataba de amor a Flowery.
-¡Tú tienes la culpa por ser tan guapo y sensual! –Respondió Flowery cuando recobró el aliento.
-¡Ja!

Vamaranth al caminar un poco, se encontró con Kaya quien se mostraba feliz debido a que la chica había cumplido con lo que le había ordenado. Se acercó a ella y la tomó entre sus brazos, Vamaranth puso los ojos en blanco al saber que no podía verla su acompañante pues no le gustaba tener cerca a tan despreciable ser. Le sonrió falsamente cuando Kaya la miraba a la cara.
-¡Sensacional mi niña! Cerraste con broche de oro, no me lo esperaba pero me fascino la forma en que envolviste a la descarada esa. Suficiente tengo con soportar a tu hermana. –Expresaba Kaya con cierta fascinación.
-Estás hablando de mi hermana ¿Estás consiente que no me gusta que hables mal de ella?
-Querida… sabes que no la tolero. En fin… ¿a dónde ibas?
-No lo sé.
-Está bien, puedes ir a donde quieras, descansa de tus estudios un par de días ¡estoy muy satisfecha con tus avances!
-Gracias… supongo.
Kaya se marchó y Vamaranth quedó sola. Caminó durante un rato y llegó a la aldea Philian, sabía que había decidido no estar con Teru hasta no terminar con Kaya pero quería al menos poder verlo, seguro ya estaba dormido y ella pensaba que era como un ángel cuando estaba soñando, sería muy feliz con tan solo verlo dormir. Llegó a su casa, intentó trepar la reja externa pero se le complicaba por el vestido que estaba usando, pero eso no le impidió llegar al jardín. Se limpió las ramas de las plantas donde cayó y buscó la ventana que daba a la habitación de Teru. Y de nueva cuenta intentó subir para verlo. La ventaba estaba cerrada y atorada así que ella al abrirla con fuerza, abrió hacia dentro y ella cayó al piso, en lo que se estaba levantando maldiciéndose por hacer tanto ruido, Teru estaba mirándola con los ojos entrecerrados, pero de pronto los abrió más. Ella iba a salir de nuevo.
-¡No te vayas! –Gritó Teru ansioso.
-Lo siento, no debo estar aquí. Debo irme.
-¡No!
Teru se levantó de su cama y corrió hasta Vamaranth gracias a que ella se había atorrado con el vestido en una silla con ornamenta; la tomó entre sus brazos y la apretó a su pecho; ella pudo escuchar su corazón, oler su embriagadora fragancia y al no poderse resistir, correspondió a su abrazo. Ella lo veía perfectamente pero él recurría a la luz que entraba de la ventana para verla, pero con sentirla se mostraba feliz.
-Mi niña… hace tiempo que no te tenía así; no sabes lo feliz que me haces. Te había notado tan ausente.  ¿Por qué ya no quieres estar conmigo?
-Yo siempre quiero estar contigo, pero siento temor al poder lastimarte; tengo miedo de no ser lo que todos esperan…
-Me haces más daño al alejarte así.
-Lo siento… te desperté, deberías de dormir de nuevo.
-¿Y qué te vayas? ¿Qué mañana vuelvas a ser distante? ¡No! ¡Quiero que estés así, conmigo! –La abrazaba con más fuerza. –Prefiero no dormir si la noche es el único momento del día en que puedo estar tan cerca de ti. De favor… no te vayas.
Ella no aguantó ni un segundo más en posar sus labios en lo de él, hacía mucho que no los probaba y le eran deliciosos; Teru tocó su rostro muy suave.
-Te amo mi niña, lo eres todo para mí.
-¡Teru! Aunque a veces no lo parezca, ¡te amo con toda mi alma! –Ella se aferró a él cada vez más fuerte. Teru colocó su mentón en la cabeza de la chica. –No te alejes de mí, no esta noche.
-Mi niña, nunca lo haré.
Ella lo miró a aquellos ojos que estaban perdidos por la oscuridad del momento, sólo un destello de luz entraba por la ventana y le daba en el rostro; él la reconocía hasta con los ojos cerrado, por eso le fue sencillo identificarla cuando se trataba de Jane Doe; ella olía aquella piel que la hacía enloquecer, escuchaba aquella respiración de la vida que más amaba; pasó sus manos por el cabello plateado de Teru que destellaba a la luz de la luna; por primera vez desde que se veía con Kaya ella volvía a sonreír cálidamente, Teru la besó al notarlo, hacía tiempo que ninguno se sentía feliz. Vamaranth rodeó con sus brazos el cuello de Teru mientras él buscaba la manera de quitarle el estorboso vestido, demorándose por su escasa visión y su nerviosismo, ella dejó de abrazarlo para ayudarle a quitarse el vestido, miraba hacía el suelo apenada como si se tratara de la primera vez, él la observaba ansioso mientras ella se desvestía poco a poco sin mirarlo dejando sobre su cuerpo sólo el collar de perlas que adornaba su cuello; él la atrajo con la mano y ella aún sin dirigirle la mirada empezó torpemente a desabotonar la camisa de la pijama en satín gris perla de Teru. Él dejó que ella lo despojara de su ropa; ella volvía a ser la niña que había conocido, apenada por lo que iba a pesar pero ahora no tenía ese tono rosado en sus mejillas, sólo pequeños destellos del rubor que se había colocado que no era perceptible para Teru.
Teru volvió a abrazar fuertemente a Vamaranth, como si ella pudiera irse en cualquier momento y él la detuviera; permanecieron así unos instantes. Ella lo miraba, observaba cada detalle de su rostro mientras sus brazos la rodeaban. Poco tardó el momento en que sus labios se tocaron, besos dulces y caricias suaves que fueron aumentando de intensidad.
Avanzaron hacia la cama y Teru se dejó caer de espaldas, ella se aferraba a él para no separarse hasta que quedaron frente a frente, Vamaranth sobre Teru mirándose de nuevo a los ojos, Teru notó el pequeño destello carmín que emanaban los irises de Vami pues los efectos de la posión se habían desvanecido. Ambos unieron sus cuerpos mientras Teru podía recorrer el cuerpo de su amaba con ambas manos a la vez que movía su cadera para enloquecerla, y podía notarlo cuando observaba su rostro, escuchaba su respiración y escuchaba sus fuertes suspiros; hasta que Vamaranth lo empezó a besar en el cuello y entonces él perdió la noción de lo que hacía, ahora él disfrutaba del momento sintiendo deseo en cada poro de su cuerpo. Pronto, él estaba sudando, vuelto loco en placer y ella emitía en veces fuertes gemidos; Teru se detenía de vez en cuando para mirarla y tocarle el rostro de forma delicada y ella hacía lo mismo. Terminaron acostados uno al lado del otro; Teru estaba agotado pero no deseaba dormir hasta que ella se marchara, quería mirarla, sentirla, escucharla, olerla lo más que pudiera; el peliplata volvió a estrechar a la pequeña chica que descansaba junto a él, por alguna extraña razón él sentía que podía perderla en cualquier momento y eso lo hacía muy aprensivo; como si cada vez que la abrazara no solo sus cuerpos se unieran, sino también sus corazones, sus almas, su todo.
-Nunca me dejes de favor… me muero si te pierdo. –Él le susurraba mientras ella lo escuchaba y permanecía callada, pero oprimía más sus dedos en la cálida espalda de su chico.

Vamaranth llegó a casa poco después del amanecer y se fue a su dormitorio diurno. Había hecho una nota diciebdo que se había ido con Jasmine desde temprano y que por ello no desayunaria con su familia. Por lo general siempre daba pretextos así para desaparecer por las mañanas de su casa mientras ella descansaba y se ocultaba del Sol. Entró por las ventanas para que nadie se diera cuenta y dejó la nota debajo de la puerta de la habitación de sus padres.
Tarja, quien era una mujer madrugadora, despertó y poniéndose su bata bajó al salón y notó algunos floreros en el piso y el mueble donde se encontraban totalmente desalineado. Ordenó a una de las sirvientas que lo limpiara, pensaba preguntar a Flowery pirqué estaba todo en el piso; había encontrado la nota de su hija menor diciendo que iba a ir a desayunar con Jasmine así que pidió un lugar menos en la mesa.
Flowery dormía agotada, Kamijo se había ido después de llevarla a su habitación y ayudarla a ponerse el camisón de seda que usaba para dormir. Esta vez no se quedó mucho tiempo pues concluyeron su pasional sesión muy cerca del amanecer. Por tal motivo, la Olsson se mostró de mal humor cuando fue despertada por la sirvienta para que bajara a desayunar. Su piel estaba erizada pues en sus sueños perpetuaba el momento que había tenido con Kamijo. Tomó un baño para que luciera más fresca, se colocó un sencillo vestido y bajó a comer. Vamaranth no estaba en la mesa ¿habría llegado? ¿Y si Kaya se la había llevado? Pensaba en lo peor cuando su madre le dijo sobre la nota; ella y Anette sabían que eso hacía cuando quería “dormir”.
-¿Flow? –Preguntó Tarja mientras ponía mermelada en su pan –Encontré mis floreros en el piso esta mañana ¿qué sabes de eso?
-¿Cuáles floreros mamá? –Flowery casi se atraganta con la uva que estaba comiendo al recordar “esos” floreros.
-Los que estaban en el salón.
-¡Oh! Debió de haber sido Gertrudis. Cuando me subí a dormir con Vamaranth todo estaba en orden. –Sentía un ardor en sus mejillas al mentirle a su madre.
-Pues sí, supongo. ¿La gata no durmió contigo?
-No.
-De acuerdo.
-¿A qué hora se fue Kamijo?  -Otra vez Flowery sintió como lo que comía se atoraba a causa de las preguntas tan inesperadas de su madre.
-Se quedó un rato breve a conversar con Vamaranth y conmigo, se marchó antes que se hiciera más tarde. –Nuevamente mintió, esperaba que su mamá ya no hiciera ese tipo de preguntas.

Hizaki fue en la mañana a visitar a su primo llevándole algo de comida para que desayunaran juntos, Martha la hizo pasar pero éste no había despertado por lo que tuvo que esperar. Un rato después, él apareció aún en su pijama, ella notó que ni siquiera estaba bien abrochada y un botón sobresalía. Él parecía de buen humor.
-¡Buenos días prima hermosa! ¿Qué te trae por aquí? –Preguntó el chico.
-Vine porque quizá quisieras desayunar conmigo y traje algo de comer.
-¡Me parece genial! Sé que debes de estar hambrienta pero… ¿dejas que tome un baño?
-¡Claro! Me alegra verte de buen humor.
-Cuando pasas la noche con la persona que más amas siempre se amanece de buen humor.
-¿Vamaranth estuvo aquí?
Teru no respondió pero el rubor en sus mejillas lo confirmaron. Cuando Teru estuvo listo, se volvió a reunir con su prima quien ya había puesto la mesa con ayuda de Martha, la sirvienta se marchó y sólo dejó a los jóvenes. Teru le sirvió a Hizaki el té.
-¿Vamaranth te dijo algo importante? –Preguntó Hiziki.
-Que me ama. –Hizaki puso los ojos en blancos -¡¿Qué?! Eso para mí es lo más importante.
-Me refiero a Kaya o a algo que denote su cambio. Yo sé que a pesar de todo, ella te ama así que es muy bueno que te lo haya dicho pero es algo que todos sabemos.
-Hizaki… estuvimos solo, de noche, en mi habitación ¿crees que íbamos a tener una gran conversación?
-¡Teru! ¡Te pasas!
-Lo siento, pero es la verdad. Muy tonto sería yo al dejar pasar la noche “conversando”.
-Veo que estamos igual, pero está bien, no te culpo.
-Hoy quedé de verme con Flowery para seguir investigando ¿vienes?
-Prometí a Zin acompañarlo. Lo siento mucho; aunque nosotros también buscamos qué podemos hacer para ayudar a Vami. Al menos sabemos que en caso de no saber nada por nuestra cuenta, tú puedes manipularla con tu cuerpo.
-¡¿Qué diablos dices?!
-Que te desea, te ama, la vuelves loca; es fácil que en un momento así te suelte varias cosas respecto a lo que le pasa. Es una buena idea ¿no lo crees?
-Hizaki… cada día estás más loca… ¿qué diablos ha hecho Zin de ti? –Teru reía de ver a su prima un tanto más liberada.
-¡Cállate! Eso es asunto mío.
-¡Jajajajaja!


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