Siento mucho la demora al escribir el capítulo, espero de ahora en adelante retomar la historia nuevamente. No habrá día determinado de capítulo pues estoy iniciando lecciones autodidactas de inglés, retomaré el japonés y posiblemente añada finlandés. Además de una serie de libros diversos que anhelo leer y de repasar un poco cosas sobre la carrera. También quiero terminar de ver Once Upon a Time y veré si puedo trabajar en una historia paralelamente en lo que termino esta. También ya empezaré a investigar sobre el nuevo topping de FB sobre Arpías (a veces harpías) al igual que el de sirenas que escribí hace un par de días, quiero hacer una investigación algo más profunda (bueno, sólo si les interesan estos temas, noté que en verdad gustó así que son libres de leerlos)
Bien, espero comentarios y si no quieren seguir leyendo por mi tardanza, está bien, pero avísenme para quitar sus nombres de la lista de lectores, yo seguiré hasta que acaba a pesar que nadie lea porque yo también quiero saber en qué terminará todo esto (?); pero no permitiré que quien no muestre interés siga leyendo.
El
invierno empezaba pero aún no había indicios de nieve, pronto habría cena de
Navidad y el conde había invitado a los amigos de sus nietas a la celebración
en su Palacio. Zin salía una tarde con Hizaki pues la chica buscaba un regalo
para su primo y aquel galante vampiro se había ofrecido para acompañarla. Su
relación seguía siendo de amistad pero los sentimientos que había entre ellos
crecía demasiado, Hizaki pensó que si alguien más se hubiera ofrecido a
acompañarla hubiera denegado la invitación pero al ser Zin el primero en
sugerirlo aceptó de inmediato. La chica no tenía temor alguno ante él, al
contrario, la sensación de seguridad que tenía estando a su lado era muy
reconfortante para ella. Zin le compraba dulces y él los llevaba en una bolsa
grande. La pequeña Philian tomaba del brazo a su acompañante mientras paseaba
entre tiendas. En una encontró un dije discreto de flor de lis de plata en una
cadena para colocarlo en el cuello y pensó que era el indicado para su primo.
Cuando salieron de aquella tienda, Zin la abrazó por la cintura y Hizaki sonrojada
sentía como su corazón se aceleraba, él lo podía percibir perfectamente.
Caminaron juntos de esa forma mientras
las personas los miraban dado que eran una pareja muy bella.
-¿No
resulta aburrido para ti acompañarme de compras? –Preguntó Hizaki.
-Claro
que no, al contrario, me alegra ser quien esté aquí contigo. –La tomó
dulcemente de ambas manos y las besó con delicadeza mientras las mejillas de la
chica se iluminaban con un cálido tono rosado.
-Zin…
yo… -No completó la frase.
-No
sé qué ibas a decir pero yo quiero decirte que yo a ti te amo… -Hizaki lo miró
a los ojos sorprendida, jamás pensó que Zin se lo diría alguna vez aunque era
parte de sus sueños diarios, había soñado en aquel momento desde hacía semanas
y hoy por fin lo escuchaba y no sabía cómo reaccionar. -¿No vas a decirme nada?
¿Ni una bofetada? –Decía Zin ante la falta de respuesta.
Hizaki
cerró los ojos y besó al vampiro que tenía frente a ella.
-No
te dije nada porque no sabía sí lo sentías, pero al escucharte sentí que mi
corazón salía de mi cuerpo. Te amo Zin, y te necesito conmigo.
-Pero…
¿no te importa lo que soy?
-¡Claro
que no! Porque las personas como tú y como yo, en todos, hay quienes se van
hacia el camino de la maldad y los que no, y ese aspecto es lo que valoro. Sólo
puedo decirte que te amo.
-Hizaki…
pensé que no era merecedor de tu amor y por eso no te había dicho nada; eres la
persona más hermosa. Evidentemente lo eres por fuera pero por dentro lo eres
más.
Caminaron
durante un momento y para su sorpresa se encontraron a Charlotte buscando un
regalo. Se acercaron a saludarla por lo que fue la primera en enterarse de la
relación de Hizaki y Zin. Al principio mostró su felicidad por la buena noticia
pero después su rostro se ensombreció.
-¿Qué
te ocurre? Te veo triste. –Le preguntó Hizaki.
-Es
que no es mal plan, pero al verlos así de felices juntos imagino en la relación
que tengo con Yuki y que no avanza, no veo que avance. Hemos salido en
muchísimas ocasiones pero él sigue amando a Vamaranth.
-¿Y
qué sientes por él?
-Me
he enamorado como una estúpida. –Dijo derramando unas lágrimas que apenas
percibió y se las limpió.
-Charlotte…
lo siento mucho; sé que no soy nadie para decirte esto pero quizá si le das un
poco más de tiempo… ¡eres una chica encantadora y lo lograrás!
-No
lo sé, es muy lindo conmigo pero la sigue mirando con amor, eso duele mucho…
-Yuki
debe de aprender que ella ama a mi primo y que siempre lo hará. Es un chico
inteligente y logrará verla como sólo una amiga.
-Empiezo
a creer que no lo va a hacer. Debo irme, iba a buscarle un regalo a Yuki pero
aunque me esfuerce, no va a hacer que me quiera.
-Charlotte…
-¡Les
haré un regalo a los dos! ¡Me dio gusto verlos y saber que por fin se dijeron
lo que sienten! –La pelirroja a pesar de todo, se fue sonriendo.
Aquella
noche, Flowery permanecía dormida cuando su madre entró a verla pero en
realidad no lo estaba, estaba intranquila pues sentía que estaba algo alejada
de Kamijo y aunque él le decía que entendía si estaba cansada por su
entrenamiento. Sabía que Vam se las ingeniaba para escaparse con Teru como
siempre cuando no tenía sed. Estaba pensativa cuando escuchó un ruido en su
ventana, ella miró asustada y al ver que era Kamijo la abrió. Él entró y besó a
su amada. Ella lo abrazó y miró a través de la ventana abierta, se impresionó
al distinguir la silueta de alguien afuera, de Alexander por lo que aferró su
rostro al cuerpo de Kamijo para no verlo; cuando volvió a asomarse ya no
encontró a nadie.
-¿Qué
pasa? –Preguntó Kamijo –Te noto preocupada…
-No…
no pasa nada; solo que estoy algo cansada.
-Si
gustas puede irme…
-La
verdad sí tengo sueño y quiero dormir pero tampoco quiero que me dejes sola
¿puedes quedarte hasta que tengas que irte tú a descansar?
-¡Claro
que sí! Esperaré hasta que el alba asome su primer rayo de luz.
Kamijo
la llevó a recostarse y la cobijó, la abrazó y fue entonces cuando la chica se
quedó completamente dormida.
Aquella
noche que su hermana pensaba que se había escapado para estar con Teru,
Vamaranth había ido a ver a Jasmine, no tenía sed pero quería hablar con
alguien como ella e ir a buscar a la vampira era su única opción. Pasaron toda
la noche conversando sobre el deseo de beber sangre, la falta de gusto al Sol,
lo que pasaba si ingerían comida humana, etc. También hablaron sobre Masashi y
su origen aunque de su padre no supieran nada. A Vami le gustaba sentarse en el
tejado del castillo de Kamijo a mirar la Luna, ese destello plateado le
recordaba mucho al cabello de Teru, y de hecho, físicamente era lo que más le
gustaba de él por la rareza de ese tono. Sin embargo, algo dentro de ella le
preocupaba pues si bien Teru le había demostrado lo mucho que la amaba, temía
dañarlo algún día dado su condición, ella no quería dañar a nadie y pese a las
buenas lecciones de Jasmine de vez en
cuando sentía la intempestiva necesidad de beber cuando estaba cerca de sus
familia y amigos, quizá debía marcharse un tiempo, quizá debió de permanecer
con Haruka más tiempo pero ahora ella no era una opción viable dado sus
sentimientos.
Tarja,
ya poco acostumbrada al tener sirvientes pidió tener total control para la cena
de Navidad así que Flowery se ofreció a ayudarla mientras que Vamaranth ayudaba
a su padre a poner la decoración. Se preocupaba mucho por Hizaki pues sus
padres no regresaban de viaje y la Philian sólo había recibido una postal
navideña y dinero. Yuki era quien no estaría presente pues la pasaría con su
familia ni Charlotte a pesar de ser invitaba, argumentó que no celebraba la
fecha pero Vami sospechaba que era por Yuki. Aquella tarde fue muy ajetreada, y
esperaban que Kaya no hiciera de las suyas. Masashi y Helena fueron los
primeros en llegar, llevaban una botella de vino tinto misma que se la dieron
al conde. Pasaron y les ofrecieron bocadillos. Tarja se mostraba algo
sorprendida porque su hija menor no había comido nada pero pensó que se trataba
porque deseaba esperar a Teru.
A
los pocos minutos llegaron Teru y Hizaki.
Como era de esperarse, Vamaranth no soltó a su prometido en cuanto
llegó, Tuomas le dirigió una mirada severa de padre celoso al peliplata para
después sonreír al ver la felicidad en el rostro de quien consideraba su niña
pequeña. Hizaki aprovecharía aquella ocasión para compartir la noticia de su
relación con Zin, lo ocultaron un par de días para aprovechar aquella ocasión
especial en donde todos se reunían.
Los
últimos en llegar fueron Jasmine, Zin y Kamijo. Éste último llevaba dos enormes
ramos de rosas, uno para Tarja y otro para Flowery. Una vez estando todos completos, Anette dio
la indicación que pasaran a la mesa pues todo estaba servido. Lo que no sabían
era que quienes no podían ingerir alimento tenían contenedores ocultos cerca de
sus lugares acomodados estrategicamente por lo que la bruja se encargó de
acomodar a los presentes. Vamaranth se divertía dándole de comer a Teru como si
se tratara de un niño pequeño.
-Niña.
-Tarja habló a Vami -deja comer tranquilo al joven... Por cierto... ¿Cómo dice
que se apellida joven?
-Herondale,
señora Olsson. Y para serle sincero a mí me encanta tener este tipo de
atenciones por parte de su hija. -Dijo sonriendo mirando a su novia.
-¿Ves
mamá? Teru me complace en todo... -Esta vez ella tomó alimentos de si plato sin
que se dieran cuenta y se la dio a Teru quien prácticamente se había comido
ambas porciones.
-¿Herondale?
–Preguntó de pronto el conde como si hubiera recordado algo. –Hace un tipo
conocí a uno, era un tipo muy educado y amable. Lamento no recordar el nombre
pero en carácter era muy parecido a ti.
-Tal
vez fue mi padre. –Respondió Teru con sonrisa nostálgica.
-Era
todo un caballero, si realmente era tu padre, he de decir orgullosamente que
eres igual de noble que él. –Reafirmó el conde. –Eres un gran chico y me siento
realmente agradecido que alguien como tú esté comprometido con la menor de mis
nietas. Realmente estoy muy satisfecho con la elección de cada una para sus
prometidos, mi hija y Tuomas han hecho un excelente trabajo en educarlas.
Pasaron
la velada hablando de diversas cosas pero el tema principal era la futura boda
de Flowery con Kamijo quienes se mostraron algo incómodos por todas las
agobiantes preguntas hasta que para su suerte, Hizaki y Zin anunciaron su
noviazgo, todos parecían felices esa noche.
Gertrudis
de pronto salió corriendo y Vamaranth fue tras ella sin que los demás le dieran
importancia. Llegaron al ala opuesta del palacio de donde se celebraba la cena
y había una piedra cubierta con sangre que rompió una ventana pequeña, la
emoción del momento no había permitido escuchar el sonido del ruido quebrarse
salvo por Gertrudis.
-Debo
de buscar quien hizo esto, esta es una noche especial para todos así que no hay
que preocuparlos. –Mencionó a Gertrudis, la gata, como si entendía, lanzó un
chillido algo triste. -¿No quieres que vaya? Vamos, estaré bien, seguro son
niños que tal vez usaron sangre de gallina. Iré por mi capa y saldré para
decirles que su conducta es mala y que no lo vuelvan a hacer- . La gata volvió
a chillar pero la vampira no le tomó importancia.
La
chica salió de casa cuidadosamente cubriéndose el rostro con la capa dejando su
espada pues creyó que sólo iría a lidiar con niños, pero no encontró a nadie en
los alrededores del palacio, decidió alejarse un poco para ver si notaba algo
pero nada. Se descubrió el rostro pensando que estaba sola.
Vami
se dispuso a caminar a casa olvidándose de colocarse la capa con la que cubría
su rostro para evitar ser reconocida, y como era de esperarse, no tardó en que
Alexander la encontrara. El vampiro la sujetó por los brazos colocándoselos en
la espalda donde ejerció demasiada fuerza que Vamaranth ni siquiera al pelear
podía liberarse.
-¡¿Qué
diablos quieres bastardo?! –Decía sumamente enojada.
-Veo
que me equivoqué al pensar que tu hermana iba a salir. Pero creo que en esta
ocasión me da más gusto verte.
-¡¿La
piedra era para que ella saliera?! Eres un maldito. –Decía mientras luchaba
inútilmente por soltarse. – Me alegra ver que tu plan no funcionó.
-A
mí me alegra más verte.
-¡Idiota!
Gritaré para que vengan a ayudarme.
-Más
te vale que no grites cuñada, porque le vuelvo a hacer lo mismo que la otra vez
a tu hermana.
-¡Eres
un imbécil! –Murmuró. –Está bien, llévame con Kaya si con eso puedo garantizar
que te mantendrás lejos de ella.
-Inteligente
decisión. Kaya no quiere dañarte, eres como su hija.
La
chica sintió repulsión al oír tales palabras pues para ella su madre, Tarja,
era como un ángel que si bien habían tenido diferencias, la seguí amando por
sobre todas las cosas. Se adentraron en el bosque caminado entre los árboles,
se sentía el viento helado en su cara mientras Alexander la tomaba de ambas
manos de forma muy violenta para impedir que se escapara. Había amarrado una
bolsa de tela en la cabeza de la chica impregnada de un perfume barato que
aturdía a cualquiera para que no reconociera el camino ni con la vista ni con
el olfato. Daba diversas vueltas para despistarla hasta que por fin se
detuvieron. Vamaranth escuchó a Alexander mover unas llaves y abrir una puerta
donde entraron no sin antes cerrar con llave. Alex le quitó la bolsa y la
Vamaranth notó que estaba en una casa no tan grande con muebles hermosos y
elegantes, pero el aroma a sangre era abrumador. El sonido de la madera del
piso era hueco por lo que había algo debajo de la casa. Kaya entró de inmediato
envuelta en un pomposo vestido carmín con encajes negros.
-¡Oh
mi Dios! ¡Trajiste a la niña! –Expreso emocionada acercándose a Vamaranth y
acariciando su rostro lo que la chica retiró violentamente. –No te haré daño mi
niña, prometo que sólo hablaré contigo un par de cosas y te irás a casa.
-¡¿La
dejarás ir?! –Preguntó Alexander sorprendido.
-Obviamente,
no la dañaría. Ven corazón. –Le decía sonriente a Vamaranth quien no protestó
pues en su mente se procesaban muchas preguntas. –Alex, querido, tendrás tu
recompensa por traerme a mi nueva hija.
-Eso
espero.
Kaya
guió a su invitada y la llevó a donde era un diminuto salón de té donde una
chica humana vestida de sirvienta les dio la bienvenida. Aquella jovencita
estaba pálida pero en su mirada no había miedo, más bien falta de voluntad.
-¿Gustas
algo de beber? –Preguntó Kaya.
-No
estoy aquí por mi gusto, deja de fingir que eres una gran anfitriona.
-No
creo que quieras provocarme, así que más te vale aceptar mi invitación si
quieres estar de vuelta en casa en un par de horas.
-Está
bien.
-Trae
mi juego de té de porcelana que está pintado a mano. Mi invitada lo merece. –Ordenó
a la sirvienta quien sin decir nada se marchó.
-¿Té?
Perfectamente sabes que no podemos ingerir nada de eso.
-Es
cierto mi niña, pero sé paciente.
En
cuestión de breves minutos volvió la sirvienta y colocó las pequeñas tazas en
la mesa donde Vamaranth y Kaya se habían sentado, estaban vacías y no había
tetera alguna, sólo un elegante cuchillo con mando de cristal que la sirvienta
tomó y en un segundo hizo un corte en su muñeca dejando brotar la sangre dentro
de las tazas.
-¡¿Pero?!
-Ella
no morirá, dejará de servir el té hasta que se restablezca. Tengo muchas
sirvientas.
-¡Eres
muy cruel!
-No
hagas en vano su dolor y bebe, sé que tienes sed.
Vamaranth
no pudo con el aroma que la embriagaba y bebió de un sorbo la sangre contenida
mientras que Kaya la observaba muy complacida.
-Sé
que te preguntas –Empezó la mayor –las razones por las cuales te di mi don, y
no sólo eso, sino que te lo brindé con gran generosidad.
-¿Generosidad?
No creo en absoluto que lo seas.
-No
acostumbro a crear vampiros con tanto poder como tú a menudo, de hecho, eres la
primera. Y la verdad lo hice porque creo en ti.
-Lo
hiciste porque quieres hacer pasar un mal momento a mi hermana.
-¡Por
Dios! No todo en la vida es tu hermana, el hecho que la odie no quiere decir
que piense lo mismo de ti. Realmente noté un gran potencial en tu interior, no
podía deja que fueras una humana común, tú estás destinada a ser alguien
grande, a hacer grandes acciones. Flowery va a ser convertida en vampiro siendo
muy débil para ello, desperdiciar tanto poder para ser sólo una ama de casa no
es justo, sé que tienes sueños, tienes hambre de conocimiento.
-Parece
que te equivocaste de persona.
-Tu
hermana va a ser condesa, es la primogénita de tu familia ¿y tú?
-No
me importa el poder ni el dinero.
-Imagina
lo que harías con poder, el poder no sólo ayuda a las malas acciones, también a
las buenas. Imagínate en el lugar de Kamijo, en vez de comprar un castillo,
brindar alimentos a la gente pobre, ayudar a los huérfanos. Una vez teniendo
riquezas y poder tú decidirías qué hacer con él. Sé que yo soy corrupta pero tú
puedes cambiar el mundo, tú mundo.
-Tú
serías mejor condesa que tu hermana, pero la suerte no te sonríe. Yo te estoy
dando la oportunidad de sobresalir. Así como las heroínas de los libros que
tanto lees, de las historias que escribes pero no te atreves a que nadie las
lea.
-¡¿Cómo
sabes de eso?!
-Querida,
investigo a mis futuros hijos y en base a eso decido qué tanto poder
brindarles. Sé que todos piensan que no eres más que una irresponsable
chiquilla que se deja llevar por los impulsos pero yo te enseñaré a comportarte
a la altura de una reina.
-No
quiero ser reina.
-No
lo serás propiamente, pero es la imagen que quiero crear de ti.
-El
poder corrompe los corazones.
Kaya
se echó a reír.
-Dulzura…
tú ya no tienes corazón.
-¡Eso
no es cierto! –Vamaranth se levantó con lágrimas de sangre corriendo por sus
mejillas -¡Aún soy capaz de amar.
-Mi
niña, no llores. Dejaré en paz a tu hermana si te conviertes enteramente en mi
hija, sólo quiero educarte. No te voy a hacer como Alexander, él es incluso más
cruel que yo. Yo reconozco en ti a mí misma en mi adolescencia, antes de ser lo
que soy. Te daré libros de historia, narrativa,
poesía, idiomas y de modales. Diseñaré vestidos para ti que podrás confeccionar
con tu verdadera madre si quieres pues de aceptar no sólo dejaré a Flowery ser
feliz, podrás vivir en el palacio como siempre, sólo te pediré verte tres veces
a la semana en una hora cada día.
-¿Y
si me niego?
-Me
sentiré terriblemente sola y haré lo que sea para obtener a Kamijo. Es una gran
idea para ponerle fin a tantas peleas. ¿No crees?
-Acepto,
pero en cuanto Alexander o tú dañen a alguien de los que amo, el trato será
destruido.
-Me
complace saber tu decisión. Deja
compensar mi error al lastimarte.
Cuando
Vamaranth se marchó, Alexander reclamó con ira a Kaya que la dejara ir.
-Desde
ahora ella es mi hija, así que cuidado de entorpecer mis planes, ya verás que
esto es más conveniente. –Respondió Kaya con una sonrisa maliciosa en su
rostro.
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