sábado, 22 de marzo de 2014

55. Control the Storm

Bien... espero comentarios con lo malo, lo bueno, lo regular, lo random (????)



Teru lucía bastante infantil con su cabello revuelto, y el color plateado le daba un encanto que muchos quisieran a pesar de tener unas marcadas ojeras a causa del insomnio que a veces lo atacaba. Saludo a Flowery cálidamente y se sentó frente a ella tomando un snack de los que Martha había llevado.
-¿Qué sorpresa verte aquí?
-Vine a hablar contigo. Necesito que me ayudes si Kaya tiene influencias en Vami.
-De acuerdo. ¿Cuál es tu plan?
-Alexander...
-¡¿Pero eso puede ser muy peligroso?! Ese tipo está realmente obsesionado contigo, te estás poniendo en riesgo.
-Lo sé, por esta razón pido que me ayudes. No quiero que ese tipo siquiera me toque. -El rostro de Flowery mostró tristeza y dolor al recordar lo que Alexander le había hecho. -Sé que también te pongo en riesgo pero eres el único en quien confió para esto.
-No tienes que preocuparte. Yo te protegeré. ¿Tienes una idea ya definida de cómo lo vas a hacer?
-Aún no.
-Pues pensemos un rato.
Estuvieron repasando formas para que Flowery lograse acercarse a Alex y obtener información pero en todas había grandes riesgos para ambos. La mañana pasó y no lograban nada. Sólo escuchaban el timbre sonar cada hora y veían ir a Martha a toda prisa para correr a Scarlet. La tarde llegaba y no tenían respuesta a todas sus interrogantes. Seguían hablando de Alexander y Flowery no pudo evitar soltar lágrimas al recordar lo que había sufrido.
-¿Sucede algo? -Preguntó Teru consternado.
-No te preocupes. -Respondió ella poco convencida.
-Lo siento pero noto tristeza y coraje en tu semblante.
-Es que... no puedo decirlo. Podrías decirle a Kamijo y esto podría terminar mal.
-No diré nada si no lo deseas pero no me gusta verte triste. Puedes confiar en mí.
-No sé cómo decirte... -hizo una pausa en lo que limpiaba sus lágrimas, Teru le extendió un pañuelo blanco con diseños bordados en color plata. -Hace no mucho tiempo... Alexander... me violó.
Hubo un silencio sepulcral, Teru estaba incrédulo ante tal declaración y Flowery no quería decir más sobre el asunto.
-¡Es un maldito! ¡¿Cómo diablos se atrevió?! - Teru se había alterado demasiado. -¡Es que si Kamijo se enterara...!
-¡Prometiste no decirle! No quiero que se entere porque sé que podrían pelearse y él podría salir herido, si no es que muerto...
-No dudes de las habilidades de Kamijo.
-Y no lo hago, pero tampoco dudo de las trampas y mañas que Alexander pueda usar en su contra.

-Si no es Kamijo, seré yo quien le dé su merecido.
-¡No! Si algo te pasa, mi hermana me odiará.
-¡Pero él debe de pagar lo que te hizo! No puede ir tranquilo de la vida.
-Lo sé, pero no quiero que lastimen a las personas que más quiero.
-¿Lo sabe Vamaranth? -Flowery asintió -¿Qué dijo?
-Ella fue quien evitó que ese maldito siguiera abusando de mí. Llegó y me lo arrebató de encima, el muy cobarde huyó. -Flowery lloraba.
Teru se acercó a ella y la abrazó, sin percatarse que Scarlet, cansada de sus desplantes, había conseguido burlar a Martha para entrar y buscarlo.
-¡Así que ahora tengo que soportar que andes con la hermana! -Dijo Scarlet furiosa.
-¡¿Qué demonios haces aquí?! -Preguntó furioso el peliplata.
-Pues solo quería verte pero veo que te gustan las de la misma familia.
-Estás diciendo estupideces, y en primera, no debes de entrar así a mi casa.
-Bien puedo decirle a Vamaranth que estuviste a solas en tu casa con su hermana.
-No hicimos nada malo. Ella es sólo una amiga.
-Una amiga a la que abrazas con tanto cariño ¡no te va a creer!
-¿Crees que te va a hacer caso?
-Quizá no pero mínimo le siembro la duda.
-¡Estás loca!
-Mi hermana te detesta, jamás te creería. -Flowery había aprovechado la discusión para limpiarse las lágrimas.
-Ahora que lo pienso, hace tiempo que no la veo... ¿Será porque la cambiaste por ésta? ¿Qué no se supone que andas con Kamijo?
-Será mejor que te vayas, dices cosas que no son. -Le indicó Teru.
-Pues me voy pero le diré a Vamaranth. Sólo recuerda que yo toda mi vida te he amado y siempre lo haré aunque pases de mujer en mujer. Siempre te voy a querer.
Scarlet se fue hecha una furia, Martha quien estaba escondida muy apenada por su error fue tras ella para cerrar cuando se marchara. Teru ofreció disculpas a Flowery por el comportamiento de Scarlet.
-No te preocupes, mi hermana no le creerá ni un pepino a esa chica loca. -Teru sonrió.
-Si Scarlet consigue hablar con ella la odiaré, pero no por lo que le diga, sino porque conseguirá parte de su tiempo que está cotizando tanto.
-Tienes razón... será mejor que me vaya, no vaya a venir de nuevo y le puede hacer daño tanto coraje. Luego vendré a verte por si alguno tiene una idea.
-De acuerdo. Hoy se supone que la veo, si no es que ya Kamijo decidió empezar a entrenarla sólo a ella a partir de esta noche.
-Ya le dije que si sabe algo me lo mencione, ojalá no, porque sé que es cuando la puedes ver y si se cambia, ya no será posible.
Al salir, Flowery notó que traía el pañuelo de Teru, se lo iba a devolver pero al verlo empapado en lágrimas decidió llevárselo para lavarlo.
En las praderas de la aldea Thanatosian, Yuki y Charlotte realizaban un picnic, la chica se mostraba muy feliz en compañía de Yuki, empezaba a creer que él estaba sintiendo algo por ella pues en varias ocasiones la había abrazado y mantenido muy cerca de él, escuchando incluso los corazones de ambos a la vez. Y en parte era cierto y en otra no, él aún sentía algo por Vamaranth pero sabía que  no tenía ninguna oportunidad con ella así que había decidido intentar querer a Charlotte, lo estaba logrando pero aún era muy pronto para decir que ella era la mujer de su vida.
Masashi seguía su vida con Helena, estaban entablando amistades con grandes productores de vino que podían surtir la tienda de Masashi, él tenía un gusto exquisito en vinos y quesos por lo que la gente ya lo empezaba a reconocer por ello, incluso pequeños productores artesanales le llamaban para que probara sus bebidas y les diera consejos. Con esto obtenía lo suficiente para mantenerse cómodamente y sacar extra para su tienda. Él y Helena planeaban salir de viaje una vez que el peligro de Kaya desapareciera, y después del viaje, buscar tener un hijo. Eran el matrimonio perfecto ante la mirada aprobatoria de los vecinos aunque muchas parejas envidiaban tal felicidad.
Alexander y Sinéad hablaban de las decisiones que había tomado Kaya en los últimos días pues no comprendían qué es lo que buscaba en Vamaranth ya que ambos la consideraban una vampira inferior a pesar de ser creada por una de las vampiresas más antiguas que conocían. No entendían la verdadera razón que hubiese orillado a hacerlo.
-Si lo que quería era dañar a Flowery haciendo su vida miserable, simplemente hubiera matado a su hermana ¿pero convertirla? Ese es el punto que no entiendo. –Expresaba Sinéad con cierto rencor en sus palabras.
-Lo sé, ahora pasa gran tiempo con ella e incluso siento que se ha olvidado de su propósito de quitar a Kamijo de la vida de Flowery. ¡Sigo esperando que haga algo! Si no lo hace, seré yo quien acabe con Kamijo y me iré lejos de ella con Flow.
-Pues yo espero que Kaya tome a Hizaki para alejarla de Zin. ¡Ellos ya son pareja formalmente! ¡Estuve dispuesta a cambiar por él pero jamás lo valoró! ¡Odio a Hizaki! ¡Odio a Vamaranth!
-¿Qué? ¿Ella tuvo algo que ver con Zin?
-No, pero intenté seducir a Teru y a Yuki y ambos la aman ¡esos hermosos hombres aman a esa insignificante chica! Ella es una hormiga al lado mío.
-Tu vanidad va a ser tu perdición querida Sinéad…  sé que ella aún luce como una niña y tú tienes un cuerpo envidiable que todo hombre desearía, pero tienen la mala suerte que los tres quienes te interesan buscan a otra. Hizaki, por ejemplo, es una dama hermosa, de ella sí tienes que envidiarle.
-¡Cállate! ¡Ella me quitó a mi Zin! De los otros puedo prescindir pero no de él. Él es diferente, él es todo lo que quiero y se lo voy a quitar a Hizaki así tenga de deshacerme de ella.
-Pero si tú te deshaces de ella, Zin hará lo mismo contigo, ¿no lo crees? Te odiaría por quitarle a la mujer que ama con todo su corazón.
-Eres un idiota.
Tarja habló con la menor de sus hijas respecto a la visita del embajador de China, le dejó claro que no debía estar presente pero que si quería podía pasar la noche en casa de Teru, Vamaranth se sorprendió al escuchar lo que le proponía su propia madre; no pudo evitar sonreír pero Kaya quería que estuviera en la reunión y si no la obedecía podría tomar represalias con ella o peor, con Flowery o Teru, o ambos; y eso la preocupaba. Prefería hacer enfadar un poco a su madre antes que alguien salga lastimado. Cuando su madre salió de su habitación, ella buscó en el armario una gran caja con un vestido azul oscuro, era sobrio y elegante, bien podría usarlo. Buscó unas zapatillas a juego y un tocado sencillo. Decidió colocarse un collar de perlas para resaltar con la oscuridad de su atuendo. Encontró unos guantes de encaje en la misma caja donde sacó el vestido.  Escuchaba completamente los sonidos de la cocina donde preparaban el banquete, de su familia quienes se alistaban. Ella se prepararía cuando las visitas llegaran, por lo que sabía, Kamijo iba a ir pues iba a ser presentado con el embajador como el futuro esposo de Flowery.
Vamaranth salió para ir a su dormitorio matutino y que pensaran que ya se había marchado, pero en el camino sintió que alguien la observaba, miró a su alrededor  pero no veía nada, sin embargo, sabía de cierta forma quien era, y sí, a lo lejos de una de las ventanas se veía la silueta de una mujer que sólo gracias a su gran capacidad de visión reconoció que se trataba de Kaya, definitivamente no había escapatoria, Kaya no podía entrar al Palacio por el hechizo de Charlotte pero no le impedía observar desde afuera, y sólo Dios sabe, escuchar lo que pasa. Esperó un tiempo hasta que su familia estuviera lista, se lavó la cara y se vistió. Trató de peinarse de manera “decente” pero al no poder, simplemente acomodó su cabello con la peineta, puso un poco de rubor en sus mejillas sin color y bebió de la poción que Charlotte le había otorgado para disimular el color de sus ojos de vampiros.  El embajador estaba llegando  y podía escucharlo, por lo que salió de su escondite y se ocultó en una de las habitaciones cerca de la recepción, ella no quería hacerlo pero Kaya no le dejaba otra opción pues de nueva cuenta sintió una mirada en ella.
Tarja esperaba impaciente, llagaron dos carruajes muy elegantes, seguro uno era del embajador y su esposa y el otro de su personal. Kamijo había llegado apenas un par de minutos antes y ahora esperaba del brazo de su prometida Flowery. El conde esperaba al lado de la puerta, Tuomas y Anette permanecían a un lado pues al igual que a Vamaranth, aquello no era un evento que les entusiasmara. El embajador estaba vestido a la usanza occidental, era un hombre mayor con algunas canas; sin embargo, su esposa era por lo mucho, un par de años mayor que Flowery; envuelta en un atrevido vestido con una pronunciado escote y un color rojo sangre. Su labial era a tono y tenía mirada arrogante.
-Mucho gusto embajador Cheng, nos honra con su visita.
-¡Gracias a usted conde de Soile! Es un gran detalle ser recibido por usted y su encantadora familia. Le presento a mi esposa Mei.
-Mucho gusto señora. –Respondió en conde. –Permítanme presentarles a mi familia. Esta hermosa mujer es mi hija Tarja, y él es Tuomas, su esposo. Anette, la hermana de Tuomas. Y esta belleza es mi nieta Flowery quien está comprometida con este caballero, Kamijo.
Mei miró fijamente a Kamijo, sorprendida por su elegante porte.
-¡Maravillosa familia! –Indicó el embajador –Pero señor conde, tenía entendido que usted tenía dos nietas ¿y la otra?
-Fue a un viaje y no ha regresado, lamento mucho que no esté aquí –Indicó Tarja.
-Es una pena, me hubiese encantado conocerla.
-Ninguna pena… estoy presente. –Vamaranth los miraba desde arriba de las escaleras del recibidor. Nadie podía creer que estuviera allí. Ella sonó segura de sí misma pese a que ella sentía que sus piernas temblaban y con ello su voz.
-¿Y su viaje? –Preguntó el embajador.
-¡Oh! Disculpe a mi madre, pero llegué esta mañana para darle una sorpresa a mi familia, pero la sorprendida he sido yo ante tan importante visita. –Bajó las escaleras con miedo a tropezar con su vestido pero todo resultó bien, se acercó al embajador y le extendió la mano haciendo una delicada reverencia.
-¡Perfecto! Toda la familia completa mi conde. –Expresó Cheng. –Muy hermosa hija, muy hermosas nietas.
Mei miraba disimuladamente a Kamijo y Vamaranth lo notó, así que la interrumpió saludándola cortésmente pero mirándola de una forma un tanto agresiva a lo que Mei se comportó más arrogante.
-Señora Cheng –Mencionó la vampira con una sonrisa –Veo que le agradó mi querido cuñado.
-¡Oh! La rosa en su traje es muy bella, eso es lo que miraba.
-Oh, entiendo. –Dijo Vamaranth en tono sarcástico.
-Pasemos al comedor de favor. –Sugirió Tarja y todos la siguieron.
Vamaranth miró de reojo que alguien con el cabello plateado entraba a su casa… ¿Teru? ¿Qué estaba haciendo allí? Su corazón dio un vuelco o al menos eso lo sintió pues no estaba segura si aún podía palpitar. Se quedó atrás pensando en Teru, viendo sin mirar con sus manos en el pecho, iba a ir por él cuando se dio cuenta que nos e trataba de él; en efecto, el cabello y la forma de peinarse eran muy similares al igual que su altura y la forma rasgada de los ojos, pero el hombre que estaba frente a ella tenía delicados ojos grises brillantes y era ligeramente más corpulento, como con más consistencia en sus músculos, pero no mucho, ella se mostró desilusionada al no ver a Teru pero de repente notó que aquel chico le sonreía. “¿Será a mí a quien le dedica esa sonrisa?” pensó Vami. Él se acercó a ella y la saludo de una forma muy elegante, ella respondió.
-Usted debe ser de la familia del conde. –Dijo aquel chico con voz armoniosa.
-Soy su nieta. ¿Quién es usted? –Preguntó orgullosa tratando de disimular lo mucho que ese joven le había impactado.
-James Carstairs. Un placer, trabajo para el embajador Cheng.
-Vamaranth Olsson.
-Peculiar nombre. –Ella no respondió. –Espero no ser atrevido por hablar con usted.
-Me da igual.
-Noté que usted me miraba.
-Se parece mucho a una persona que conozco. –Dio fríamente.
-Ya veo. –Él la miró al rostro. –Su rubor tiene un tono perfecto, al igual que el color de sus ojos.
-Mis ojos son bastantes comunes, los de usted son… lucen mejor. –No quiso decir que eran “lindos”
-Se sorprendería que este no es mi color de ojos.
-¡Es imposible cambiar de color de ojos!
-No lo es y usted lo sabe perfectamente, señorita Olsson.
Carstairs pasó a su lado para ir con el embajador, ella permaneció confundida por lo último que le había dicho aquel misterioso chico, posiblemente lo había dicho por no dejar, él no podía conocer su secreto con solo verla, lucía perfectamente humana o al menos era lo que ella creería. Tenía que hablar con su tía cuando todos se marcharan, no le importaba dejar de leer sobre la historia de Inglaterra, esto era más importante. ¿Kaya habrá escuchada? ¿Podría saber quién era él? Era humano, de eso estaba completamente segura. Vamaranth fue al comedor pero antes de entrar a la habitación encontró a su hermana.
-¡Tú lo notaste antes! –le dijo Flowery.
-¿A qué te refieres?
-¡La tal Mei le está coqueteando a Kami! ¡No la tolero!
-Pues noté como lo miraba…
-Sí, tu comentario lo dijo todo. Tú te diste cuenta.
-¿Qué hizo ella?
-Había una silla al lado de Kamijo así que ella dijo que su silla se movía, hecho que no es cierto, pero como mamá quiere quedar bien, le iba a cambiar de silla y la perra sugirió cambiarse al lado de Kamijo. ¡No entiendo como el embajador no se da cuenta!
-No quiere darse cuenta, es muy inseguro. Y apuesto a que Kamijo no en cuenta, así que no debes de preocuparte.
-Lo sé, pero aun así, ella es tan… hermosa.
-Zorra… no es hermosa, es zorra; los escotes, vestidos entallados hasta perder el aliento mientras el busto sobresale y harina en el maquillaje con labios carmín es de zorras. Vamos. Debes de defender lo que te pertenece.
James ya estaba sentado al lado del embajador, en el lugar que Mei había dejado vacío por irse al lado de Kamijo. Vamaranth ocupó el asiento próximo a Anette. El conde hablaba con el embajador mientras, Mei miraba a Kamijo mientras se bajaba aún más el escote, decía muchas tonterías con tal de hablar con él, mientras él apenas si le contestaba con monosílabos.
-Señora Cheng. –Habló Vam –Veo que ha comprobado lo divertido que es mi cuñado; realmente es un gusto que un hombre tan gentil esté perdidamente enamorado de mi hermana ¿no lo cree así? 
-Ya lo creo. –Le respondió con una mueca de disgusto en su rostro.
-Más bien yo me siento honrado que ella me ame. –Mencionó Kamijo tomando la mano de su prometida. –Sin agraviar a las aquí presentes, ella es la mujer más hermosa para mí. No podría mirar a nadie más aun cuando ella se encuentre ausente.
-Muchas gracias Kamijo, sé que no tienen interés en ninguna mujer y menos en las “fáciles”. –Respondió Flow.
-Las mujeres que describes no tienen amor propio. No me interesan de ninguna manera –Le respondió Kamijo.
Tarja sólo miraba al embajador y al no ver reacción en su rostro se quedó más tranquila pues suponía hacia dónde iban todos esos comentarios.
-Perdón la interrupción. –Habló James. -¿La otra señorita Olsson está comprometida igual?
-¡Claro! –Respondió Vamaranth mostrando su anillo que lucía. –Felizmente comprometida con la persona que amo.
-Me alegra que así sea, no es por ofender pero últimamente los compromisos se hacen más por conveniencia. 
-Cómo verá joven Carstairs, soy una persona muy afortunada.
-¡Carstairs! –Dijo en embajador -¿Está usted interesado en la pequeña Olsson? Me sorprende, usted jamás se había mostrado interesado en una mujer.
-No embajador, sólo tuve curiosidad pues el anillo que porta no es común para los compromisos.
-Es porque mi prometido no es igual que los demás, él es especial.
-Ya veo. Usted debe de ser afortunada entonces, no creo que él lo sea. –Dio una risa.
-¡Muy graciosa su broma! –Dijo la chica enojada.
Terminaron de cenar y fueron al salón para tomar un poco de vino. Kamijo había salido porque iba a buscar donde arrojar el vino y sin que nadie se diera cuenta, Mei fue tras él.
-Disculpe ¿por qué me sigue? –Preguntó Kamijo al darse cuenta.
-Es que usted –ella se acercó –me tiene asombrada. –Le dijo tocándole los brazos con deseo.
-Debería de respetar a su esposo –Le retiró sus manos de encima. –Como verá, usted no me interesa en lo absoluto.
-Podemos ser discretos, sólo una noche, no pido más.
-Noche que prefiero pasar con mi prometida. No siento deseo hacia usted; y quizá sea muy cruel de mi parte pero ahora siento desagrado.
-¡Hágame suya de favor! ¡Usted es el hombre más hermoso que mis ojos hayan visto! Y mi cuerpo lo aclama.
-¡No! Tenga un poco de amor por sí misma de favor.
-¡Ya lo oíste! –Vamaranth llegaba junto a su hermana. –Noté como venías como perra en celo tras Kamijo y vine.
-¡Eres una insolente! ¡Le diré al embajador!
-Y yo le diré que querías pasar una noche con el prometido de mi hermana.
-¡Él es mío! ¡Qué te quede perfectamente claro! – Le indicó Flowery de manera firme.
-Tú no eres nada al lado mío.
-Más bien tú no eres nada a mi lado. ¿No es así cielo? –Flowery se acercó a Kamijo.
-Cómo negar que mis labios sólo desean rozar tu piel. –Kamijo la besó.
-¡Pues de lo que te pierdes! El embajador me creerá a mí porque me ama como a un ciego. –Mencionaba cada vez más indignada, se veía su yugular palpitar a través de su escote. Kamijo no lo notaba pero Vamaranth sí.
-La haré entrar en razón, vayan al salón. –Indicó Vam para que Kamijo y Flowery se marcharan.
-¡¿Qué quieres niña tonta?!
-Señora Cheng, le voy a decir algo pero es sólo un secreto. –Vamaranth se acercó a ella, la sujeto de una mano y puso su rostro cerca del descubierto cuello de la dama. –Su sangre huele endemoniadamente bien…
-¡¿Qué?! ¡¿Qué quieres?! –Preguntó asustada, las piernas de Mei temblaban al ver a Vam a los ojos, entre más los veía, más perdía en control de sí misma, quería gritar pero su boca no respondía, quería liberarse pero su cuerpo ya no le obedecía.
Vamaranth buscó tocar la yugular con sus fríos dedos.
-No te va a doler… no tanto.
Hundió sus colmillos en aquel frágil cuello, bebía de forma limpia sin derramar una sola gota, Mei estaba aterrorizada pero no podía huir, aquella niña era un monstruo que succionaba su sangre, creía que iba a morir pero Vamaranth paró, limpió sus labios, y con un pañuelo rojo limpió el cuello de su víctima. Le colocó un adorno en el cuello para ocultar las heridas.
-Con la gente que amo, nadie se mete, le hiciste pasar un mal momento a mi hermana, y si dices algo ten por seguro que te dejaré completamente vacía, volverás a la vida en forma de mi sirviente sin pensamientos propios, supongo que no quieres eso. No digas una sola palabra y vivirás como hasta ahora. ¿De acuerdo?
Mei asintió.
-¡Bien! El adorno del cuello te lo acabo de regalar porque creí que te combinaba ¿me entiendes? Volvamos al salón. Aquí nada pasó.
Todo marchó bien durante la noche, hasta Tarja se mostraba admirada por lo bien que se comportaba Vamaranth pese a su rebeldía de estar en el momento; tanto que no la regañaría por nada. El embajador se mostró satisfecho al igual que el conde al marcharse.
-Me voy señorita Olsson. –Mencionó James al despedirse de Vamaranth, se acercó a su oído y sin que nadie lo supiera le mencionó algo. –he comprobado que mis sospechas que tuve de usted cuando nos conocimos en el momento de ver lo que le hizo a la señora Cheng…
Lo último dejó fría a la vampira ¿qué era lo que Carstairs sabía exactamente? 

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