jueves, 19 de junio de 2014

63. Army of Dolls

Pues aquí ya está el capítulo nuevo y saben algo... dentro de algunos capítulos más Vamaranth se irá a China, y haré dos capítulos, uno lo que pasa en China, y otro lo que pasa en Soile; y cuando regrese ella a Soile, sólo habrá como cuatro capítulos más y quizá, un epílogo, o quizá no; el punto a tratar es que ya empezamos la recta final (al menos yo, que ya llevo escritos dos capítulos y medio más) Y como que me siento rara el ya planear el final, no sé, si siento feito, como nostalgia y así pero debe de terminar; digo, aún falta pero yo debo pensar capítulos más adelante y pues ya huelen a final, Espero que les esté gustando en verdad, me falta demasiado, pero la nostalgia ya está presente; dediqué muchos años a esta historia, hice un poco de revoltijo de todo, y ahora más con Jem y los futuros nuevos personajes pero van a ser importantes, por ejemplo el brujo purpurina (busquen bien en la historia y sabrán quién es, ya después lo dejaré claro). Pero la verdad, no sé, es extraño ya hablar en serio y en paz de un final; pero bueno, que llegue a su fin y a empezar lo nuevo que ya tengo cocinando aunque aún no he escrito nada. Bueno, sin más...


Frustrado por no encontrar nada relevante, Teru se quedó dormido sentado en el escritorio de la biblioteca de Kamijo con un libro sobre demonios pero se trataba de una novela; el vampiro entró y lo encontró, lo movió un poco para ver si estaba bien, el chico peliplata despertó.
—¿Qué hora es? —Fue lo primero que quiso saber.
—Son las 6 de la tarde… me dijeron que estás aquí desde muy temprano.
—No encontré nada, y es el único lugar a parte de la casa de Charlotte donde hay libros de temas “ocultos” pero ella ya nos mencionó en la noche que no sabe nada y por eso me pasé directamente para acá.
—Pero veo que no hay nada. Jasmine tampoco sabe.
Kamijo miró a Teru y de inmediato se acordó de James.
—Puede que haya una persona que pueda saber algo.
—¿En verdad? —Pareció que Teru terminó de despertar al escuchar a Kamijo.
—Necesitaré ir a verlo…
—¿Te refieres a Carstairs? —Masashi entraba a la biblioteca junto a Jasmine. —En la mañana fui a verlo con Helena.
—¡Perfecto! ¿Qué dijo? —Quiso sabe el vampiro.
—Pues él directamente no puede ayudarnos, pero va a buscar la forma con sus superiores, ya les ha escrito y Helena pasó a dejar la carta con Charlotte para que llegue de inmediato. Aunque mencionó que necesitamos a un brujo muy poderoso, lo mismo que dijo Charlotte.
—¿Y si buscamos al brujo que ayudó a Kaya? Seguro mantienen contacto y es seguro que él puede revertir lo que hizo. —Sugirió Teru.
—¡Eso suena perfecto! —Alentó Jasmine —Empezaré a buscar entre mis contactos para ver si conocen a un brujo además de Charlotte que haya esto en la zona al menos, en el último mes.
—¿Quién es Carstairs? —Preguntó Teru
—Tu hermano perdido —Respondió Masashi
—¿Qué? Yo no tengo hermanos.
—Se refiere a que se parecen mucho… bueno, yo no lo he visto pero Kamijo me contó. —Jasmine buscaba papel y tinta
—Muchas personas se parecen… —Teru no tenía ánimos de bromas, quizá en otra etapa de su vida hubiera preguntado más pero en ese momento, sentía un vació en su estómago, ya sea la desesperación o el hambre pues no había comido nada en el día.
—Su color de cabello no es normal, muchos son rubios, pocos tienen ese tono plateado exótico —Aclaró Kamijo, pero Teru pareció no prestarle atención.


Cuando la oscuridad se apoderó por completo de la “sala de descanso” de Vamaranth, ella despertó pero por un instante parecía ser la misma niña de antes de la posesión, se miró al viejo espejo empolvado que estaba guardado y sus ojos eran rojos; iba a correr a decirles a todos pues se acordaba de lo que había hecho antes, lo peor… había asesinado a dos personas en una misma noche, necesitaban detenerla antes que la entidad perversa dentro de ella ocupara su voluntad pero sintió un profundo dolor en su pecho; no sabía qué dolor le molestaba más, el de la conciencia o el del cuerpo, quería gritar pero podían escucharla cualquier persona en la casa e ir a verla y eso seguro terminaría en una tragedia; se sentía mareada . La chica cayó al piso, el dolor había cesado pero ella ya había cambiado de nuevo. Otra vez poseía aquellos ojos dorados y demoniacos. Fue a la que era su habitación y se vistió, odiaba todo lo que encontraba en el armario pero no tenía opción que usar esa ropa, lo único que considero “decente” era su ropa que usaba para entrenar o en combate pero los conjuntos eran muy pocos, así que no los quería estropear. Se colocó un vestido de los que apenas y cubrían la rodilla pues le disgustaban las faldas largas. “Así no se viste una señorita bien, debes de tener elegancia ante todo y solo se logra con hermosos y entallados vestido con una falda espectacular” decía a modo de burlarse de lo que una vez había dicho Kaya.
—No entiendo por qué debo de obedecer a Kaya… lo hago porque a veces es divertida su forma de pensar tan cruel, y también porque es cierto que busco que los que son como yo sean los que deben de mandar y no los humanos. Pero cuando estemos en la cima, yo me encargaré de tirarla unos peldaños abajo. —Ella reía al pensar en eso. —Aunque obviamente Teru estará privilegiado, si ese humano no fuera tan candente pensaría en eliminarlo de mi vida… aunque si lo pienso bien… Yuki no está mal… dos es mejor que uno… —Su rostro de volvió a iluminar con una sonrisa… —O tres… —Su mente se dirigió a Jem. —Los humanos son tan sensuales, definitivamente deseo a esos tres. En fin, será para otro día, hoy tengo que ver a la molesta de Kaya y a sus estúpidos subordinados.

La vampira salió de su habitación, Tarja la encontró.
—¿A dónde vas?— Preguntó la señora Olsson —Pensaba que como dormiste todo el santo día, al menos ibas a cenar con nosotros ¡estuviste ausente por una semana!
—¡Ay! ¡Pues cenen con mi hermana! Ella es tan perfecta que ni van a notar mi ausencia… yo mejor me largo.
—¡¿Pero a dónde vas, niña?!
—Eso es algo que no te importa. ¿Te importó hacerme prometida de Yuki cuando era obvio que no lo amaba?
—¡Pero lo solucioné!
—¿El día de la boda? ¿Y qué de los días que sufrí por amar “clandestinamente” a Teru? ¿Te importó antes? Si te hubieras tardado unas horas más, mi desgracia hubiera sido marcada.
—¡¿Por qué me hablas así?! Hasta parece que me odias.
—Piensa lo que quieras, dile a papá que me disculpe y que otro día tomaré el té con él, y en cuanto al abuelo… igual se puede quedar con su nieta consentida…  Post te… (Te veo luego)
La chica pasó al lado de su madre haciendo sonar sus tacones a cada paso que daba dejándola realmente herida ante tales palabras dichas en esa actitud tan poco correcta. Tarja no aguantó más y cayó de rodillas al piso a llorar, jamás imaginó lo que verdaderamente sentía la menor de sus hijas; de cierta manera reconoció que al ser diferente a lo que ella hubiera deseado, la hizo indirectamente a un lado mientras que Flowery cumplía todas sus expectativas y por eso era muy dura con la menor, quería que fuera como otra Flowery cuando desde pequeña marcó sus diferencias; definitivamente Vamaranth no era una chica como las otras pero ¿cómo podía arreglar el error de dos décadas de crianza diferenciadas solo por la diferencia de pensamientos? Tuomas quien había ido a buscar a su esposa, la encontró llorando de rodillas, sin pensarlo la ayudó a levantarse y le secó sus lágrimas.
—¿Qué ocurre? —Preguntó preocupado.
—Tú siempre la aceptaste como era… ¿cómo le hiciste?
—¿A qué te refieres mujer?
—A Vami… me acaba de decir que yo hacía distinciones entre ella y Flowery… pero fue muy dura su forma de decírmelo—Decía entre lágrimas —¿Piensas igual que ella?
—No soy quien para juzgarte, tú sabes si hiciste bien o mal… pero a Flowery jamás la comprometiste con un hombre que no amaba, jamás le reclamaste sobre sus sentimientos hacia Kamijo por lo que jamás tuvo que esconderse, a ella jamás le reclamaste su forma de vestirse o de comportarse…
—Tuomas… —Suspiró agotada.
—Lo siento… nuestra pequeña simplemente es diferente, y Flowery siempre fue muy parecida a ti; y Vamaranth siempre fue parecida a mi familia, como yo o Anette. Vami siempre fue reservada con la gente nueva, prefería leer que socializar, pero siempre amó a quienes superaban esas barreras y su corazón se rompía cuando de nuevo la dejaban sola. Buena parte de su vida la pasó con el corazón roto, pero siempre estaba Yuki con ella; fue el único amigo que no la dejó a pesar de todo… aunque solo la acompañara a la biblioteca a leer o al parque a mirar grillos…
—Ella prefería en sus cumpleaños libros en vez de vestidos y eso me enojaba y le amargaba su cumpleaños… —Reconoció Tarja. —¡Mi niña! ¿Qué hago?
—Quiérela… es todo.
—¿Y si ya no me quiere?
—Te adora, pero no hagas que quiera alejarse a pesar de eso. Siento que mi niña ha sufrido más de lo que podemos siquiera imaginar.
—No digas eso Tuomas… me hace sentir más culpable…


Filas de libros inundaban la pequeña casa de Charlotte, los tenía acomodados en una pared de doble fondo por lo que no eran visibles para todos, pero Yuki buscaba con ella, había revisado todos ya pero pensó conveniente mirarlos de nuevo por si algún detalle se le pasó. Ambos bebían té mientras que comían algunas galletas de avena. Parecía que devoraban las páginas en su afán de encontrar respuestas a lo que estaba sucediendo. La casa de la bruja no era lujosa a comparación con la de Selia pues ella se dedicaba a ayudar a las personas por una módica cantidad de dinero cuando solicitaban sus servicios en magia; prefería gastarlo en ropa, materiales y alimentos. Yuki había pasado bastante tiempo con ella en los últimos días así que prácticamente se movía en la casa como si fuera de él. A veces él iba a preparar el té y a veces ella iba.
—Lo siento… —Mencionó de pronto la pelirroja.
—¿Por qué lo sientes?
—Porque no puedo ayudar a la persona que más quieres… —La tristeza inundaba el rostro de la chica. —Si tan sólo tuviera más conocimientos… más poder… ya hubiéramos hecho algo incluso contra Kaya.
—Charlotte… créeme… te quiero, te quiero bastante y quizá con el tiempo…
—Yuki… ya no estoy segura, por eso he dejado de insistir.
—Pero yo no quiero dejar de insistir, hay algo en ti que me encanta, algo que me dice que eres la indicada pero el amor no se corta de tajo de un día para el otro y vuelve a nacer de la misma forma… por favor… dame tiempo; eres maravillosa y no te quiero perder.
—Pero aún la amas…
—Pero ya no como antes… por favor Charlotte…
—Por favor Yuki… dejemos esta plática en otro momento, la situación actual es muy difícil como para ver mis sentimientos por ti.
—Tú también eres importante…
—Ya veremos cuando todo esto acabe…
La hechicera dijo que iba a hacer más té, sin embargo, la tetera tenía poco más de la mitad y aún estaba caliente. Yuki apoyó sus codos en la mesa y colocó su cabeza entre sus manos cubriéndose los ojos, estaba confundido pero era verdad que no quería perder a Charlotte pero tampoco quería herirla. Alguien llamó a la puerta, el chico no sabía si ir a ver de quién se trataba o esperar a que Charlotte regresara.
—¿Esperas visitas? —Preguntó Yuki con voz fuerte para que ella lo escuchara desde la cocina.
—No.
—Están tocando.
—No lo conozco pero luce amigable… ¿Puedes abrir y preguntar qué quiere?
Yuki supuso que se trataba de un truco de magia el hecho que le hubiera dicho que no conocía a la persona que tocaba pero que se veía “amigable”. El Thanatosian abrió la puerta y se encontró a un joven de cabello plateado, pensó en Teru pero no se trataba de él; éste otro era más alto, vestía muy formal para su edad y usaba un bastón. Los ojos grises del chico combinaban perfectamente con su cabello.
—Buenas tardes, me presento, soy James Carstairs y vengo a buscar a la bruja Charlotte Wessels.—Dijo Jem en un tono muy cortes, Yuki concordaba con Charlotte en que inspiraba confianza.
—Un momento ¿Puede esperar afuera?
—De acuerdo.
Pocos minutos después, Charlotte abrió a Jem y lo hizo pasar.
—Así que Carstairs… tu apellido me suena. —Decía Charlotte.
—Soy un cazador de demonios. Toda mi familia lo ha sido y somos “algo” conocidos en el submundo.
—Seguro es por eso. ¿En qué puedo ayudarte?
—Me dijeron que viniera a ti pues eres la bruja a cargo en Soile. Necesito encontrar a Magnus Bane y pensé que sabrías dónde encontrarlo.
—Así que buscas a Magnus… curioso… yo también.
—Me parece ser que lo buscamos por la misma causa…
—¿En verdad? ¿Qué relación tienes con la “afectada”? —Señaló Charlotte de cierta forma para comprobar lo que el joven Carstairs estaba diciendo.
—Vamaranth es una conocida muy apreciada para mí. Así que Masashi y Helena me indicaron donde podía encontrarte.
—¿Masashi?... no me ha dicho nada. —Dijo Yuki.
—No lo has visto desde la noche que llegó Vamaranth ya cambiada. —Señaló Charlotte.
—Es cierto.
—Pues sí, ya mandé una  carta a Magnus pero anda de viaje porque de haber estado en Nueva York, ya hubiera respondido.
—¿Quién es Magnus? —Preguntó Yuki.
—Magnus es un brujo, muy poderoso, se dice que tiene cerca de 500 años de edad.
—¡¿500 años?! ¡¿Es cierto?!
—Magnus cambia su edad constantemente —Completó Jem —Así que nadie está totalmente seguro. Se la vive de viaje pero siempre regresa a Nueva York, aunque suele estar durante años en diversos lugares del mundo.
—¿Años? No tenemos años.
—Es el único que se me ocurre que puede ayudarnos. Pero hay que juntar nuestros ahorros pues cobra demasiado caro sus servicios.
—Magnus Bane… —Repitió Yuki como si quisiera recordar ese nombre. —Por cierto Jem… me recuerdas a alguien…
—¿Al joven llamado Teru? No eres el primero que me lo dice.
—¿Cómo logran tener ese color de cabello tan llamativo?
—Él no lo sé, aún no tengo el gusto de conocerlo, por mi parte, es una larga y no muy agradable historia. ¿Habría forma de encontrarme con Vamaranth? Necesito verla para aunque sea ver el tipo de posesión que realizaron en ella.
—Esta noche, vamos a su casa. —Sugirió Yuki. —Vamos Charlotte.
—Perfecto. —Mencionó Jem.


En el palacio Soile, Flowery cenaba junto a sus padres y su abuelo, el conde no sabía qué estaba pasando exactamente pero sentía el ambiente muy tenso y más por la ausencia de su nieta menor que no había visto desde la noche en que había hecho presente después de la semana en la que había desaparecido. Nadie decía nada, sólo comían en silencio, Tarja se le notaba decaída.
—Hola familia —Vamaranth se presentaba en el comedor. —Les aviso que voy a salir y que no voy a llegar a dormir… nos vemos mañana.
—¡Niña! ¡ven acá! —Ordenó Tarja.
—¡Vamaranth!  —Gritó el conde —¡Haz caso a tu madre!
—¡No quiero! —Vamaranth ya se iba alejando.
—Sigamos comiendo de favor. —Pidió Tarja. —Nada pasó.
—Hija… ¿Qué pasa con la niña?
—Nada, ya sabes, todos somos muy rebeldes alguna vez en nuestra vida.
—Hablaré con ella en cuanto regrese. —mencionó Tuomas.
—Gracias.


La vampiresa salía del palacio, escuchó que alguien le llamaba, se acercó poco a poco sin seguir la vereda que se extendía desde la entrada del palacio mismo, pasando por el jardín y siguiendo hasta fuera y que daba hasta el pueblo principal de Soile. Sonrió al ver quien la estaba buscando.
Yuki y Charlotte se escondían detrás de algunos arbustos, tenían un conjuro de invisibilidad y uno en el cual su olor desaparecía contando el agudizado sentido del olfato de los vampiros; esto porque Jem había decidido enfrentar a Vamaranth solo pues confiaba en sus habilidades para salir ileso si algo no salía como lo esperaban. Vamaranth se acercó a Jem.
—Vaya… qué hermosa visita he recibido… —Mencionó la vampiresa. —¿A qué debo tu presencia?
—Supe que habías regresado a casa así que vine a verte.
—¿Vienes a repetir el beso de la otra vez?

—¡¿Beso?! ¡¿Qué beso?! —Murmuraba Yuki hasta cierto punto, indignado.
—¡Deberías de callarte o nos puede descubrir!
—Es que parece que se necesita ser rubio platinado para que ella te haga caso.
—Tíñete el cabello entonces. —Pese al hechizo de invisibilidad, Yuki aún podía ver a Charlotte y visceversa por lo que el chico notó la molestia en el rostro de la chica.
—Lo siento…
—No te disculpes, ya he de saber a lo que me atengo contigo.

—No vine a repetir nada, solo quería verte. Realmente estaba preocupado por ti.
—¿Preocupado? Pues estoy bien… mejor que nunca. —Ella se acercó al chico y rodeo el cuello del peliplata con sus brazos. —Me gusta tenerte cerca…
—Puede llegar tu prometido en cualquier momento, deberías de soltarme.
—¿Y si vamos a tu casa entonces? Solo salí por salir pero no tengo a dónde ir…
—Mejor otro día.
—Entonces iré a buscar a Teru… tú te lo pierdes. —Dicho esto, se acercó más al cuerpo de Jem y lo besó apasionadamente antes de seguir su camino.
Jem no supo cómo reaccionar ante ese beso, tenía un sabor agridulce a comparación con el otro a pesar que la intensidad fue mayor.


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