sábado, 11 de octubre de 2014

71. Understanding

Hola, por fin publico. Espero te guste este capítulo, perdón no publicar antes pero no he escrito. Tengo varios capítulos de avance que iré publicando poco a poco. Lo más seguro es que escriba hasta que termine la TP, lo siento. 




Lo único que Teru veía eran árboles, estaba mareado de andar dos días por aquellos caminos, la noche anterior se había hospedado en una posada muy sencilla pero con comida muy sabrosa; pronto esos árboles fueron haciéndose menos “salvajes” y se iban intercalando con pequeñas casas campiranas, hasta que por fin pudo ver que habían llegado a la ciudad. Minutos después el carro se detuvo frente a un gran edificio, se trataba del hotel donde pasaría las noches mientras durara la feria de arte. Entró a la recepción para registrarse, su reservación ya estaba hecha, sus pinturas ya habían sido llevadas a la galería, las rotuló perfectamente para que no tuviera problemas. Notó con agrado que su habitación era bonita, por la ventana se podía ver la ciudad, la cama era muy cómoda con sábanas de algodón azules, el estilo en la decoración era clásico, no era muy grande pero era acogedora, la feria empezaba hasta el mediodía siguiente por lo que podía dormir un tiempo considerable. Había un sofá con flores estampadas color turquesa también muy cómodo. Se dio una ducha y se recostó, el último pensamiento que tuvo en su mente era Vamaranth ¿ya habría despertado?

La Feria de Arte estaba llena de artistas plásticos de diferentes categorías, los cuadros de Teru eran los más elogiados aunque él realmente se encontraba aburrido, no le gustaba estar entre la gente que gozaba de estatus sociales privilegiados, los sentía vacíos y a menudo creía que podían ver un cuadro con una gran mancha naranja y decir que era una obra de arte, pero ellos eran los que más estaban dispuestos a pagar así que trataba de ser amable, pero realmente resultaba seco en su trato, cosa que jamás le fue impedimento para vender alguno que otro cuadro. Fue invitado a una fiesta  por una joven muy bella y por lo que se veía, muy rica pero él negó tal invitación, sólo quería irse a descansar. Cuando llegó al hotel, la chica de la recepción le avisó que había una señorita que lo estaba buscando, él pensó que tal vez Vamaranth había despertado y que Jem la había llevado hasta allá. Su corazón brincaba en su pecho y se dirigió a la cafetería del hotel donde le habían dicho que estaba la chica, pero al llegar se sintió desilusionado.

—¿Qué haces aquí y cómo me encontraste? —Dijo el peliplata sin ni siquiera sentarse.
—¿Por qué eres tan hostil conmigo? Quería darte una sorpresa al venir hasta aquí. —Respondió Scarlet.
—No entiendo para qué me seguiste hasta aquí, ¡por Dios! ¡Estamos tan lejos de la aldea!
—Por eso pensé que era buena idea venir a verte. Estar sólo tan lejos de casa y tantos días. Y la verdad, tu prometida ni se deja ver, parece que ya no le importas.
—Regresa a casa, no sabes lo que dices; no la conoces en lo más mínimo así que no hables de ella.
—No puedo regresar a casa, no compré pasaje de venida en el tren y por el momento no hay, están todos vendidos. Como a ti te trajeron. Tampoco tengo donde hospedarme, los hoteles están llenos por lo de la Feria de Arte.
—¿Y qué vas a hacer? Es increíble que no hayas pensado ni en lo más básico.
—Pues me voy a  tener que quedar contigo entonces, no puedes dejar a una señorita como yo a la deriva en medio de una ciudad desconocida y sin posibilidad de regresar a casa.
—No puedo creer que seas tan torpe. No te vas a quedar conmigo. Entiende que sería una ofensa a mi prometida.
—¡No es ofensa! Le dices la verdad, que hice una tontería y ya, pero las ciudades por las noches son feas y peligrosas para alguien como yo. Soy demasiado bonita para dormir en el parque, la ciudad seguro está llena de pervertidos.
—Te dejaré quedar pero dormiré en el sofá. No quiero que me molestes, es muy cansado estar de un lado a otro durante la feria.
—¡Gracias! Jamás dejarás esa nobleza que amo en ti.

La chica se iba a cercar a abrazar a Teru pero éste se hizo a un lado. Le dijo que lo siguiera. Scarlet llevaba una maleta excesivamente grande y pesada por lo que Teru tuvo que ayudarle. Él no podía negar que estaba bastante irritado ante tan molesta visita.

El día que Teru partió, Vami se mostró nostálgica, quería acompañarlo en aquel viaje pero aún no se sentía lista para ir con él, de hecho, no se sentía lista para presentarse ante nadie. Aquella noche había discutido con Jem porque él le había comprado muchos libros. Él se estaba alistando porque había encontrado demonios en la zona, al parecer, un humano encontró una clase de portal del infierno y lo activo por lo que dejó salir varios demonios antes que se cerrara de nuevo. Jem decía que esas cosas solían pasar más a menudo de los que cualquiera pudiera imaginar. Vamaranth le pidió ir con él para ayudarlo, él se negó pero ella insistía. Él le volvió a decir que sería peligroso pero ella le aseguró que sabía defenderse.

—Lo demonios son muy diferentes a lo demás que hayan tratado. —Aseguraba el cazador. —No es lo mismo un demonio a un vampiro. No voy a dejar que nada te lastime, Teru te dejó a mi cargo. Yo sé cómo lidiar con demonios así que no representará ningún riesgo para mí.
—¿Y si necesitas ayuda por muy mínima que sea? ¡Jem! No quiero que algo te pase… yo… —Ella agachó su mirada, el chico se acercó a ella, la tomó de la mano y le habló dulcemente.
—No me va a pasar nada, confía en mí. Mientras tú me esperes, haré todo para volver con vida.

Carstairs vestía completamente de negro, un color que le ayudaba a destacar el tono plateado de su cabello y hacía ver su piel aún más gris, pero ese gris era lo que lo hacía ver aún más bello. Llevaba varias armas, todas con runas grabadas en ellas. Para un humano normal sería excesivo portar todas esas armas pero él no era un humano normal. A pesar que iba a matar demonios, Jem se despidió con una sonrisa. Vamaranth no se quedó quieta, salió minutos después que Jem se marchó, iba siguiendo su rastro, no quería que fuera sólo, tenía miedo por él.

Poco a poco, Jem iba llegando a una ciudad industrial. Vamaranth lo seguía con extremo cuidado, el joven entró a lo que parecía una bodega abandonada, la vampira esperó un momento antes de entrar ella también. El olor dentro de aquella bodega era nauseabundo, de esas veces donde Vami odiaba tener los sentidos tan desarrollados. No veía a Jem por ninguna parte y el olor no la dejaba identificarlo por olfato, Jem usaba una runa de silencio por lo que sus pasos no se escuchaban. Todo estaba muy oscuro pero la chica podía ver perfectamente, vio de algo se movía detrás de unos botes, se acercó para ver si se trataba James pero su sorpresa fue grande cuando encontró una criatura espeluznante, tenía brazos muy parecidos a una mantis religiosa, era poco más grande que un chimpancé, no tenía ojos, se veía su piel muy parecida a la de un anfibio, Vami iba a gritar cuando la criatura abrió la boca y pudo ver pequeños colmillos en como si se tratara de una piraña. Iba a correr pero aquel ser la tomó con sus brazos, en la punta tenía algo muy similar a una navaja muy grande, estaba muy cerca de su cuello a punto de cortárselo. Ella iba a gritar pero tomó la cabeza de la criatura y lo arrojó contra la pared, él  chilló espantosamente, pero arremetió de nuevo contra Vamaranth, ella luchó para librarse de esa criatura, sujeto los brazos, su mano izquierda sangraba pues había tocado el área del filo, lo empujó hasta tocar la pared, aquella “cosa” no paraba de chillar.

—¡Mátalo si puedes! ¡Es un demonio! —Gritó Jem quien se había acercado al escuchar tanto ruido.

Vamaranth reunió sus fuerzas y desprendió los brazos del demonio, chilló con dolor, algo gruñó tras de ella pero no le prestó atención hasta no desprender también la cabeza. Salía líquido negro que ella prefirió no tocar. Miró hasta donde se encontraba Jem y sintió terror al ver que él luchaba contra una criatura idéntica a la que había matado pero 6 o quizá 10 veces más grande y más aterrador. La espada de Jem había cortado ya uno de los brazos lo que había desatado la ira del demonio y era más difícil de matar. El chico le arrojó un cuchillo a la chica quien lo tomó de inmediato.

—Trata de darle a la cabeza, yo la distraigo —Era un demonio “hembra” —perfora su cráneo y por favor…cuídate.

Vamaranth buscó la forma de hacer llegar el cuchillo hasta la cabeza del demonio, Jem luchaba para ser el centro de atención del monstruo. La vampira miró unos contenedores apilados, subió en ellos y una vez  arriba, se dejó caer sobre el demonio, la piel de éste era resbalosa y babosa lo que le dificultó el agarre. La criatura al sentirla en la espalda empezó a agitarse violentamente, ella clavó el cuchillo en aquella piel resbaladiza para tener un apoyo y sujetarse con más fuerza, Jem dio un salto para impedir ser herido por la mano en forma de navaja de la criatura para después hacer un corte a la altura del abdomen donde empezó a emanar líquido negro (la sangre de los demonios se le llama “icor”) pero Jem sabía que eso no lo iba a matar. Vami llegó hasta el cuello del demonio y lanzó con fuerza el cuchillo dando justamente en el centro. La criatura chilló de dolor, era un chillido insoportable, se estremeció y cayó. Vami no reaccionó a tiempo y cayó también quedando bajo el cuerpo de la criatura que después de unos instantes desapareció. El cazador corrió hasta donde estaba la vampira.

—Estoy bien —Dijo ella con evidente dolor. Su mano sangraba.
—¡Estás sangrando! —Jem rasgó su camisa y vendó la mano de Vamaranth.
—Va a sanar en unos minutos, no tienes que preocuparte.
—Va a sanar, pero en un día o dos. Te lo hizo un demonio. Te dije que te quedaras.
—Pero pude ayudarte.
—Y te agradezco mucho pero te pusiste en peligro. Odiaría si algo te pasara. Vamos a casa. Necesito tomar un baño, tengo icor en mi ropa.

Vamaranth llegó rápido a bañarse, mientras Jem guardaba de nuevo sus armas. Cuando la vampira terminó él entró al baño. La vampira aprovechaba para cepillarse el cabello sentada en la cama de Jem, miraba a través de la ventana, ya era pasada la media noche y el cielo estaba totalmente despejado, había dejado una vela prendida más por costumbre que por necesidad, Vami sopló a la vela para apagarla y poder disfrutar de la vista nocturna mientras leía uno de los libros que Jem le había comprado. Absorta en la lectura no miró cuando Jem había entrado en la habitación

—Siento entrar, la camisa de mi pijama se mojó en el baño así que buscaba una camiseta para dormir.

La chica miró hacia el joven quien buscaba a tientas en un cajón guiándose sólo con la luz de luna que entraba por la ventana, abrió sus ojos al notar que él en efecto, no llevaba camisa y pudo presenciar el delgado pero fuerte y marcado abdomen del joven, sintió sonrojarse aunque sabía que no podía, abrió los ojos como platos en una expresión de sorpresa.

—Ya encontré una, se me olvidó una vela pero no la necesité. —El chico sonreía angelicalmente. —Me da gusto ver que te hayan gustado los libros que te compre a pesar que me reñiste por eso.
Vamaranth no podía evitar sentirse avergonzada por admirar aquel torso tan perfecto, ni siquiera Teru después de tantos entrenamientos tenía algo parecido.

—¿Pasa algo? ¿Por qué no me respondes? —Preguntó Jem desconcertado ante la Vamaranth atónita.
—No… es que… yo… pensaba en el libro que estaba leyendo y bueno, pues… sólo eso. —Respondió algo nerviosa.
—Disculpa pero… ¿en verdad aún no quieres ver a nadie?
—Estaba pensando en ello hace un momento, me gustaría ver a Charlotte, quisiera hablar con ella sobre lo que ocurrió con Yuki. ¿Podrías ir por ella mañana? Lamento ocasionarte tantas molestias.
—No te preocupes, con mucho gusto cumplo sus caprichos, señorita Olsson. —Vamaranth jamás había visto molesto a Jem, siempre sonreía, y eso admiraba mucho de él.

Las cosas no mejoraban en el castillo Soile, todos estaban como ausentes salvo Tarja quien muy a su pesar, tenía que preparar todo para empezar la instrucción de Flowery, habían contratado a una institutriz para que le enseñara buenos modales dignos de la nobleza, su hija había discutido por eso pero a la vez pensó que era bueno para mantener su mente ocupada, quizá si hacía lo que su madre le dijera, ella sería menos severa. Tarja lloraba cada noche pensando en su hija menor, no creía que ahora fuera un vampiro, un ser que necesitaba de sangre para poder vivir, alguien que viviría por siempre en el cuerpo de una jovencita. Quería verla pero necesitaba tiempo para asimilarlo, sabía que Anette salía cada mañana a verla y le preguntaba cómo estaba, siempre la misma respuesta… dormida. Tuomas no se había acercado al piano, no tenía ganas de música, le había preguntado a su hermana por el lugar donde se encontraba su hija pero ella no le había querido decir nada, que sólo se conformara con saber que estaba bien y que todo tenía su tiempo. El conde estaba desconcertado, tenía poco tiempo de conocer a sus nietas pero sentía un gran afecto por ellas, y aunque Vamaranth siempre fue la más distante, le dolía lo que estaba pasando.

Quien se mostraba desesperado era Kamijo, sólo podía comunicarse “ilegalmente” con Flow por medio de cartas, pero él no quería eso, quería abrazarla, besar sus labios, quería estar junto a ella, pero tampoco quería molestar a su familia. Sólo salía cuando estaba sediento pero de otra manera se internaba en su castillo, a veces ni con Jasmine quería hablar.

Cuando por fin Vamaranth pudo hablar con Charlotte se mostró tímida, pero la bruja pelirroja corrió a darle un afectuoso abrazo, la vampira le dijo que no debía de ser tan cariñosa con ella porque había hecho algo muy malo.

—Lo sé todo —mencionó Charlotte —Y entiendo que no fue tu culpa.
—¡¿Lo sabes?! ¡Me siento tan avergonzada! Pero… ¿cómo?
—Yuki me lo dijo, al menos fue sincero pero quien actuó mal fue él. También se lo dijo a Teru.
—¡¿Qué?! ¡No puede ser! ¿Qué pensará de mí?
—¿Aún no sabe que despertaste?
—Para serte sincera, desperté hace ya varios días pero necesitaba tiempo, y pues Teru venía a verme,  a veces escuchaba lo que me decía, era como si no se hubiera enterado de nada, seguía tan dulce, tan amoroso. Incluso le dijo a Jem que como no iba a estar en Soile, que si despertaba, me mudara a su casa. Teru…

—¿Ves? Él te ama, confía en ti y sabe perfectamente que no fue tu culpa. No lo dejes ir, habla con él lo más pronto que puedas.
—Tendré que esperar hasta que regrese.
—Eso no es cierto. —Jem llegaba con unas cuantas galletas de nuez para Charlotte —Te dije que yo podría llevarte, mira, según mis cuentas hoy acaba de empezar la feria esa, son dos días de camino, llegaremos a tiempo si partimos mañana por la tarde.
—¿En verdad harías eso? —Preguntó Vamaranth.
—Por ti enfrentaría yo sólo y sin armas a un demonio mayor. —Jem sonrió.
—¿Qué sabes de mi hermana?
—Al parecer cancelaron su compromiso con Kamijo.
—¡No puede ser! ¡todo esto por mi maldita culpa!
—No es cierto. Tarde o temprano tenían que saberlo. —Argumentó Charlotte.
—Pero no era la forma. ¡Soy la peor persona!
—No lo digas ni de broma. —Mencionó Jem muy severo.
—Necesito hablar contigo Jem, te traje algo. —Decía Charlotte.
—Puedo dejarlos aquí, quisiera ir a preparar algunas cosas para ir con Teru. Con permiso.

La vampira subió las escaleras pero sintió curiosidad por saber sobre qué hablaría Charlotte con Jem, y fue débil a su tentación por lo que se colocó donde no pudieran verla, era una suerte poder escuchar desde una distancia considerable.

—Te traje más yin fen —Dijo Charlotte a Jem —no pude conseguir más pero creo que te puede servir.
—Muchas gracias, temo que Vamaranth deba beber más. Al menos no le hizo daño. No como a mí.
—Eres humano, ella es un vampiro y sumado a eso, tiene al demonio en ella, el Yin Fen jamás iba a tocar su sangre. Y… ¿cómo has estado?
—A veces me siento débil pero siempre hay un motivo para ser fuertes. Vamaranth se ha convertido en ese motivo. —La vampira sintió un salto en su corazón al escucharlo —No sabes Charlotte, me he enamorado.
—¿Y aún así te ofreciste a llevarla con Teru? ¿No te dan celos?
—Sí, pero mientras ella sea feliz, yo soy feliz. Y si de esta forma puedo participar en esa felicidad, mucho mejor. Además, Teru puede ser un vampiro, yo por el Yin Fen ya no, él puede estar con ella por siempre, o incluso si decide ser humano, le espera una larga vida a su lado. Como sabes, el yin fen mata de a poco.
—Pero si lo dejas, te matará de golpe.
—Lo sé, y se me acaba la droga, debo regresar a China por más. Pero quiero que antes de marcharme, ella sea feliz, puede que ya jamás la vuelva a ver. Puedo morir en un año así como puedo morir mañana. Sería egoísta de mi parte tratar de atarla a mi lado. Y lo más importante es que ella ama a Teru, jamás me va a corresponder. Y soy feliz al verla sonreír aunque el motivo de esa sonrisa sea otro hombre.
—Jem, no sabes cuánto lo siento. Desde que supe lo del Yin Fen con tan sólo verte, siempre me pregunté cómo era que una persona desahuciada pudiera sonreír siempre.
—Porque no le temo a la muerte, estoy en paz. Y la cúspide de mi felicidad fue el conocer a Vamaranth. Ayudarla me dejará irme tranquilo.
—Pero piensa en que puedes vivir más tiempo.
—Puedo, pero sería muy feliz si al menos, la muerte me llevara después de reunir a Vami con su persona especial. La amo tanto…

¿Jem iba a morir? Eso destrozó el corazón de Vamaranth al escucharlo, una lágrima escarlata corrió por su mejilla. Él iba a morir, él la amaba, ella no a él. Pero lo único que podía hacer por él era ser feliz con Teru. Subió a preparar la ropa que llevaría, no tenía maleta, quizá le pediría a Charlotte una. Tenía las escasas cosas que Jasmine le había llevado así que no tardó en doblar todo y dejarlo sobre una silla. Jem iba a regresar a China, Jem iba a morir, el viaje que haría con él sería la última vez que lo vería. En el fondo de su corazón sabía que no quería perderlo.

En la tarde siguiente, Vamaranth guardó sus cosas en la maleta que le había prestado Charlotte, Jem llevaba una muy pequeña pues iría de ida y vuelta. La bruja había conseguido los pasajes en tren, que si bien era rápido, tenía que dar mucha vuelta para llegar. Estuvieron a tiempo en la estación y emprendieron el viaje. Vamaranth quiso aferrarse a Jem, sería la última vez que estaba con él y sujetó el brazo del chico, él acomodó su cabeza sobre la de ella. Hablaron poco durante el camino.

Al llegar, como era casi de noche fueron corriendo a la sede de dónde era la Feria de Arte, pero ya habían cerrado el lugar, aunque a Jem nada se le escapaba y le preguntó el nombre de Teru a Vami.

—Teru Herondale.
—¿Cómo dijiste? —Jem parecía sorprendido al escuchar el apellido de Teru.
—Herondale, te lo puedo deletrear.
—No gracias, así está bien. Preguntemos por Teru Herondale entonces.

Preguntando por el pintor Herondale dieron con el hotel donde Teru se alojaba. Iban a cruzar una avenida para llegar. Un joven con cabello plateado salió del hotel, Vamaranth sonrió con felicidad al verlo, se trataba de Teru y lo podía ver muy bien pese que Jem parecía no alcanzar a verlo, iba a correr (discretamente) hasta él pero hubo algo que la detuvo, tras de él salió una chica, se trataba de Scarlet quien sin más, corrió hasta donde caminaba Teru y lo besó en los labios. Vamaranth miraba aquella escena que de despedazaba el corazón, Jem la miró llorar y no tardó en limpiar sus lágrimas rojas.

Ella seguía inmóvil, Teru caminaba con Scarlet al lado, parecía que reñían un poco pero ella no lo soltaba, Vamaranth cubrió su rostro con sus manos.

—Vámonos Jem, nada tengo que hacer aquí. Se ve que ya ocuparon mi lugar.
—¿Estás segura?
—Teru y Scarlet están juntos, se hospedan en el mismo hotel y además se besaron… no tengo motivos para seguir aquí. No debía de haber venido.
—Yo no debí de traerte. Vamos a la estación  a ver si alcanzamos un pasaje de para regresar a Soile.
—Jem… me duele mucho, pero yo tengo la culpa de todo.
—¡Calma! —Él la abrazó con fuerza. —Yo jamás te hubiera hecho esto —Susurró. —Eres una parte muy importante en mi vida y primero me mataría antes de lastimar tu corazón.


domingo, 10 de agosto de 2014

70. Queen Misery

Después de mucho, tengo el descaro de publicar (?) Espero les guste.


En el palacio nadie quería comer con los demás, siempre en sus respectivas habitaciones; el conde había llamado a más guardias dando indicaciones a que nadie pudiera entrar sin autorización. Flowery iba y venía de la biblioteca a su habitación, no quería ver a nadie, Anette había ido a ver a Charlotte para preguntarle si sabía algo de Vamaranth y después, al atardecer, pasaría a ver a Kamijo para darle una carta. La espera se le hacía eterna. No quería hablar con sus padre, al menos no en ese momento; estaba muy disgustada porque a pesar de demostrar lo contrario siempre, creían que Kamijo era un peligro y una mala influencia para Flowery, y no sólo él, también Jasmine y Zin, y lo más seguro es que pensaban lo mismo de Vamaranth. Sabía que Jem había puesto en marcha su plan y estaba ansiosa por saber si había funcionado o no. Quizá con el tiempo, encontraría una forma de escaparse, tenía claro que no iba a dejar a Kamijo por nada del mundo y sus padres y su abuelo deberían de entenderlo.

Cuando Charlotte y Anette llegaron a casa de Jem, éste se encontraba tocando el violín. No había ocurrido nada, ni siquiera Jasmine había salido de la habitación. Poco rato después, salió Jasmine, al parecer Vamaranth seguía durmiendo. Jem fue a verla, y a pesar que no lo necesitaba, colocó una manta sobre ella, acomodó su cabello con las manos como si lo estuviera peinando suavemente. Anette y Jasmine lo miraron, realmente era muy dulce, acomodaba la almohada hasta que creyó que estaba cómoda.

—Jem… —Habló Jasmine —¿Sabes que ella está comprometida con Teru?
—Lo sé.
—Espero lo tengas siempre presente.
—¿Por qué lo dices?
—Por la forma en que la ves, la cuidas…
—Lo siento, sólo trato de ser amable, espero que no lo malinterpretes. Debo decir que en verdad me atrae pero soy de las personas que no se dejan llevar sólo por eso, y en ese aspecto… no la he conocido bien. Así que puedes estar tranquila, que en cuanto ella despierte, la llevaré con Teru. Porque está claro que no puedo llevarla con sus padres.
—¿Y sí la llevamos de una vez con Teru? —Sugirió Anette.
—¡No!... Puede despertar furiosa y pues tengo maneras para hacerme cargo si eso ocurre… bueno, sólo digo. —Se apuró a decir el cazador.
—De acuerdo. —Dijo Jasmine. —Confiaré en ti, necesito ir a ver a Kamijo. —Si despierta no dejes que se vaya, ni la lleves con nadie hasta que yo venga de nuevo.
—Gracias por la confianza.



Kamijo pensaba en la forma para convencer a los Olsson de que no era malo, que jamás dañaría a Flowery por la simple razón que ella era su vida, antes él mismo se haría daño antes que a ella le pasara algo. Debía de encontrar la forma, no quería pero si era preciso, la raptaría; pero él quería hacer las cosas bien y no iba a darle el gusto a Kaya de ser un cobarde. Se sintió aliviado cuando por fin llegó Jasmine, iba con Anette y con Charlotte. Anette le entregó una carta que había escrito Flowery donde le pedía tiempo para encontrar la forma de poder salir de su casa sin que haya problemas, cualquier cosa le avisaría con Anette, también le decía que mantuviera la esperanza de que algún día pudieran estar juntos otra vez sin esconderse pues ella lo amaba a más que nada en el mundo.

—El ambiente en la casa es muy tenso, Tarja no ha querido hablar conmigo. Lo que más les duele es que Vamaranth no sea ahora un humano.
—Puede que no, pero es la misma de siempre, nada más cambiaron sus hábitos que ahora son predominantemente nocturnos, y se puede disponer de sangre sin necesidad de matar.
—Eso si vuelve a ser la de antes.
—Debemos de ser positivos.
—Yo estoy segura que volverá a ser la de antes. —Mencionó Jasmine. —Ella no se va a dejar vencer.



Tres días después todo continuaba igual, Vamaranth no había despertado, Teru había preguntado la dirección de la casa de Jem para irla a ver diario. Había algo en las visitas de Teru que Jem no soportaba, tanto que prefería salir a caminar a las calles dejando un par de horas a Teru cuidando a su prometida. Pero las visitas de Teru se prolongaban con el pasar de los días. Anette también iba cada día pues era quien mantenía informados a los demás de la situación. Cuando el cazador se quedaba a solas con ella, le leía algún capítulo de un libro o tocaba algo de música con su violín, él no hablaba de nada con ella como los otros quienes podían platicar por largas horas con la chica sin recibir respuesta alguna, ni siquiera estabn seguros si podía escuchar todo lo que le decían con tanto cariño. Anette le leía las cartas que su hermana le escribía.

En el cuarto día de sueño, durante el atardecer, justo cuando Teru había decidido marcharse, un gato persa apareció en la ventana de la habitación de Jem, el chico lo reconoció de inmediato, se trataba de la gatita de las Olsson quien se había escapado y había llegado hasta allá. Jem la tomó entre sus brazos cuidadosamente y la dejó junto a la chica que yacía inmóvil, Gertrudis se colocó sobre el abdomen de la chica y se echó pero sin dejar de permanecer alerta, miró fijamente hasta el rostro de Vami. Jem no prestó atención y decidió ir por algo de cenar, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta escuchó una voz.

—¡Gertrudis! ¿Cuántas veces te he dicho sobre usarme como cama?
Jem volteó rápidamente y miró ante su cama, Vamaranth ya estaba sentada cargando a Gertrudis quien maullaba cada que la joven acariciaba su cabeza. Ella miró a Jem.
—Hola… Carstairs… —Le sonrió a Jem y él al ver que en sus ojos había desaparecido el dorado para dar paso de nuevo al escarlata se acercó, pero no sin timidez.
—Hola… Olsson.¿Qué tal durmió?
—Terrible… tuve pesadillas con todo lo que hice, me siento terrible Jem. Por cierto… muchas gracias por cuidar de mí y hacer que volviera a ser la misma de antes.
—No te preocupes, lo hice con mucho gusto.
—¿Cuántos días  dormí?
—Cuatro.
—¡Vaya!  Lo que me diste fue como la manzana, yo Blanca Nieves…
—Y Gertrudis tu princesa salvadora… —Completó Jem.
—Así es —Ella esbozó una sonrisa débil. —¿Cómo están todos? Lo que hice en casa del abuelo fue terrible.
—Nada que no tenga arreglo. Confían en ti.
—Mis padres y mi abuelo no.
–Pero estoy seguro que lo harán. Por cierto… —dudó un poco en hablar —Teru vino todos los días a verte. Me pidió de favor que te llevara a su casa en cuanto despertaras, ya sabes, no creo que te dejen entrar a la tuya en este momento.
—No creo que sea buena idea, hice algo muy malo que lo lastimará y no me atrevería a mirarlo a los ojos.
—¿Qué puede ser tan malo? Además, él te ama con su vida, y sabe que todo lo que hiciste no fue por tu voluntad.
—Pero aún así… Jem… —suspiró amargamente— Lo engañé…
—¡Por el ángel! Digo… el beso que nos dimos… este… no vale, ni el primero pues fue sólo un impulso ni el último… —Un ligero rubor apareció en las mejillas del chico.
—No es eso, pero ya, no quiero decir más, mi mente me atormenta…. ¿Te puedo pedir un favor?
—Sí.
—Tengo muchas cosas en qué pensar antes de regresar, por favor… no le avises a nadie que ya desperté, bueno, sólo a Jasmine, necesito sus consejos.
—Pero… ¡todos esperan este momento y más ahora que vi que tuvimos buenos resultados!
—Lo sé pero sólo serán unos días más. Mucho menos a Teru, cuando venga me haré la dormida de nuevo.
—Bueno, por él no debes de preocuparte, generalmente viene de día. ¡Me siento tan mal! Asesiné, herí, hice sufrir, la noche en la que me diste el té o la cosa esa que bebí fue la peor, dañé a quienes más quiero y eso jamás me lo voy a perdonar. ¡Me odio por herir a mi familia! ¡Me odio por hacer tantas maldades! ¡Me odio porque dejé que Kaya me hiciera lo que quiso! —La chica lloraba de impotencia al recordar lo que había hecho, Gertrudis se alzó lo suficiente para alcanzar el rostro de Vami para lamen tiernamente su barbilla.
—Pero debes de entender que no tuviste la culpa de nada, fuiste obligada. Debes de estar en paz.
—¿En paz? ¿Después de destrozar la vida de muchas personas? De ninguna forma.
—Vamaranth, por favor, no te culpes. En todo caso, quien tiene la culpa es la tal Kaya. ¡Para nada la tienes tú!
—Debo de encontrar una forma de solucionarlo… ¡pero no sé cómo!
Jem se acercó a ella y tomó sus manos entre las suyas, la vampira se mostró sorprendida ante tal gesto.
—Por favor, cuenta conmigo para lo que necesites. Buscaré la forma de solucionar todo, conseguiré a Magnus Bane, hablaré con tu familia; lo que si no puedo es revivir a las personas que mató ese demonio cuando gobernaba tu voluntad; pero lo que esté en mis manos lo haré sin importar nada.
—Jem… no tienes que hacer nada de eso, suficiente me estás ayudando ya.
—¡Pero quiero ayudarte más!
—¿Por qué lo haces? ¡Ni siquiera nos conocemos bien!
—Yo quiero conocerte mejor, quiero estar a tu lado porque yo…
—Jem.
—Me gus… ¡me caes muy bien! Y quiero ser tu amigo.
—Tú también me caes bien, Carstairs. Tengo mucho que agradecerte. —Vamaranth se acercó a Jem y lo abrazó cálidamente.


Vamaranth sólo quería hablar con Jasmine por lo que fue a la única a la que se le avisó que había despertado, y cuando alguien más la iba a ver, fingía estar dormida, aunque la mayoría iba de día por lo que en variadas ocasiones realmente lo estaba. Por las noches hablaba con Jasmine quien la mantenía al tanto sobre los demás, ella quería que se estabilizaran un poco emocionalmente antes de darles la noticia; Jasmine le había llevado algo de ropa y era quien le llevaba sangre para que pudiera alimentarse, Jem no quería preguntar cómo la obtenía. Y así pasaron otros cuatro días. Aquella tarde, puntual como siempre, llegó Teru a ver a Vamaranth, Jem tomó un saco pues como ocurría generalmente cuando iba el Philian, salía, pero esta vez Teru le dijo que quería hablar con él y que al menos que tuviera cosas muy importantes que hacer que se quedara, Jem tenía días que no iba a trabajar así que decidió quedarse. El cazador sugirió que hablaran en la sala, Teru accedió.

—Me consta que has cuidado muy bien de mi prometida —Escuchar esa palabra hizo que a Jem le punzara el corazón. —Y quisiera decirte, más bien, quisiera pedirte un favor.
—De acuerdo, si está en mis manos, con mucho gusto.
—Me acaban de invitar a un feria de arte en una ciudad lejana, son aproximadamente dos días de camino; la feria durará una semana y debo de estar allá todos esos días, más el regreso… en fin —suspiró —Tendré que estar lejos varios días, no iría pero hace mucho que no vendo ni un cuadro, si sigo así, me quedaré sin dinero en poco tiempo; no sé ustedes cómo viven pero yo sigo siendo un simple mortal que necesita trabajar, así que debo ir. Y quiero encargarte a Vamaranth.
—Por supuesto, cuenta con ello.
—Y te quería dejar copias de las llaves de mi casa, y si Vamaranth llega a despertar, quiero que se quede en mi casa, entiendo la difícil situación con su familia y sé que no es buena idea que regrese tan pronto así que quiero que se quede en mi casa, que al fin, es prácticamente de ella. Todo lo mío es de ella.
—De acuerdo, en cuanto despierte ella irá.
—Muchas gracias Carstairs.


A pesar de lo bien que se había portado Jem, había algo que le daba desconfianza a Teru, aunque a los demás no, sólo era él quien se sentía incómodo ante la presencia del cazador y cada vez que lo veía, sentía la necesidad de recordarle que Vamaranth era su prometida y que su amor era tan grande que no había nada que lo pudiera quebrantar. No sabía si eran celos al notar que Jem era muy amable con Vamaranth pues siempre tenía mantas limpias aunque ella no lo necesitaba, su cabello siempre olía a flores, a veces hasta parecía que le ponía rubor en las mejillas de la chica para que no luciera como “muerta”. También le había puesto lazos en el cabello perfectamente peinado.  ¿Por qué ese chico era se tomaba muchas molestias por Vamaranth? Ya lo definiría después, al menos la cuidaría bien en lo que despertara. Teru tenía ir a esa feria de arte, hacía tiempo que no recibía encargos ni vendía lo que ya tenía, no había tenido cabeza para esas cosas.

Teru pasó a ver a Vamaranth, Jem esa vez se quedó pero no se sintió cómodo ante las muestras de amor que Teru le expresaba a Vamaranth, no le gustaba escuchar lo mucho que la amaba, no le gustaba que la besara y menos le gustaba cuando al irse Teru, ella le contara lo mucho que le había emocionado lo que él le había dicho.

—No sabes lo mucho que amo a Teru —Decía Vamaranth cuando se encontraba a solas con Jem. —Cuando lo conocí, jamás creí que alguien como él pudiera llegar a amarme, me siento muy mal por lo que le hice.
—¿Por qué no creíste que te pudiera llegar a amar? Digo… eres muy agradable y así…
—Pero si vieras a Scarlet, la tipa que andaba tras de él, es odiosa pero es bonita, mucho muy bonita, y pues yo… sólo soy yo.
—Pero bien lo dices, ella es odiosa. Puede ser la mujer más hermosa pero la belleza física se va, la belleza de corazón es la que permanece por siempre. Creo que es lo que buscaba Teru.
—Pero tampoco soy bella de corazón, simplemente soy yo.
—Por ese “simplemente soy yo” te prefirió. Y Yuki también por eso te prefirió.
—¡Jem! No me recuerdes a Yuki por ahora, me hace pensar en la deshonra que cometí.
—¿De qué forma te hago creer en ti? Además, estoy casi seguro que Teru y Yuki no son los únicos que han caído ante ti.
—Obvio lo dices para animarme, pero no te creo. Bien lo dijo Alexander cuando yo estaba con Kaya, soy la chica con menos gracia en la vida, no soy bonita y no lo seré nunca así que agradezco a todos los dioses que Teru esté “ciego” de amor y no tome en cuenta eso, pero entiende que cualquier chica es más bonita que yo y que…

Vamaranth se calló al sentir los cálidos labios de Jem en su mejilla, ella no supo qué decir, tuvo una sensación reconfortante y sonrió involuntariamente; después sacudió la cabeza y volvió a mirar al cazador quien se había sonrojado.

—Lo siento mucho, te veías tan adorable, hubiese sido un tonto si hubiera dejado pasar tal oportunidad.
—Jem… por favor, sabes que estoy comprometida.
—Lo sé, por eso no volví a besarte en los labios. Pero créeme que ganas no me faltaron; pero un beso en la mejilla son buenos entre amigos. Bueno, ya me voy.
—¿A dónde vas?
—Tengo sospechas de que hay actividad demoniaca en la zona, iré a ver. Cuídate de favor, nos abemos si Kaya te está buscando en estos momentos. Charlotte ya se encargó. Y por cierto, estaba pensando en que puedes hacerle una sorpresa a Teru, me dejó la dirección de donde se iba a hospedar en la Feria de Arte a donde irá y pues, puedo llevarte y dejarte con él para que pases unos días en tranquilidad.
—¿En verdad?
—Sí.
—Gracias por todo.

Teru preparaba su maleta y empaquetaba sus cuadros, por la mañana pasarían por él. Tenía algunos folletos del hotel donde se iba a quedar, los dejó en la mesa que estaba a la entrada de su casa, quería salir a su jardín, ya no había flores, pero las hojas eran de un verde muy brillante. Miraba al cielo nocturno y deseó que Vami hubiera estado con él en ese momento.

—¡Teru!
Alguien llamó a través de la reja que separaba el jardín de la calle. El peliplata volteó y miró con cierto desagrado que se trataba de Scarlet.
—¿No me vas a abrir? Vine a verte.
Teru de mala gana fue a abrirle, ella se echó a sus brazos diciendo lo mucho que lo extrañaba.
—Traje un pan danés buenísimo, podemos comerlo juntos.
—¿Qué pretendes Scarlet?
—¡Nada! Solo quiero ser gentil. ¿Vas a despreciar el pan? Lo hice yo misma. —Realmente no lo había hecho, lo había comprado. Teru la hizo pasar.
—Iré a preparar un poco de té, espera de favor. —Le indicó el chico. Scarlet curioseaba y miró algunos cuadros empacados perfectamente, encontró los folletos del hotel a donde iría Teru y la invitación a la Feria de Arte, había varios folletos del hotel así que tomó uno y lo guardó en su bolso sin que Teru se diera cuenta.

jueves, 17 de julio de 2014

69. Tell Me, Mechanist

Si publico no es porque ya haya terminado el capítulo en el que estaba trabajando, porque sólo llevo 2 cuartillas ;_; En fin, espero que después fluya perfectamente.


En el palacio Soile se estaba preparando la cena que habría en honor a Flowery para avisarles a sus amigos antes que a nadie que ella sería la próxima condesa, aunque lo que realmente le importaba a Flowery era que estaría con todos sus amigos y sobre todo, con Kamijo. Lo que le preocupaba era lo que pensarían sus padres si supieran que los vampiros existen y que dos de sus amigos, su novio y hasta su propia hermana lo eran. Aunque no tenían por qué enterarse, bien podría ocultar todo eso, y ella misma quería ser uno para poder estar por siempre al lado del hombre que amaba. La chica ayudó en la cocina preparando un delicioso pastel de chocolate, disfrutaba tanto de cada comida pues sabía que una vez siendo un vampiro ya no podría comer nada y eso era algo que no le gustaba del futuro que había decidido. Pero no importaba, cualquier cosa con tal de estar junto a Kamijo por tiempo indefinido. Ya después buscaría la forma de evadir su responsabilidad como condesa de Soile.

Al ser una cena sencilla, todos estaban muy relajados, Anette ayudaba a su sobrina con el pastel de chocolate mientras Tuomas tocaba el piano, al parecer, estaba componiendo una nueva canción. Tarja había entrado sin que nadie se diera cuenta a la habitación de la menor de sus hijas, miraba todas sus cosas, sus vestidos, sus listones para el cabello, sus muñecos y su tesoro más preciado, los libros que amaba, que aunque eran de segunda mano, jamás aceptó que el conde los cambiara por libros nuevos y de ediciones especiales, Vamaranth amaba esos libros porque su padre cada que podía se los compraba. La señora Olsson sentía que no había sido una buena madre y aunque decía que le importaba un comino lo que su hija hiciera, la verdad era  que la amaba con todo su corazón y le partía el alma que se hubiera ido de casa, aunque conservaba la esperanza que volviera pues no se había llevado nada ¿estaría con Teru? En el fonde deseaba que en verdad estuviera con Teru, teniendo al menos una casa y comida pues los días estaban llenos de lluvia.

Poco a poco fueron llegando todos, el último fue Jem quien se mostró algo reacio al entrar pues no estaba seguro si debería de estar en ese momento llegando a sentirse incómodo al ver que todos platicaban con todos. Él apenas si había cruzado palabras con los demás y solamente por Vamaranth, evidentemente con el único con quién había platicado más era con Kamijo pero éste estaba al lado de su prometida. Miró con nostalgia el lugar donde había conocido a la menor de las Olsson de inmediato supo que se trataba de una hija de la noche y pues por eso que llamó su atención, en aquel momento jamás pensó que ella le preocuparía tanto aunque sabía perfectamente que la conocía poco, pero ¿qué más daba? Ella ya estaba comprometida con un novio que estaba dando todo para ayudarla, un novio que tenía una larga vida por delante.

—¿Qué te ocurre? —Era Charlotte quien le hablaba al joven cazador al notarlo que estaba aislado de los demás.
—Nada, simplemente pienso que no debí venir, no soy más que un extraño para todos. ¿Por qué no estás con Yuki? Pensé que te gustaba.
—No sólo me gusta, lo amo pero no puedo perdonar algo que hizo.
—No sé qué te habrá hecho. Si se trata de otra persona entre ustedes… lucha por lo que amas, y no te rindas hasta que no des todo.  Luchas hasta que no te convenzas que la otra persona lo ama tanto o más que tú.
—Ese es el problema, no lo ama y nunca lo amará pero de cualquier forma, no creo poder perdonarlo.
—Vivir con rencores es una carga muy grande para quien le espera una eternidad.
—Pero por esa eternidad, podré amar de nuevo.
—Piénsalo bien Charlotte. ¿Sabes? Conozco a otra Charlotte, y a pesar de ser muy diferentes externamente, son muy parecidas en su fortaleza, en su madurez; sé que terminarás actuando con sensatez. La vida es maravillosa a pesar de todo. —El joven sonrió.
—¿Cómo un adicto al Yin Fen puede ser tan optimista? —Jem no pareció sorprendido ante lo que acababa de decir Charlotte. —Lo siento mucho, pero tu pelo, tus ojos, tu piel…  en cualquier momento morirás ¿cierto?
—Sí, por eso trato de vivir cada día como si fuera el último y soy muy feliz a pesar de no siempre tener lo que quiero. —Pensó en Tessa, pero también en Vamaranth. —Me basta con servir a las personas que amo, soy feliz al verlos feliz.
—¿Tienes suficiente droga?
—Tengo para un par de semanas y para mi viaje de regreso a China, por lo mismo, no estaré mucho tiempo aquí.
—¿El Yin Fen forma parte de tu plan para calmar el demonio que afecta a Vami?
—Así es.
—Eso te quitará más, aquí no se consigue el Yin Fen tan fácil como en Asia, pero podría intentar obtener lo suficiente para reponer lo que uses para Vami.
—¿Crees que funcione?
—Puede, esa cosa tiene afinidad por sangre de demonio y sabes que para ellos es un narcótico poderoso. Tu plan es mantener “dormido” a aquel demonio para que Vami pueda ser más fuerte que él y tomar el control de su cuerpo de forma momentánea. Y al tener un demonio con alta afinidad por el Yin Fen y a un vampiro con una muy baja, evitas que la substancia se vaya al cuerpo de Vamaranth y por consecuente, ella no se hará adicta… ya veo, eres muy ingenioso de verdad.
—Gracias.
—Por favor —Tarja llegó con los jóvenes. —Es hora que pasen a cenar, esta vez mi hija preparó el postre y no es por nada pero le quedan riquísimos.

Todos la siguieron, Tarja ya había notado que Teru no había llegado por lo que de cierta manera pensó que podría estar con Vamaranth y eso la dejó más tranquila. El conde dio la bienvenida a todos y los invitó a que se sentaran para que empezaran a servir la cena no sin antes, avisar el motivo de la reunión. Flowery no parecía complacida con el motivo



Gertrudis caminaba cerca de todas la puerta principal, entonces entró Vamaranth, la gata maulló, miró a la que era su compañera más cercana pero esta vez erizó su pelaje como si estuviera lista para atacar. La vampira pareció no percatarse de la gata por lo que siguió su camino. Caminaba cuidadosamente para no hacer sonar los tacones de sus botas, escuchó voces, muchas en el comedor, y olfateó una deliciosa sopa que estaba siendo servida; era silenciosa como un felino y usó a Selia para que fuera imperceptible a Kamijo pues sabía que podría estar con su hermana, pero jamás imaginó que Jasmine y Zin también estarían presentes, pero de igual manera, ellos no podían saber que ella había llegado. Se acercó a la puerta que daba al comedor, Gertrudis la miraba desde un rincón y volvió a maullar más fuerte como si tratara de advertir el peligro pero nadie le hizo caso. La vampira escuchó lo que hablaban todos, parecían felices pues todos mencionaban el gusto que les daba que Flowery se convirtiera en la nueva condesa de Soile. No faltaron las felicitaciones. Vamaranth se detuvo antes de entrar, algo la detenía, pero debía de entrar, debía de develar lo que era, nada la detendría en sus planes.

La sopa estaba servida, Jem no terminaba por sentirse cómodo y a veces sólo jugueteaba con su cuchara.

—Buenas noches, parece que no fui invitada a tan importante reunión. —Vamaranth entró por fin, se recargó en el marco de la puerta y sonrió sin disimular sus colmillos. Todos se pusieron de pie preocupados. Tarja, Tuomas y el conde se mostraron temerosos porque se notaba la presencia maligna en la recién llegada.
—Tú no estabas cuando se organizó la cena. —Respondió Flowery. —Pero puedes pasar a sentarte, estás en tu casa…
—No quiero, yo vine a confesarle algo muy importante a mis queridos padres y a mi abuelo, porque todos los demás ya lo saben.
—¿Qué es lo que quieres? —Preguntó Tarja. —está bien que no fui una buena madre para ti, pero en verdad estoy muy arrepentida por eso, pero eso no te da justificación para que seas así.
—Mamá… esto no es sobre ti, es sobre mí. Ahora escúchenme.
—¡Por favor Vamaranth! —Flowery sabía que si ella decía algo, Kamijo podría salir perjudicado.
—¡Por favor nada! Y ustedes, papá, mamá, abuelo… ¿creen en las leyendas? Deberían, mi tía es una persona especial y eso lo saben perfectamente. Por lo que sé que ustedes deben de entenderme perfectamente. Miren, hace tiempo, unos meses que yo ya no soy humana.
—¿Qué quieres decir? —Preguntó Tarja confundida.
—Que no soy humana, sé que ustedes han leído sobre gente que no está ni viva ni muerta, que viven de noche pero que lo que los caracteriza más es que deben de beber… sangre.
—Vampiros… —Murmuró Tuomas pero Vamaranth lo escuchó perfectamente.
—¡Eso es papá! Siempre tan inteligente, por eso eras el que me entendía siempre. Señores… soy un vampiro.
—¡Basta de bromas! —Gritó tarja —Y por favor ¡quítate esos colmillos falsos! Si sólo querías atención lo hubieras dicho, esto ya fue suficiente.
—No son bromas. —Vamaranth parecía divertida —De eso, te puede hablar perfectamente Kamijo…
—¿A qué se refuere? —Preguntó el conde mirando al prometido de su nieta mayor.
—Yo… —Kamijo no sabía qué decir.
—Vamos, habla ya, o tú Jasmine. O quizá Zin tenga algo que decir.
—¡¿Qué pretendes con esto?! —Flowery se puso frente a su hermana.
—Quiero que hablen ¿o me van a decir que miento? Ustedes saben que no lo hago.
—¡Vamor! ¡Digan que lo que ella dice es broma! —Imploraba Tarja —Porque es broma ¿verdad?.
—No mamá, no es broma —Fue Flow quien respondió. —Lo que dice Vamaranth es cierto.
—No, no puede ser. ¿Pero cómo? ¿Cómo no nos dimos cuenta? ¡Han estado cerca de monstruos corriendo muchos peligros!

Tarja se dirigió hasta donde estaba Kamijo y le dio una bofetada, se dio cuenta entonces que su piel era helada, lisa, nada humana.

—¡Maldito seas! ¡Tú fuiste la que le hizo esto a mi hija! Y no basta con eso, quería casarte con Flowery.
—¡Él no fue mamá! Se trata de otra vampira la que le hizo esto a Vamaranth. No culpes a Kamijo de favor.
—¡Cómo sea! Prohíbo que él esté cerca de ti. ¡Puede ser peligroso! No te arriesgaré a que te pase lo mismo que a tu hermana, ella… ya es un monstruo.
—De modo que soy un monstruo para ti… era de esperarse.

Flowery le pidió su espada a Yuki en lo que su hermana se dirigía a sus padres, éste le dijo que no se la daría, pero ella insistió y le dijo que iba a distraer a la vampira, que se llevara a sus padres y a su abuelo a un lugar seguro dado que le diría a Kamijo pero no confiarían en él. Ella se dirigió hasta donde estaba Vamaranth y le puso la punta de la espada en el cuello amenazándola, la vampira la miró con sorpresa.

—Vete de aquí si no quieres que acabe contigo. —Mencionó la mayor de las hermanas decididamente.
—No eres capaz de dañarme.
—No me retes porque por mi familia y mis amigos hago lo que sea.
—Yo soy tu familia.
—Lo eres, pero eres como un veneno.

Yuki se llevaba a Tarja, Tuomas y al conde, Jem quien estaba diciéndole algo a Jasmine, la dejó para ir detrás de ellos. Vamaranth sacó la espada que Selia le había dado y con un golpe rápido tiró la espada de la otra chica quien sin demora la volvió a tomar.

—Si quieres pelear… te daré pelea, pero no te lo aconsejo.
—¡Alto! —Era Kamijo. —No permitiré que ustedes se enfrenten.
—Eso lo dices porque tienes miedo que lastime a tu novia.

Jem le pidió a Yuki que lo dejaran con los señores, éste dudó al principio pero al final, accedió.

—¿Usted también estaba al tanto de todo esto? —Preguntó el conde.
—Así es, bajo estas condiciones puedo revelar lo que verdaderamente soy, soy un cazador de demonios y necesito que me den autorización de llevarme a Vamaranth.
—¿Qué le va a hacer?
—La voy a tratar de ayudar, puedo hacer que vuelva a ser como antes, no volverá a ser humana pero al menos seguía siendo una buena persona. El problema de su hija es complejo, ella al volverse vampiro no dejó de ser como era antes, pero un ser malvado la tiene bajo su poder, tenemos que regresarla.
—Lo puede herir.
—Como mencioné, soy un cazador de demonios, desde niño me enseñaron a hacerme frente a demonios, hombres lobo, brujos, hadas y por supuesto, vampiros. Podré controlar la situación, les pido confianza, estará bien.
—Si usted está capacitado, de acuerdo. —Respondió Tuomas. —Le encargo a mi niña.
—Tuomas, ella ya no es tu niña, ahora es peligrosa para la familia.
—Tarja por favor, después que todos se vayan, hablaremos seriamente.


Teniendo la aprobación del señor Olsson, Jem buscó en la pequeña mochila que portaba y sacó unos brazaletes unidos por una cadena a modo de esposas, eran dorados y tenían escritos runas y símbolos religiosos para después volver a la habitación donde todos se encontraban. Kamijo estaba entre Flowery y Vamaranth, ésta última dirigía su espada al corazón del vampiro, de las manos de Charlotte salían rayos rosas listos para atacar. Jem se dirigió lentamente hasta dónde se encontraba Jasmine y le dio indicaciones en una voz muy baja, imperceptible para todos, incluso para Vamaranth. Kamijo o Zin.

Jasmine habló con Zin de igual forma, él se acercó lentamente a donde estaba Vamaranth pero ella lo vio y le dijo que se detuviera, Jasmine hizo lo mismo pero del lado contrario y Vamaranth volteó a verla y retiró la espada de la vista de Kamijo para amenazar a Jasmine. Zin ya estaba lo suficientemente cerca para después, correr lo más rápido que pudo para abalanzarse sobre Vamaranth y hacerla caer al mismo tiempo que tiraba su espada, Jem se dirigió rápidamente hasta ella y aprovechando que Zin y Jasmine la sujetaban con fuerza, le puso los brazaletes sellándolo con una runa. Ella intentó quitarlos pero sintió una especia de descarga eléctrica muy fuerte, y entre más luchaba incrementaba en potencia. Ella gritaba.

—¿Está bien? —Preguntó Flowery a Jem.
—Se ve rudo pero estará bien. Necesito llevarla a mi casa, por favor, Jasmine, Zin, acompáñenme.

Llevar a Vamaranth hasta la casa de Jem no fue nada sencillo, tuvieron que amordazarla para evitar que gritara, por lo demás, Charlotte le hizo un fuerte glamour para que no fueran vistos y pudieran llegar sin interrupciones. Jasmine y Zin apenas y podían con la vampiresa rebelde. Jem fue de inmediato a su cocina, tomó un vaso con agua, después corrió a su habitación, tomó una caja de metal con dibujos al estilo oriental, la abrió y dentro venía un polvo muy fino color plata, tomó una cucharada y lo disolvió dentro. Miró como Zin y Jasmine forcejeaban, Jem sujetó bien el vaso en una mano y con la otra quitó la mordaza, entonces pidió a los vampiros que uno la sujetara y otro le tomara la cabeza para impedir que mordiera.

—Si me muerdes, la sangre de ángel te quemará. —Advertía Jem, realmente no sabía si eso era posible pues ningún demonio o vampiro había mordido antes a un nephilim pero no podía arriesgarse.

Vamaranth pareció entender, pero después de ver el vaso de cristal con un líquido plateado empezó a gritar que no bebería por nada del mundo, pero después de mucho trabajo, entre Jem, Zin y Jasmine la hicieron beber, el cazador fue muy cuidadoso de no derramar gota alguna de aquel líquido. Una vez que ella bebió, tuvo violentos movimientos que hicieron a todos observarla desde lejos, pero en cuestión de segundos quedó inconsciente, la miraron fijamente, no podía estar muerta pues si así fuera, su cuerpo ya se hubiera desintegrado.

—¿Despertará? —Preguntó Zin preocupado.
—Eso espero. —Respondió Jem.
—Zin… ve a casa y diles que está dormida, que no sabemos si funcionó pero yo me quedaré hasta que despierte, por favor. Y ven mañana y dime cómo está todos con Flow y Kamijo. La familia de ella parecían odiarlo. —indicó Jasmine.
—De acuerdo.
—En cuanto ella despierte, iremos.

Jasmine se encargó que colocarle a Vamaranth una pijama de Jem y la subieron hasta su habitación para acostarla, cerraron la ventana y se quedaron en silencio un rato. Jem acomodó un futon para que Jasmine descansara en la misma habitación, sacó mantas para que él pudiera dormir en uno de los sillones. Y así lo hizo mientras Jasmine velaba.



La mañana estaba lluviosa, la noche anterior todo había sido caos en el palacio de Soile, ninguno de sus habitantes había dormido. Flowery discutió con su madre y con el conde porque le prohibió su relación con Kamijo. No podía ver ni a Jasmine ni a Zin. La chica no había parado de llorar en todo el día, al final, Kaya había logrado que se separaran, ella no podía salir del Palacio para nada. Anette era la única que estaba apoyándola. Tarja y Tuomas estaban devastados por lo que le había pasado a la menor de sus hijas, Tarja aseguraba que había perdido a una hija pero Tuomas estaba seguro en lo que Jem les había dicho, que si bien, Vami ya no sería humana, al menos podría ser la misma niña de siempre, que no había cambiado a volverse vampiro, no lo decía porque no quería discutir con su esposa, esperaría a que las cosas se calmaran. Tampoco estaba seguro lo de alejar a su hija de Kamijo, sabía que si él quisiera dañarla ya lo hubiese hecho pero no era así; tampoco estaba bien que bebiera sangre pero, nadie elige sus destino, su hija no lo hizo.


Hizaki fue a contarle todo lo ocurrido a Teru, quien al enterarse, quiso ir de inmediato a casa de Jem pero su prima lo convenció que esperara al menos al atardecer, pues Zin había dicho que estaba dormida y por lo tanto no iba a despertar de día. Todo había salido mal, nadie se esperara que ella confesara de esa manera lo que era. Teru pensó también en ir a ver a Kamijo o a Flowery pero no sabía si era prudente. Cada día más odiaba con mayor arraigo a Kaya, ella estaba destrozando sus vidas.

Era cerca del mediodía cuando Jem despertó, había decidido desde la noche que ya no iría a trabajar, escribió una carta al embajador chino expresando que debía de volver, aunque eso no era cierto. Miró a la mesa y allí estaba la caja metálica con aquel polvo plateado, la tomó y lo fue a guardar perfectamente a la cocina. Alguien llamó a la puerta, fue a ver quién era, se trataba de Charlotte.

—¿Cómo está? —Preguntó la hechicera.
—Está “durmiendo”, Jasmine está con ella, no quiero molestar, jamás he visto dormir a un vampiro.
—¿Crees que haya funcionado?
—No lo sé, ¿sabes cómo están los demás?
—Para nada, recién desperté y vine para acá.
—Por cierto… ¿cómo sabías dónde vivía?
—Sabes que tengo mis formas, mientras estés en la misma localidad lo sé. Quedé de verme con Anette más tarde, puedo traerla y que nos diga cómo están todos en el palacio. No sabes, ayer el conde corrió a Kamijo y le dijo que ni él ni sus “amigos” podían ingresar del nuevo al palacio, evidentemente se refería a Jasmine y Zin. Anette intercedió por mí, dijo que era como ella, imagina lo que pasaría si le dice que soy hija de un demonio… ufff, terrible. Respecto a los demás, no sé, creo que por ser “humanos” tienen cierta indulgencia aunque están resentidos porque jamás le dijeron nada, aunque bueno, Flowery cargó con todo el peso diciendo que ella les imploró que no dijeran absolutamente nada. Esperemos que haya resultado.
—Será una carga horrenda para ella si es que funciona… ¿te imaginas? Después de lo que hizo, se va a sentir la peor persona del mundo.
—Mira, te aconsejo que se después de despertar, se quedé unos días aquí, debemos de dejar que la intensidad de todo baje, no hay que exponerla de inmediato.
—Sí.