domingo, 10 de agosto de 2014

70. Queen Misery

Después de mucho, tengo el descaro de publicar (?) Espero les guste.


En el palacio nadie quería comer con los demás, siempre en sus respectivas habitaciones; el conde había llamado a más guardias dando indicaciones a que nadie pudiera entrar sin autorización. Flowery iba y venía de la biblioteca a su habitación, no quería ver a nadie, Anette había ido a ver a Charlotte para preguntarle si sabía algo de Vamaranth y después, al atardecer, pasaría a ver a Kamijo para darle una carta. La espera se le hacía eterna. No quería hablar con sus padre, al menos no en ese momento; estaba muy disgustada porque a pesar de demostrar lo contrario siempre, creían que Kamijo era un peligro y una mala influencia para Flowery, y no sólo él, también Jasmine y Zin, y lo más seguro es que pensaban lo mismo de Vamaranth. Sabía que Jem había puesto en marcha su plan y estaba ansiosa por saber si había funcionado o no. Quizá con el tiempo, encontraría una forma de escaparse, tenía claro que no iba a dejar a Kamijo por nada del mundo y sus padres y su abuelo deberían de entenderlo.

Cuando Charlotte y Anette llegaron a casa de Jem, éste se encontraba tocando el violín. No había ocurrido nada, ni siquiera Jasmine había salido de la habitación. Poco rato después, salió Jasmine, al parecer Vamaranth seguía durmiendo. Jem fue a verla, y a pesar que no lo necesitaba, colocó una manta sobre ella, acomodó su cabello con las manos como si lo estuviera peinando suavemente. Anette y Jasmine lo miraron, realmente era muy dulce, acomodaba la almohada hasta que creyó que estaba cómoda.

—Jem… —Habló Jasmine —¿Sabes que ella está comprometida con Teru?
—Lo sé.
—Espero lo tengas siempre presente.
—¿Por qué lo dices?
—Por la forma en que la ves, la cuidas…
—Lo siento, sólo trato de ser amable, espero que no lo malinterpretes. Debo decir que en verdad me atrae pero soy de las personas que no se dejan llevar sólo por eso, y en ese aspecto… no la he conocido bien. Así que puedes estar tranquila, que en cuanto ella despierte, la llevaré con Teru. Porque está claro que no puedo llevarla con sus padres.
—¿Y sí la llevamos de una vez con Teru? —Sugirió Anette.
—¡No!... Puede despertar furiosa y pues tengo maneras para hacerme cargo si eso ocurre… bueno, sólo digo. —Se apuró a decir el cazador.
—De acuerdo. —Dijo Jasmine. —Confiaré en ti, necesito ir a ver a Kamijo. —Si despierta no dejes que se vaya, ni la lleves con nadie hasta que yo venga de nuevo.
—Gracias por la confianza.



Kamijo pensaba en la forma para convencer a los Olsson de que no era malo, que jamás dañaría a Flowery por la simple razón que ella era su vida, antes él mismo se haría daño antes que a ella le pasara algo. Debía de encontrar la forma, no quería pero si era preciso, la raptaría; pero él quería hacer las cosas bien y no iba a darle el gusto a Kaya de ser un cobarde. Se sintió aliviado cuando por fin llegó Jasmine, iba con Anette y con Charlotte. Anette le entregó una carta que había escrito Flowery donde le pedía tiempo para encontrar la forma de poder salir de su casa sin que haya problemas, cualquier cosa le avisaría con Anette, también le decía que mantuviera la esperanza de que algún día pudieran estar juntos otra vez sin esconderse pues ella lo amaba a más que nada en el mundo.

—El ambiente en la casa es muy tenso, Tarja no ha querido hablar conmigo. Lo que más les duele es que Vamaranth no sea ahora un humano.
—Puede que no, pero es la misma de siempre, nada más cambiaron sus hábitos que ahora son predominantemente nocturnos, y se puede disponer de sangre sin necesidad de matar.
—Eso si vuelve a ser la de antes.
—Debemos de ser positivos.
—Yo estoy segura que volverá a ser la de antes. —Mencionó Jasmine. —Ella no se va a dejar vencer.



Tres días después todo continuaba igual, Vamaranth no había despertado, Teru había preguntado la dirección de la casa de Jem para irla a ver diario. Había algo en las visitas de Teru que Jem no soportaba, tanto que prefería salir a caminar a las calles dejando un par de horas a Teru cuidando a su prometida. Pero las visitas de Teru se prolongaban con el pasar de los días. Anette también iba cada día pues era quien mantenía informados a los demás de la situación. Cuando el cazador se quedaba a solas con ella, le leía algún capítulo de un libro o tocaba algo de música con su violín, él no hablaba de nada con ella como los otros quienes podían platicar por largas horas con la chica sin recibir respuesta alguna, ni siquiera estabn seguros si podía escuchar todo lo que le decían con tanto cariño. Anette le leía las cartas que su hermana le escribía.

En el cuarto día de sueño, durante el atardecer, justo cuando Teru había decidido marcharse, un gato persa apareció en la ventana de la habitación de Jem, el chico lo reconoció de inmediato, se trataba de la gatita de las Olsson quien se había escapado y había llegado hasta allá. Jem la tomó entre sus brazos cuidadosamente y la dejó junto a la chica que yacía inmóvil, Gertrudis se colocó sobre el abdomen de la chica y se echó pero sin dejar de permanecer alerta, miró fijamente hasta el rostro de Vami. Jem no prestó atención y decidió ir por algo de cenar, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta escuchó una voz.

—¡Gertrudis! ¿Cuántas veces te he dicho sobre usarme como cama?
Jem volteó rápidamente y miró ante su cama, Vamaranth ya estaba sentada cargando a Gertrudis quien maullaba cada que la joven acariciaba su cabeza. Ella miró a Jem.
—Hola… Carstairs… —Le sonrió a Jem y él al ver que en sus ojos había desaparecido el dorado para dar paso de nuevo al escarlata se acercó, pero no sin timidez.
—Hola… Olsson.¿Qué tal durmió?
—Terrible… tuve pesadillas con todo lo que hice, me siento terrible Jem. Por cierto… muchas gracias por cuidar de mí y hacer que volviera a ser la misma de antes.
—No te preocupes, lo hice con mucho gusto.
—¿Cuántos días  dormí?
—Cuatro.
—¡Vaya!  Lo que me diste fue como la manzana, yo Blanca Nieves…
—Y Gertrudis tu princesa salvadora… —Completó Jem.
—Así es —Ella esbozó una sonrisa débil. —¿Cómo están todos? Lo que hice en casa del abuelo fue terrible.
—Nada que no tenga arreglo. Confían en ti.
—Mis padres y mi abuelo no.
–Pero estoy seguro que lo harán. Por cierto… —dudó un poco en hablar —Teru vino todos los días a verte. Me pidió de favor que te llevara a su casa en cuanto despertaras, ya sabes, no creo que te dejen entrar a la tuya en este momento.
—No creo que sea buena idea, hice algo muy malo que lo lastimará y no me atrevería a mirarlo a los ojos.
—¿Qué puede ser tan malo? Además, él te ama con su vida, y sabe que todo lo que hiciste no fue por tu voluntad.
—Pero aún así… Jem… —suspiró amargamente— Lo engañé…
—¡Por el ángel! Digo… el beso que nos dimos… este… no vale, ni el primero pues fue sólo un impulso ni el último… —Un ligero rubor apareció en las mejillas del chico.
—No es eso, pero ya, no quiero decir más, mi mente me atormenta…. ¿Te puedo pedir un favor?
—Sí.
—Tengo muchas cosas en qué pensar antes de regresar, por favor… no le avises a nadie que ya desperté, bueno, sólo a Jasmine, necesito sus consejos.
—Pero… ¡todos esperan este momento y más ahora que vi que tuvimos buenos resultados!
—Lo sé pero sólo serán unos días más. Mucho menos a Teru, cuando venga me haré la dormida de nuevo.
—Bueno, por él no debes de preocuparte, generalmente viene de día. ¡Me siento tan mal! Asesiné, herí, hice sufrir, la noche en la que me diste el té o la cosa esa que bebí fue la peor, dañé a quienes más quiero y eso jamás me lo voy a perdonar. ¡Me odio por herir a mi familia! ¡Me odio por hacer tantas maldades! ¡Me odio porque dejé que Kaya me hiciera lo que quiso! —La chica lloraba de impotencia al recordar lo que había hecho, Gertrudis se alzó lo suficiente para alcanzar el rostro de Vami para lamen tiernamente su barbilla.
—Pero debes de entender que no tuviste la culpa de nada, fuiste obligada. Debes de estar en paz.
—¿En paz? ¿Después de destrozar la vida de muchas personas? De ninguna forma.
—Vamaranth, por favor, no te culpes. En todo caso, quien tiene la culpa es la tal Kaya. ¡Para nada la tienes tú!
—Debo de encontrar una forma de solucionarlo… ¡pero no sé cómo!
Jem se acercó a ella y tomó sus manos entre las suyas, la vampira se mostró sorprendida ante tal gesto.
—Por favor, cuenta conmigo para lo que necesites. Buscaré la forma de solucionar todo, conseguiré a Magnus Bane, hablaré con tu familia; lo que si no puedo es revivir a las personas que mató ese demonio cuando gobernaba tu voluntad; pero lo que esté en mis manos lo haré sin importar nada.
—Jem… no tienes que hacer nada de eso, suficiente me estás ayudando ya.
—¡Pero quiero ayudarte más!
—¿Por qué lo haces? ¡Ni siquiera nos conocemos bien!
—Yo quiero conocerte mejor, quiero estar a tu lado porque yo…
—Jem.
—Me gus… ¡me caes muy bien! Y quiero ser tu amigo.
—Tú también me caes bien, Carstairs. Tengo mucho que agradecerte. —Vamaranth se acercó a Jem y lo abrazó cálidamente.


Vamaranth sólo quería hablar con Jasmine por lo que fue a la única a la que se le avisó que había despertado, y cuando alguien más la iba a ver, fingía estar dormida, aunque la mayoría iba de día por lo que en variadas ocasiones realmente lo estaba. Por las noches hablaba con Jasmine quien la mantenía al tanto sobre los demás, ella quería que se estabilizaran un poco emocionalmente antes de darles la noticia; Jasmine le había llevado algo de ropa y era quien le llevaba sangre para que pudiera alimentarse, Jem no quería preguntar cómo la obtenía. Y así pasaron otros cuatro días. Aquella tarde, puntual como siempre, llegó Teru a ver a Vamaranth, Jem tomó un saco pues como ocurría generalmente cuando iba el Philian, salía, pero esta vez Teru le dijo que quería hablar con él y que al menos que tuviera cosas muy importantes que hacer que se quedara, Jem tenía días que no iba a trabajar así que decidió quedarse. El cazador sugirió que hablaran en la sala, Teru accedió.

—Me consta que has cuidado muy bien de mi prometida —Escuchar esa palabra hizo que a Jem le punzara el corazón. —Y quisiera decirte, más bien, quisiera pedirte un favor.
—De acuerdo, si está en mis manos, con mucho gusto.
—Me acaban de invitar a un feria de arte en una ciudad lejana, son aproximadamente dos días de camino; la feria durará una semana y debo de estar allá todos esos días, más el regreso… en fin —suspiró —Tendré que estar lejos varios días, no iría pero hace mucho que no vendo ni un cuadro, si sigo así, me quedaré sin dinero en poco tiempo; no sé ustedes cómo viven pero yo sigo siendo un simple mortal que necesita trabajar, así que debo ir. Y quiero encargarte a Vamaranth.
—Por supuesto, cuenta con ello.
—Y te quería dejar copias de las llaves de mi casa, y si Vamaranth llega a despertar, quiero que se quede en mi casa, entiendo la difícil situación con su familia y sé que no es buena idea que regrese tan pronto así que quiero que se quede en mi casa, que al fin, es prácticamente de ella. Todo lo mío es de ella.
—De acuerdo, en cuanto despierte ella irá.
—Muchas gracias Carstairs.


A pesar de lo bien que se había portado Jem, había algo que le daba desconfianza a Teru, aunque a los demás no, sólo era él quien se sentía incómodo ante la presencia del cazador y cada vez que lo veía, sentía la necesidad de recordarle que Vamaranth era su prometida y que su amor era tan grande que no había nada que lo pudiera quebrantar. No sabía si eran celos al notar que Jem era muy amable con Vamaranth pues siempre tenía mantas limpias aunque ella no lo necesitaba, su cabello siempre olía a flores, a veces hasta parecía que le ponía rubor en las mejillas de la chica para que no luciera como “muerta”. También le había puesto lazos en el cabello perfectamente peinado.  ¿Por qué ese chico era se tomaba muchas molestias por Vamaranth? Ya lo definiría después, al menos la cuidaría bien en lo que despertara. Teru tenía ir a esa feria de arte, hacía tiempo que no recibía encargos ni vendía lo que ya tenía, no había tenido cabeza para esas cosas.

Teru pasó a ver a Vamaranth, Jem esa vez se quedó pero no se sintió cómodo ante las muestras de amor que Teru le expresaba a Vamaranth, no le gustaba escuchar lo mucho que la amaba, no le gustaba que la besara y menos le gustaba cuando al irse Teru, ella le contara lo mucho que le había emocionado lo que él le había dicho.

—No sabes lo mucho que amo a Teru —Decía Vamaranth cuando se encontraba a solas con Jem. —Cuando lo conocí, jamás creí que alguien como él pudiera llegar a amarme, me siento muy mal por lo que le hice.
—¿Por qué no creíste que te pudiera llegar a amar? Digo… eres muy agradable y así…
—Pero si vieras a Scarlet, la tipa que andaba tras de él, es odiosa pero es bonita, mucho muy bonita, y pues yo… sólo soy yo.
—Pero bien lo dices, ella es odiosa. Puede ser la mujer más hermosa pero la belleza física se va, la belleza de corazón es la que permanece por siempre. Creo que es lo que buscaba Teru.
—Pero tampoco soy bella de corazón, simplemente soy yo.
—Por ese “simplemente soy yo” te prefirió. Y Yuki también por eso te prefirió.
—¡Jem! No me recuerdes a Yuki por ahora, me hace pensar en la deshonra que cometí.
—¿De qué forma te hago creer en ti? Además, estoy casi seguro que Teru y Yuki no son los únicos que han caído ante ti.
—Obvio lo dices para animarme, pero no te creo. Bien lo dijo Alexander cuando yo estaba con Kaya, soy la chica con menos gracia en la vida, no soy bonita y no lo seré nunca así que agradezco a todos los dioses que Teru esté “ciego” de amor y no tome en cuenta eso, pero entiende que cualquier chica es más bonita que yo y que…

Vamaranth se calló al sentir los cálidos labios de Jem en su mejilla, ella no supo qué decir, tuvo una sensación reconfortante y sonrió involuntariamente; después sacudió la cabeza y volvió a mirar al cazador quien se había sonrojado.

—Lo siento mucho, te veías tan adorable, hubiese sido un tonto si hubiera dejado pasar tal oportunidad.
—Jem… por favor, sabes que estoy comprometida.
—Lo sé, por eso no volví a besarte en los labios. Pero créeme que ganas no me faltaron; pero un beso en la mejilla son buenos entre amigos. Bueno, ya me voy.
—¿A dónde vas?
—Tengo sospechas de que hay actividad demoniaca en la zona, iré a ver. Cuídate de favor, nos abemos si Kaya te está buscando en estos momentos. Charlotte ya se encargó. Y por cierto, estaba pensando en que puedes hacerle una sorpresa a Teru, me dejó la dirección de donde se iba a hospedar en la Feria de Arte a donde irá y pues, puedo llevarte y dejarte con él para que pases unos días en tranquilidad.
—¿En verdad?
—Sí.
—Gracias por todo.

Teru preparaba su maleta y empaquetaba sus cuadros, por la mañana pasarían por él. Tenía algunos folletos del hotel donde se iba a quedar, los dejó en la mesa que estaba a la entrada de su casa, quería salir a su jardín, ya no había flores, pero las hojas eran de un verde muy brillante. Miraba al cielo nocturno y deseó que Vami hubiera estado con él en ese momento.

—¡Teru!
Alguien llamó a través de la reja que separaba el jardín de la calle. El peliplata volteó y miró con cierto desagrado que se trataba de Scarlet.
—¿No me vas a abrir? Vine a verte.
Teru de mala gana fue a abrirle, ella se echó a sus brazos diciendo lo mucho que lo extrañaba.
—Traje un pan danés buenísimo, podemos comerlo juntos.
—¿Qué pretendes Scarlet?
—¡Nada! Solo quiero ser gentil. ¿Vas a despreciar el pan? Lo hice yo misma. —Realmente no lo había hecho, lo había comprado. Teru la hizo pasar.
—Iré a preparar un poco de té, espera de favor. —Le indicó el chico. Scarlet curioseaba y miró algunos cuadros empacados perfectamente, encontró los folletos del hotel a donde iría Teru y la invitación a la Feria de Arte, había varios folletos del hotel así que tomó uno y lo guardó en su bolso sin que Teru se diera cuenta.

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